Crisis económica

La banca sustituye las tarjetas revolving por los descubiertos y alarma al Banco de España

Cobra intereses desorbitados pero el riesgo de morosidad es enorme

Tarjetas de crédito
Tarjetas de crédito
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Tras las condenas judiciales por las célebres tarjetas revolving, los bancos han prescindido de ellas, pero algunos han encontrado un sustituto: permitir que los clientes incurran en descubiertos, a los que aplican unos intereses estratosféricos similares los de dichas tarjetas. Pero el riesgo de morosidad en la crisis actual ha disparado las alarmas en el Banco de España.

Las tarjetas revolving eran un producto que facilitaba crédito a los clientes con una cuota mensual muy baja, a medida de cada uno. Eso las hizo muy populares: hay más de 2 millones de usuarios en España. Pero, a cambio, aplicaban tipos de interés por encima del 20% (y que llegaban al 27%), con lo que el titular iba acumulando una burbuja de deuda cada vez mayor que al final resultaba impagable. En marzo, el Tribunal Supremo sentenció que estas tarjetas son usura, y este verano el Gobierno ha aprobado una norma que obliga a incrementar su transparencia para el consumidor.

La consecuencia es que los bancos han dejado de comercializarlas. Pero algunas entidades han encontrado un sustituto que están empezando a aplicar: según fuentes del sector, ahora están permitiendo que los clientes en situación financiera apurada incurran en descubiertos más o menos amplios. Y a esos descubiertos les aplican unos intereses cercanos a los de las revolving, con lo que recuperan esos ingresos perdidos.

Cambio radical en la política de la banca

Esto supone un cambio radical en la tradicional política del sector: en cuanto el cliente incurría en descubierto (es decir, dejaba la cuenta en negativo), le avisaban y le instaban a ingresar dinero cuanto antes, mientras le aplicaban esos altos intereses (también aplicaban en algunos casos una penalización, pero fue declarada ilegal). Si el titular no lo hacía en un plazo breve, le cerraban la cuenta. En cambio, ahora se trata de «dar hilo a la cometa», según las fuentes.

Si bien esta política puede compensar -aunque sea parcialmente- el fin de los ingresos de las tarjetas, el riesgo de morosidad en que incurren las entidades es enorme, lo que ha provocado que el Banco de España esté vigilando de cerca esta política por si se convierte en algo generalizado, según las citadas fuentes.

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