Conte saca 36.000 millones más de Europa en la negociación mientras que Sánchez sale perdiendo
El primer ministro italiano, Guiseppe Conte, parece que tiene más dotes diplomáticas que su homólogo español, Pedro Sánchez. Ha sacado 36.000 millones de euros más en la negociación de la cumbre europea para Italia mientras que el presidente del Gobierno español ha salido perdiendo. Siempre con respecto a la propuesta inicial que puso sobre la mesa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Según las cifras que han dado a conocer los mandatarios tras la cumbre europea, se puede hacer el siguiente balance: España sale perdiendo con respecto a la propuesta inicial que filtró Bruselas en el mes de mayo mientras que Italia ha salido claramente ganando.
La economía transalpina ha conseguido 36.255 millones más para su país sobre la propuesta inicial y, lo que es más importante, ha mejorado incluso el dinero que iba a recibir en ayudas a fondo perdido, aunque sea levemente.
La propuesta inicial que Europa planteó para Italia contemplaba que el país transalpino recibiría 172.745 millones de euros, pero finalmente ha logrado 209.000 millones del fondo de recuperación, cifrado para el conjunto de la UE en 750.000 millones.
Aunque, contando con las subvenciones y los préstamos, España mantendrá los 140.000 millones que estaban previstos desde un inicio, lo cierto es que la merma de las subvenciones a fondo perdido no es una buena noticia, si además se suma la temida «condicionalidad».
Llama la atención que mientras que Italia ha ganado 36.062 millones durante la negociación, España se haya quedado igual. La razón: los créditos a los que podrá acceder España también han mejorado, pero lo han hecho mucho menos que en el caso italiano. Sánchez ha logrado que los préstamos a los que pueda acceder España en los próximos años crezcan en 4.178 millones de euros (de 63.122 millones a 67.300) mientras que Italia contará con 127.000 millones en créditos (frente a los 90.938 previstos en la ‘propuesta base’ de la Comisión Europea).
Concretamente, si cuando el plan se puso sobre la mesa por parte de la Comisión la economía italiana iba a recibir 81.807 millones en subvenciones directas (que son las más preciadas porque no hay que devolverlas a medio plazo), tras las negociaciones de los últimos cuatro días Conte ha revelado que finalmente el país recibirá 82.000 millones en esta partida. Es decir, casi 200 millones de euros extra.
En cambio, tras los cuatro días de negociaciones en la capital comunitaria sobre el nuevo fondo europeo, que se ha pactado durante la madrugada de este martes, España ha perdido 5.000 millones de euros en ayudas a fondo perdido y ha tenido que tragarse dos sapos: la «condicionalidad» a cambio de las ayudas y el derecho de veto de países como Holanda y el resto de «frugales», que vigilarán de cerca las reformas de países como Italia y España en los próximos años y, si no les convencen, podrán bloquear la entrega de las subvenciones a fondo perdido.
¿Pérdida de soberanía?
El primer ministro italiano ha sido muy contundente a la hora de defender la soberanía de su país dentro de la cumbre. Ha llegado a afirmar tras las negociaciones que «nunca habría otorgado a ningún país el derecho de veto o de interferir con la implementación de un plan nacional de recuperación», aunque ha admitido que «es cierto que existe un sistema de controles en relación con el progreso de los proyectos, pero era un reclamo inaceptable que un solo país pudiera vetar el desembolso de fondos y ejercer poderes de intrusión».
El jefe del Gobierno italiano reconoció que los países de la UE han concedido «un ‘freno de emergencia’» para que un país pueda exponer si hay «un problema particular, delicado y complejo» ante el Consejo Europeo, pero dice que en ningún caso se invadirán «las competencias de la Comisión en la fase de implementación del plan».
Por su parte, el Gobierno español también ha aceptado a regañadientes la «condicionalidad» a cambio de las ayudas. Sánchez dijo tras la cumbre que su satisfacción con el pacto es del «95%», lo que implica que España ha perdido fuelle durante la negociación. Hasta el vicepresidente Pablo Iglesias, muy contrario tradicionalmente a la invasión de la soberanía nacional, ha admitido que el acuerdo incluye una «condicionalidad», aunque en su opinión, es «blanda».
Lo que está claro es que tanto España como Italia en los próximos meses tendrán que elaborar una hoja de ruta que satisfaga a la Unión Europea y a los países más ortodoxos con la disciplina presupuestaria y las reformas estructurales.
Por ejemplo, Holanda, con elecciones a la vista, es partidaria de que haya una reforma laboral en España y no una «contrarreforma» como pactaron Sánchez e Iglesias. Además, Mark Rutte exigirá a España cambios en el sistema de pensiones para garantizar su sostenibilidad a largo plazo. Si no le convencen las soluciones que plantee Sánchez a Bruselas, el líder de los países frugales podría reunir a los otros mandatarios para plantear sus dudas y, hasta que haya una decisión conjunta, vetar la entrega de las ayudas a los beneficiarios.