Banco de España, CaixaBank, Santander y BBVA alertan: la inversión se hunde por la inestabilidad política
La inestabilidad del Gobierno tiene consecuencias: la inversión empresarial se está hundiendo con rapidez
La inversión (formación bruta de capital fijo), que constituye el indicador crucial de la actividad económica, se está hundiendo aceleradamente en España debido a la creciente incertidumbre económica. La inestabilidad política en la que navega el Gobierno del presidente Sánchez está provocando una caída en picado de las expectativas empresariales, infundiendo inseguridad jurídica y complicando gravemente el horizonte en el que confía el Ejecutivo para este año, que está, paradójicamente, marcado por el optimismo. Esta es la conclusión a la que llegan, prácticamente al unísono, el Banco de España y las principales entidades financieras del país: Santander, CaixaBank y BBVA.
De de todas ellas, las más pesimistas son la institución gobernada por Pablo Hernández de Cos, y la presidida por José Ignacio Goirigolzarri. En los dos casos, y en menos de tres meses -entre enero y marzo-, los servicios de estudios de ambas entidades han recortado drásticamente sus estimaciones de inversión. En lo que se refiere al del Banco de España, la previsión cae de un crecimiento del 2,7% para el conjunto del año a un mero 0,4% -2,3 puntos por debajo-. La entidad catalana, por su parte, ha decidido rebajar sus pronósticos en 2,2 puntos, desde el aumento del 2,5% de enero a un modesto 0,3% de marzo.
La recomposición de las expectativas realizada por los expertos de las dos organizaciones son muy notables y no guardan parangón con la historia reciente, si se exceptúa la época presidida por la pandemia y la posterior guerra de Ucrania, circunstancias que causaron un grave daño a la comunidad empresarial, pero que fueron siendo superadas poco a poco, entre otros motivos gracias a la suspensión de las reglas fiscales de control presupuestario y a la masiva inyección de fondos comunitarios para asegurar la sostenibilidad de las economías.
La contracción es igualmente acusada en el caso de la patronal CEOE, que en tan corto espacio de tiempo ha revisado un punto a la baja la velocidad de la formación de capital, hasta un magro 1%. La inversión empresarial se ha convertido en el quebradero de cabeza de la institución que preside Antonio Garamendi, porque es el origen de la debilidad progresiva del crecimiento económico. Pero su diagnóstico se aparta de las tesis convencionales sobre las causas del fenómeno. Y la gran banca comparte su análisis, de acuerdo con los medios consultados por OKDIARIO.
Según las conclusiones de la principal organización de empresarios, el hundimiento de la inversión se debe más a la incertidumbre y a la inestabilidad política del país que al encarecimiento de los costes de financiación derivados de las subidas reiteradas de los tipos de interés. Esa incertidumbre se ha desatado y disparado desde que el país está dirigido por un Gobierno de coalición en minoría, en el que se deben pactar todas y cada una de las medidas, y los enfoques sobre los asuntos económicos son dispares.
De acuerdo con los medios consultados, los buenos resultados macroeconómicos del cuarto trimestre del año pasado -cuando el PIB aumentó un inesperado 0,6%, casi el doble de lo previsto- se ven matizados si se pone el foco en la composición del crecimiento y en la pérdida de dinamismo del empleo durante 2023 -un suceso que parece agravarse durante el primer trimestre de este año, ante el descenso relativo de las contrataciones como consecuencia del incremento de los costes laborales y del retroceso de la productividad-. Respecto a la composición del crecimiento, la inversión empresarial disminuyó a finales del ejercicio un 4,8% en tasa trimestral, en claro contraste con el consumo público -que se anotó una velocidad del 1,4%- y de los inventarios, que aportaron 0,4 puntos de aumento a la tasa trimestral.
Caída muy acelerada
Según las fuentes consultadas, la debilidad de la inversión es un hecho constatado en estos últimos años, siendo la única variable de la demanda interna que no ha recuperado los niveles anteriores a la crisis de la pandemia. En concreto, la inversión en bienes de equipo ha disminuido un 9% desde 2019, el año anterior a la explosión del Covid, mientras que la caída de la inversión en construcción roza el 5%, según los cálculos de la patronal. Estas sensaciones son plenamente compartidas por el Banco de España, que en su último informe de principios de año sobre las previsiones económicas ya alertaba de la extrema fragilidad de la inversión. La sorpresa en estos momentos es la velocidad de la caída que perciben todos los agentes implicados.
El resultado de esta sacudida a la baja de las expectativas es que, entre enero y marzo, hasta once de las grandes entidades y corporaciones del país de las diecinueve que conforman el panel de consenso instituido por Funcas -la Fundación de las Cajas de Ahorros- han corregido en sentido negativo la marcha de la inversión. En lo que se refiere al Banco Santander, la revisión es menor -de 0,3 décimas, hasta el 1,5%-, pero es igual de cierto que esta entidad financiera, la más importante de España y una de las multinacionales bancarias más notables del continente europeo, albergaba las expectativas más bajas de toda la lista de organizaciones más importantes del país. En el caso de BBVA la revisión es más acentuada, de hasta 1,1 puntos, pero la entidad que preside Carlos Torres sigue siendo de las más optimistas, y aún prevé un crecimiento de la inversión del 3,1% este año.