Ángel Ron sale del Popular pagando la factura de los excesos inmobiliarios

Banco Popular
Ángel Ron, expresidente del Banco Popular. (Foto: EFE)

Tras 33 años en el banco, el legado que Ángel Ron deja al frente del Popular presenta varias incógnitas. ¿Podrá sobrevivir en un mercado tan competitivo y con sus fuerzas tan menguadas? ¿Tendrá que acometer la enésima ampliación de capital? ¿La única opción que le queda al nuevo equipo será una fusión?

Vamos por partes.

Una de las ideas fuerza que durante este viernes ha mantenido Ángel Ron es que ha preservado el legado que le entregaron los hermanos Luis y Javier Valls-Taberner, al frente del Popular. Los dos banqueros, miembros del Opus Dei, hablaban de la independencia como un valor pero siempre y cuando llevara aparejando la solvencia, es decir, una empresa que no es rentable no puede mantenerse en el tiempo. Ron ha acometido tres ampliaciones de capital por valor de casi 5.500 millones de euros. La última no hace ni un año. El banco vale en bolsa unos 3.500 millones.

«Dejo la presidencia con la sensación del deber cumplido», llegó a asegurar Ron que es incapaz sin embargo, de ponerse delante de los accionistas en la Junta del próximo 20 de febrero y explicarles por qué sus acciones valen un 98% menos. Eso ya se lo deja al siguiente equipo.

Otra de sus tesis es que no le quedó otra que entrar en el sector inmobiliario al igual que hicieron sus competidores. La diferencia es que la proporción de la indigestión fue muy superior a la de Santander, BBVA, Sabadell y la Caixa. Colaboradores muy cercanos a los Valls-Taberner recuerdan a OKDIARIO que el ladrillo siempre fue un tema tabú para estos banqueros pues aseguraban que «los banqueros no están para vender pisos si la cosa sale mal».

Ante una sala abarrotada de periodistas de diferentes generaciones presumió de comprar el Banco Pastor sin ayudas públicas de ningún tipo, lo cual fuentes del sector siempre criticaron pues sus competidores consiguieron esquemas de protección de activos que les hizo más llevadera la digestión. De hecho, analistas recuerdan que el Pastor estaba infestado de ladrillo y éste fue el motivo que llevó al Popular en su asimilación a acometer el último ERE, hacer ampliaciones de capital y nuevas provisiones.

De hecho y echando la vista atrás, el anterior CEO en la etapa de los Valls, Fulgencio García Cuéllar fue cesado por meterse en la operación de fusión entre Bami y Metrovacesa. Una operación con la que el banco ganó un dineral pero contravenía las órdenes directas del entonces presidente. Ángel Ron tomó el testigo a Cuéllar en el año 2004 por lo que no puede decir que había que meterse en estas historias.

Según conocedores bancarios el trasfondo de todo esto es que Ron quería forjarse su propio grupo para consolidarse más como presidente y menos como un empleado. Primero lo intentó con la familia Arias y la Fundación Barrié de la Maza, después con los mexicanos de Del Valle con los que al final se enfrentó con maniobras bajistas (en esta operación también estuvo involucrado el bueno de Trinitario Casanova ahora de nuevo en el foco mediático) y la siempre compleja relación con la sindicatura (vinculada al Opus Dei y que controla en torno al 10% del capital) con Francisco Aparicio a la cabeza.

¿Hubiera sido diferente el futuro del banco si Pablo Isla hubiera ascendido a presidente? Se preguntan ahora por los pasillos del Edificio Beatriz.
Aventuras como Targo Bank (el banco con Crédit Mutuel), la arrogancia a la hora de abordar el tema de las cláusulas suelo y Total Bank explican en parte estos casi 3.500 millones de euros de pérdidas. Hay que recordar, haciendo un poco más de historia, que el agujero patrimonial que establecieron en el Banesto de Mario Conde ascendía a 3.600 millones de euros y supuso la intervención del banco y el cese de todo su consejo de administración.

Aquí sin embargo se pensaba que el ministro Luis de Guindos aprobase el proyecto Sunrise (para desconsolidar 6.000 millones de euros de lastre inmobiliario de balance) y así salvar al Popu.

También se han intentado acercamientos al Santander y al BBVA para salvar los muebles algo que el Consejo, ya muy en contra de su presidente, consiguió abortar. En su presentación aseguró que hay muchos bancos para tan poco negocio y que habrá que estudiar las ofertas de terceros.
Dicen en el mercado que esta solución de consenso, sacrificar al presidente para evitar un nuevo escándalo, habrá que estudiarla con detenimiento pues la llegada de Saracho no se sabe si conseguirá taponar la sangría de pérdida de la acción pues los datos han superado en casi 1.000 millones los peores vaticinios.

Una mítica frase de Luis Valls-Taberner era que «nunca nadie reprochará a un banquero por su exceso de prudencia pero todo el mundo le criticará por asumir riesgos excesivos».

Ron deja un Banco Popular que ha pasado de ser el más rentable del mundo a una situación muy complicada. Como decía Jesús Cacho, este chico tiene mucho Ron y muy poco Ángel. Se va con una indemnización de 8 millones de euros y estando el patio como está, no se descartan acciones legales contra él para que devuelva el dinero. Veremos.

El todavía presidente considera que el Popular “queda en muy buenas manos” y que tomarán las decisiones “que consideren adecuadas” en interés de los accionistas. Amén.

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