El culebrón de ITP no ha terminado: el pequeño tamaño de SAPA obliga a buscar nuevos socios para Bain

El culebrón de ITP no ha terminado: el pequeño tamaño de SAPA obliga a buscar nuevos socios para Bain
Vehículo blindado con tecnología de SAPA
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El culebrón de la venta de ITP Aero se cerró este lunes deprisa y corriendo con una solución de emergencia para salvar la españolidad/vasquidad del comprador: SAPA Placencia. Pero se trata de una empresa de pequeño tamaño a la que viene muy grande el fabricante de motores de avión, lo que augura la entrada de nuevos socios en el consorcio ganador, el del fondo BainJB Capital Markets. Entre ellos, podría encontrarse el propio Gobierno vasco.

La venta de ITP, con sede en Zamudio (Vizcaya), ha sufrido todo tipo de vicisitudes por los diferentes intereses encontrados y por la constante injerencia de los Gobiernos español y vasco; el primero considera que ITP es una empresa estratégica por cuestiones de seguridad nacional al ser contratista de Defensa; y el segundo quería garantizar la sede en el País Vasco, el mantenimiento de los empleos y su influencia sobre las decisiones estratégicas.

El Ejecutivo de Pedro Sánchez pretendía inicialmente que entrara Indra en el consorcio comprador, a lo que se negó su entonces presidente, Fernando Abril-Martorelllo que le costó la destitución. Después, se plegó a los deseos del PNV de que el ganador fuera un consorcio en el que participaba Aernnova como socio industrial y en el que la parte financiera corría a cargo de los fondos KKR y TowerBrook. Pero la propuesta tampoco cuajó.

Y cuando parecía que otro consorcio formado por Cinven, la burgalesa Aciturri y varios inversores vascos se iba a llevar el gato al agua, Rolls Royce (el vendedor) eligió por sorpresa en agosto al capitaneado por Bain Capital y en el que participa la firma de inversión de Javier Botín, en una operación valorada en 1.700 millones.

La espantada de Sener y la presión de Urkullu

El problema era, de nuevo, que faltaba la pata vasca/española. Así que Bain consiguió un período extra de dos meses (que vencía ayer) para conseguir un socio que le permitiera cumplir las condiciones impuestas por los políticos. El fondo volvió a dirigirse a Indra -que volvió a ponerse de perfil- y encontró por fin el aliado perfecto en Sener, un grupo de ingeniería propiedad de la familia Sendagorta y con sede en Getxo.

Pero también le salió rana. Sener empezó a plantear exigencias de derechos políticos muy por encima de los económicos, poder de veto y opción de venta a plazo, precisamente para que no fueran aceptadas; se trataba de una inversión demasiado grande para ella que hipotecaba su futuro. A punto de caducar el plazo, Bain volvía a quedarse compuesta y sin novia.

Por si fuera poco, este fin de semana el lehendakari, Íñigo Urkullu, metía presión este fin de semana con un tweet en el que mostraba su «desacuerdo, preocupación y nueva apelación ante la deriva de la operación de la venta de ITP».

SAPA salva el ‘deal’ y el Gobierno vasco pone dinero público

A la desesperada, Bain consiguió que entrara SAPA, fabricante de tecnología de defensa también afincado en el País Vasco -concretamente en Andoain (Guipúzcoa)- y propiedad de la familia Aperribay, a la que había estado tanteando como plan B cuando empezaron las reticencias de Sener. Y esta entrada es la que ha salvado la operación, rubricada ayer.

Pero SAPA tiene el problema de que es más pequeña todavía que Sener: «A SAPA le queda grande esta operación, no tiene capacidad, y sólo ha entrado por el apoyo político», según una fuente conocedora de la operación. Así que la historia no ha terminado, sino que Bain tendrá que dar entrada a otros socios.

Ante la dificultad para encontrar empresas privadas con músculo suficiente, el Gobierno vasco ha decidido entrar él mismo con dinero público en el consorcio: ayer firmó un principio de acuerdo para tomar una participación cercana al 4% en ITP, según la consejera de Desarrollo Económica, Arantxa Tapia. Ésta se vanagolorió también del mantenimiento de los empleos y del equipo directivo, ya que Carlos Alzola seguirá como consejero delegado tras la venta (el actual presidente no ejecutivo es el exministro Josep Piqué).

En todo caso, Bain asegura que está dispuesta a ceder hasta el 30% del accionariado de ITP a socios españoles, lo cual obligará a buscar de nuevo otras compañías dispuestas a participar. El culebrón no ha terminado.

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