El Banco de España admite «errores» en la gestión de la crisis aunque culpa también a PP y PSOE
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha admitido que la institución que dirige cometió «errores» tanto en la génesis como en la gestión de la crisis financiera que estalló en 2008 provocando lo que ya se conoce como la Gran Depresión. No obstante, Linde ha considerado que un enfoque «más agresivo» tras el pinchazo de la burbuja habría reducido los efectos adversos, lo que supone implicar de forma indirecta a los Gobiernos del PSOE y del PP que fueron los responsables de determinar el volumen de recursos públicos que se destinaron al rescate del sistema financiero español.
Durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados, en el marco de la Comisión de Investigación de la crisis financiera, el gobernador admitió que la institución se equivocó al considerar que la recesión iba a tener lo que los economistas llaman «en forma de V», en lugar de la «forma de W» que finalmente se produjo y que se tradujo en una segunda recesión que produjo un impacto adicional en el balance de las entidades de crédito.
«En este punto debo recalcar que reconocer el impacto de la segunda recesión es crucial, porque existe una tendencia a ignorarla, como si fuera una incidencia sin importancia cuando fue, realmente, fundamental en el desarrollo de los acontecimientos y en su impacto sobre nuestras entidades financieras», ha declarado Linde.
El gobernador no ha citado en ningún momento a su predecesor en el cargo, el socialista Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que fue el responsable del Banco de España desde 2006 hasta 2012. Éste es justo el periodo en el que la burbuja crediticia registró su mayor tamaño y también en el que estalló. Antes de esta etapa el gobernador fue Jaime Caruana, que también comparecerá en la Comisión del Congreso.
Linde también ha admitido que el Banco de España y los respectivos Gobiernos «cometieron errores de apreciación en cuanto a cómo podrían corregirse los desequilibrios acumulados con la burbuja inmobiliaria, entre otros, los desequilibrios en los balances bancarios. Se pensó que podrían corregirse de forma suave y gradual, pero la realidad mostró que esta expectativa era demasiado optimista porque la corrección fue rápida, brutal, con consecuencias que aún no hemos superado enteramente». ha señalado.
Por lo que se refiere a la responsabilidad de los partidos políticos, Linde ha criticado el «intento de minimizar a corto plazo el coste de la resolución de la crisis bancaria en los presupuestos públicos», considerando que hubiera sido mejor «haber comprometido un mayor volumen de recursos públicos» mediante un «enfoque más agresivo o ambicioso al inicio de la crisis».
No obstante el gobernador ha admitido que esta es una cuestión «no exenta de objeciones y argumentos en sentido contrario», aunque ha realizado un aviso a navegantes: «es obvio que el Banco de España no podía actuar con independencia de la evolución de nuestras finanzas públicas de las decisiones de otras autoridades», en clara referencia a los Gobiernos de PSOE y PP, así como a la propia Comisión Europea.
Niega su responsabilidad en la crisis del Popular
Preguntado por el portavoz de Economía del PSOE en el Congreso, Pedro Saura, sobre la responsabilidad del Banco de España en la crisis de Banco Popular, que concluyó con la resolución de la entidad y su venta al Santander, el gobernador ha insistido en que el Banco de España no tiene facultades supervisoras desde la entrada en vigor del nuevo mecanismo europeo.
Linde ha reiterado que la institución que dirige ya sólo se encarga de supervisar a las entidades financieras más pequeñas y que es tarea del Mecanismo Unico de Supervisión (MUS) europeo vigilar la solvencia y la liquidez de los grandes y medianos bancos en la eurozona.
El gobernador ha declarado que el Banco de España no tuvo «ni voz ni voto» en la intervención del Popular y ha recordado que en 2012 un informe elaborado por Oliver Wyman detectó unas necesidades de capital de 3.200 millones de euros que la entidad anunció que cubriría acudiendo al mercado sin necesitar la inyección de fondos públicos y sin tener que traspasar activos inmobiliarios al recién creado banco malo estatal (la Sareb).
«Tanto Popular como Ibercaja podían cubrir sus necesidades de capital por sus propios medios sin acometer un traspaso de activos a la Sareb (…) Popular expresó que podía resolver el problemas por sus propios medios y el Banco de España dio su conformidad como el resto de autoridades», ha señalado Linde.