Manual del Emprendedor

Consejos para diseñar el empaquetado de un nuevo producto

Consejos para diseñar el empaquetado de un nuevo producto
Foto: GETTY/ISTOCK

Las empresas invierten gran cantidad de dinero en conseguir que el producto o servicio tenga aquellos atributos que exige su público objetivo. Para ello, se llevan a cabo importantes investigaciones de mercado para conocer las preferencias de los consumidores potenciales. Ahora bien, de nada sirve desarrollar este producto si el cliente, finalmente, no lo encuentra.

Cuando se lanza una novedad en el mercado, además de darla a conocer en los canales de distribución pertinentes, hay que conseguir que el cliente la escoja entre la multitud de opciones similares que encontrará. Dado que lo primero que se percibe es el packaging, tan importante es el cómo se presenta el producto como éste en sí.

¿Cómo diseñar el packaging de un nuevo producto?

Los aspectos que hay que tener en cuenta al diseñar el nuevo packaging son los siguientes:

  • Destacar la marca si ésta es conocida: en el caso que se lance el producto con una marca ya existente que goza de buena reputación entre el público objetivo, entonces ésta debe de ocupar una posición principal en el diseño. Es una forma de atraer la atención del cliente y de vincular el buen nombre de la marca con el nuevo producto.
  • Evitar estridencias innecesarias: hay quien cree que, a partir de añadir más elementos o colores al packaging éste será más atractivo para el cliente; pero no es así. Si hay un exceso de componentes, se crea sensación de caos e imposibilita al cliente poder focalizar la atención en aquello que realmente interesa. En un lineal, aparecerán multitud de productos y, por lo tanto, el cliente solo pasará unos pocos segundos al lado del nuestro. Por ese motivo, el diseño debe de ser claro y despejado.
  • Facilidad en su manejo y transporte: es un elemento que, muchas veces, marca la diferencia. En una compra, se llevan multitud de productos y el simple hecho que uno sea más fácil de transportar que otro ya provoca que el cliente lo acabe eligiendo.
  • Evitar formatos extremos: no siempre aquello más grande será lo más preferido. Hay empresas que creen que, a más cantidad ofrecida, el cliente percibirá que consigue una oportunidad porque el precio por unidad es menor. Ahora bien, hay elementos a considerar como el espacio disponible o el hecho que, a veces, los grandes formatos se asocian a baja calidad. Del mismo modo, ofrecer poca cantidad, aunque a un precio final menor que la competencia, puede generar justo lo contrario: la sensación que se acabará enseguida y que habrá que volver a ir al lugar de compra a adquirirlo.
  • Tener en cuenta condicionantes físicos como la conservación: determinados productos precisan de unas condiciones de mantenimiento especiales. Si se es capaz de mostrar, a través del packaging, que la conservación y seguridad de aquello que hay dentro es superior a la competencia, se consigue una ventaja competitiva considerable.

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