Economía

¡Cum laude para Yolanda Díaz!

Yolanda Díaz
Yolanda Díaz

«Las decisiones que toman los accionistas de una empresa no tienen nada que ver con la producción y la economía real, sino con la obtención de beneficios, causando desastres en el mundo del trabajo y de los derechos de los trabajadores» Yolanda Díaz.

He de confesarles, aquí en petit comité… que mi tribuna de opinión se ha convertido para mí en un ritual personal que me ayuda a reflexionar egoístamente acerca de la actualidad económica, y que de alguna manera me sirve para evadirme de la intensa actividad diaria que supone liderar Blackbird Bank y ser Trader profesional.

Como bien saben, estas semanas he venido advirtiendo acerca de tres circunstancias que son absolutamente clave para darle sentido suficiente al cierre de fin de año; las políticas monetarias, el incremento presupuestario de la UE y USA y el proceso de sobrecompra de las principales bolsas de nuestro globo. Sin embargo, lejos de la importancia de las declaraciones de los principales líderes monetarios del mundo, me veo obligada a comentar un hecho que ciertamente me ha dejado nuevamente atónita y seguramente deduzcan por donde voy si han leído la célebre frase con la que siempre suelo dar arranque a mis opiniones semanales, es mi seña de identidad desde hace más de 12 años.

Pues ¡en efecto! nuestra ilustre amiga Yolanda la ha vuelto a liar, pero de qué manera ¿eh?… Ruego sea la última vez este año que me pregunte aquello de; ¿pero en manos de quién estamos?, ¿cómo puede la ministra de trabajo decir semejante aberración? En serio, alguien le debería dar clases intensivas de economía aplicada a la señora Díaz, puesto que quizás su clara ascendencia comunista le hace creer que sin incentivo se puede crear progreso.

Tal vez con el sonrojante fanatismo del que suelen presumir la extrema izquierda de España, se han dejado llevar un poquito a falta de algunas lecciones de historia, ¿no? El comunismo de la antigua URSS no terminó sino con la capitulación de dicho comunismo y una declaración por parte de la antigua unión soviética de que precisamente el programa social suele ser ¡el más corrupto de todos los sistemas de gobierno! ¿Acaso no es la esencia del comunismo ser todos iguales? ¿Entonces, por qué se repartió antaño la riqueza natural energética a dedo entre los principales líderes del partido?

Probablemente al comprender ¡por fin! que es mejor la propiedad privada (en este caso expropiada e interesadamente repartida) que la propiedad colectiva. O mejor, creo que no estaría de más explicarles con alguna dosis de realismo que lo único colectivo de un régimen comunista es la miseria, y que la utopía de Marx muere con la dictadura del proletariado.

Tal vez, alguien debería decirle a la señora Díaz que lejos de cuestionar el incentivo que mueve toda la maquinaria capitalista (la acción humana), debería agradecer a todas aquellas personas que arriesgando su vida en forma de inversión y trabajo, logramos contribuir para crear la prosperidad de todos los agentes económicos y lo que es mejor, el derecho de que puedan expresar libremente su opinión e incluso quejarse y despotricar del origen que a todos nos da de comer ¡cómo hace usted!

Así que a lo mejor sería más sensato decirle que las decisiones que toman los votantes de un Estado no tienen nada que ver con los méritos y aptitudes en la producción y la prosperidad de los políticos, sino con la manipulación de la opinión para la obtención del poder, causando ¡estos sí! desastres en la vida y en los derechos de los ciudadanos. ¿Y ahora qué?

Permítanme decirles, que es precisamente el intervencionismo y el populismo lo que suele condicionar erróneamente la opinión pública, puesto que esta condición sistémica que nos han impuesto los banqueros centrales en la última década es el mayor atraco de guante blanco de nuestra generación, capaz de inundar literalmente la economía de dinero especulativo e incapaz de crear incentivo alguno en la economía productiva.

Así que no estaría de más que algún político hiciera un extenso acto de reflexión y explicara, o admitiera, que el gran fracaso de nuestra generación forma parte del intervencionismo de unos pocos (Bernanke, Powell, Yellen, Draghi, Lagarde, y un largo etcétera…) para con la prosperidad de todos, y no de un Mr. Market que lejos de agradecer, ha sido penalizado por un ‘bazooka’ de liquidez cada vez que ha intentado corregir los desequilibrios financieros alzando la voz.

Para mi no hay peor defecto que ser un ignorante arrogante, por lo que creo que no tardaremos mucho en ver nuevamente a los mercados siendo cabeza de turco, en vez de reconocer que hubiera sido más sensato continuar con los recortes de Rajoy para reducir la prima de riesgo de la deuda europea fruto del esfuerzo y sacrificio de toda una generación, que no que Mr. Draghi sacara la manguera un triste verano de 2012 para sentenciarnos.

Dicho todo lo cual, que esto suceda hoy o suceda mañana, dependerá sin duda de cómo el mercado sea capaz de absorber un tapering que en USA ya ha comenzado, y que en Europa, por más que le pese a la señora Lagarde, ¡también! Y por un casual, si quisieran hacerme caso, como les he venido explicando estas últimas semanas y analizando la reacción bursátil del viernes en Wall Street a la ilusa trampa alcista del jueves, no estaría de más que se pusieran guantes señores/as, la fragilidad de un cristal no implica debilidad, sino calidad. Que no nos pillen recogiendo cristales…

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