El bono español baja del 3% por primera vez desde febrero por el deterioro de la economía europea
Esto podría dar problemas al BCE tras el cambio de posición de la Fed
La rentabilidad exigida al bono español a 10 años en el mercado secundario de deuda caía este viernes por debajo de la cota del 3% por vez primera desde principios del pasado mes de febrero, aunque sólo momentáneamente. El descenso se da ante los datos que apuntan al deterioro de la economía de la eurozona.
Esta situación podría dar problemas al Banco Central Europeo (BCE), después de que la Reserva Federal de Estados Unidos haya cambiado de idea sobre su postura en política monetaria, a pesar del mensaje conservador lanzado el jueves por Christine Lagarde.
La rentabilidad del bono español
En relación con la deuda española a diez años, el rendimiento solicitado por los inversionistas alcanzó un mínimo intradía del 2,99% este viernes, marcando la primera vez que cae por debajo del 3% desde el 3 de febrero pasado.
El rendimiento de los bonos españoles sigue la tendencia de otros bonos soberanos en la eurozona, con una disminución en la rentabilidad del bund a poco más del 2%, su nivel más bajo desde finales de marzo. Por otro lado, en el caso de los bonos italianos a diez años, el interés ha llegado a descender por debajo del 3,7%, su nivel más bajo desde enero, después de superar el 5% en octubre pasado.
El aumento en los precios de los bonos soberanos en la zona euro refleja la complicada posición del BCE para persuadir al mercado de su resistencia a reducir su política monetaria en el corto plazo, en contraste con la Reserva Federal, que ya ha indicado que se esperan varios recortes de tasas en 2024.
La presidenta del BCE enfatizó el jueves ante la prensa que «no hay que bajar la guardia», señalando que el Consejo de Gobierno ni siquiera discutió la posibilidad de reducir las tasas de interés o cuándo considerar un recorte, ya que se necesita más información sobre la evolución de la inflación, especialmente en aspectos como los salarios y los beneficios de las empresas.
«No discutimos ningún recorte de tipos. No hay discusión, no hay debate sobre este tema», resumió Lagarde, para quien «no se pasa de sólido a gas sin pasar por la fase líquida», en referencia a la necesidad de un periodo de observación tras la vertiginosa senda de subidas de tipos acometida.
Además de la divergencia mostrada por los principales banqueros centrales a ambos lados del Atlántico, los datos de actividad más recientes de la zona euro continúan apuntando al deterioro de su economía. El índice PMI compuesto de diciembre se ubicó en 47 puntos, descendiendo desde los 47,6 del mes anterior y marcando siete meses consecutivos por debajo del umbral de 50 puntos, que separa la expansión de la contracción.
De esta manera, el deterioro de la actividad empresarial en la zona euro en diciembre completa lo que sería la peor evolución trimestral de la región desde el cuarto trimestre de 2012, excluyendo los primeros meses de confinamiento por la pandemia en 2020.
«Las cifras muestran un panorama desalentador, ya que la economía de la zona euro no muestra indicios claros de recuperación», ha afirmado Cyrus de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank, para quien la probabilidad de que la zona euro esté en recesión desde el tercer trimestre «sigue siendo notablemente alta».
De este modo, Richard McGuire, jefe de estrategia de tipos de Rabobank, señalaba a ‘Financial Times’ que los mercados sienten que «la puerta está abierta en términos de reaccionar con fuerza ante los débiles datos del PMI», añadiendo que, después de que la Reserva Federal sorprendiera al mercado, los esfuerzos del BCE por revertir la reciente flexibilización de las condiciones financieras «claramente han fracasado».
En este contexto, Craig Inch, director de tipos de interés de Royal London Asset Management, opina que la conversación iniciada por la Fed sobre la posibilidad de recortar las tasas en 2024 ha impulsado un aumento en los bonos, alimentado por los datos económicos más débiles. Dada la disminución en el rendimiento del bono español y del resto de Europa, esto podría complicar aún más la tarea del BCE.