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Cambio radical en las pensiones: el giro de 180 grados que afecta a a todos los jubilados

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Mujer contando dinero.
Blanca Espada

El sistema de pensiones en España se enfrenta a un cambio profundo, uno que afectará directamente a miles de personas que dependen de dos pensiones clave: la pensión de viudedad y la pensión de orfandad. La  Seguridad Social va a cambiar la forma en que se calculan y distribuyen estas prestaciones, dado que es el momento adaptar estas ayudas a las nuevas realidades sociales y demográficas según lo anunciado por la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz.

En esencia, el cambio principal que se plantea es que las pensiones de viudedad ya no se calcularán sólo en base a un porcentaje de la base reguladora del fallecido. En su lugar, se incluirán también los años de cotización del difunto. Este ajuste, aunque parece técnico, tiene implicaciones muy reales para quienes dependen de estas prestaciones. Hasta ahora, la pensión de viudedad se establecía generalmente en un 52% de la base reguladora, aunque podía llegar hasta el 70% en ciertos casos, como cuando el fallecimiento era producto de un accidente laboral. Con los nuevos cambios, las cosas podrían ser muy diferentes. El cambio ha provocado reacciones de todo tipo y los más críticos alertan sobre las posibles consecuencias negativas que estos ajustes podrían tener, especialmente para aquellos que dependen de estas prestaciones para mantener su calidad de vida. Se ha mencionado que la reforma podría significar una disminución en la cuantía de las pensiones para algunos beneficiarios, particularmente los más jóvenes o aquellos cuyas parejas fallecidas no tuvieron una carrera de cotización extensa

¿Qué son las pensiones de viudedad y orfandad?

Antes de profundizar en los detalles de la reforma, es importante entender qué son las pensiones de viudedad y orfandad y por qué son tan fundamentales en el tejido social y económico de España. La pensión de viudedad es una prestación económica destinada a las personas que han perdido a su cónyuge o pareja de hecho. Este tipo de pensión tiene como objetivo proporcionar un apoyo financiero al sobreviviente para que pueda hacer frente a la pérdida de ingresos que supone la muerte de su compañero o compañera.

Por su parte, la pensión de orfandad se destina a los hijos que han perdido a uno o ambos progenitores. Es una ayuda diseñada para asegurar que los menores o dependientes jóvenes sigan recibiendo apoyo económico, incluso cuando sus padres ya no están para proveer ese sustento. Estas dos prestaciones forman parte de las llamadas «pensiones de muerte y supervivencia», y su importancia radica en el papel que juegan a la hora de mantener la estabilidad financiera de los hogares que enfrentan la pérdida de un ser querido.

Los cambios anunciados: ¿Qué se espera?

Los cambios propuestos por el gobierno, que están siendo estudiados y debatidos en profundidad, implican una reestructuración en la manera en que se calcula la pensión de viudedad. Hasta ahora, el cálculo de esta prestación se basaba principalmente en un porcentaje fijo de la base reguladora del fallecido, sin tener en cuenta otros factores como los años cotizados. Con las nuevas reformas, este sistema cambiará. El gobierno planea introducir un modelo en el que los años de cotización del fallecido también se tengan en cuenta al calcular la cuantía de la pensión. Esto significa que aquellos que han trabajado y cotizado más años recibirán pensiones de viudedad más elevadas, mientras que aquellos con carreras de cotización más cortas podrían ver reducidas sus prestaciones.

Este cambio busca adaptar el sistema a las nuevas realidades sociales, donde las carreras laborales son más irregulares y fragmentadas que en el pasado. Sin embargo, los críticos de la medida argumentan que penaliza a las personas que, por diversas razones, no han podido cotizar durante largos periodos, como las mujeres que han interrumpido su carrera profesional para dedicarse al cuidado de los hijos o de familiares dependientes.

Además de esto, el gobierno también ha propuesto mantener una protección especial para los pensionistas de viudedad mayores de 65 años. Esto responde a la preocupación de que, en muchos casos, la pensión de viudedad es la única fuente de ingresos para las personas mayores que ya no tienen la posibilidad de reincorporarse al mercado laboral. Por lo tanto, para este grupo, la pensión se mantendría tal como está o incluso se mejoraría en algunos casos, con el fin de proteger a los más vulnerables.

El impacto esperado en los jubilados

El impacto de estos cambios en los jubilados será significativo. En particular, aquellos que dependen de las pensiones de viudedad y orfandad como su principal fuente de ingresos podrían enfrentarse a una situación económica más complicada si sus pensiones disminuyen. Esto es especialmente preocupante para las personas que ya viven al límite o que dependen en gran medida de estas prestaciones para cubrir sus necesidades básicas. Según las estimaciones actuales, el gasto en pensiones de viudedad en España ha alcanzado los 2.100 millones de euros al año, lo que representa aproximadamente el 20% del gasto total en pensiones.

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