La AEAT avisa antes de tiempo: este error muy frecuente al hacer la Renta puede costarte 500 €
Cuidado al hacer la declaración, no te equivoques en los gastos deducibles en actividades profesionales
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Ahora que estamos en el mes de abril, son muchos los millones de españoles que piensan en hacer su declaración de la renta. Con un arranque de campaña el pasado 2 de abril, los contribuyentes se apresuran a revisar borradores, buscar facturas y recopilar papeles con la esperanza de que esta vez todo salga bien. Pero hay un fallo que se repite año tras año, y que en 2025 ha vuelto a colocarse en el centro de las advertencias de Hacienda: un error común que, aunque parece menor, puede acabar costando hasta 500 euros. La Agencia Tributaria ya ha dado la voz de alarma en los primeros días de campaña, y es mejor prestar atención antes de que sea demasiado tarde.
Un día después de arrancar la campaña de la renta, ya se había presentado 1,68 declaraciones. En el caso de que ese sea tu caso, será mejor repasar bien todo lo que hayas declarado ya que es fácil que se cometa el error que vamos a explicarte y que podría acarrear una sanción. Un descuido que suele afectar a quienes trabajan por cuenta propia o compaginan varias fuentes de ingresos y aunque lo normal es que sea algo involuntario, puede tener consecuencias graves, con recargos, intereses y sanciones que se acumulan hasta los 500 euros. De este modo, la Agencia ha avisado con antelación porque la vigilancia sobre este tipo de fallos se ha endurecido. La tecnología que utilizan para cruzar datos, detectar inconsistencias y analizar patrones de comportamiento es cada vez más precisa. En otras palabras, lo que antes pasaba desapercibido, ahora salta a la vista con facilidad. Y este año, quienes no revisen con cuidado lo que declaran (especialmente en lo que respecta a ciertos gastos deducibles) pueden encontrarse con una sorpresa muy desagradable.
El error que puede salirte muy caro en la declaración
El aviso de la Agencia Tributaria va dirigido especialmente a quienes incluyen gastos deducibles en su declaración de forma incorrecta. Es decir, aquellos que deducen gastos que, o bien no están justificados debidamente, o no están directamente vinculados a la actividad profesional. El caso más común es el de trabajadores autónomos o personas con ingresos complementarios que intentan incluir gastos personales (como suministros del hogar, teléfono, vehículo o material) como si fuesen parte de su actividad económica.
Aunque en muchos casos no se trata de fraude intencionado, Hacienda lo está tratando con mucha seriedad. Gracias a los sistemas de detección de anomalías, que cruzan datos con bancos, empresas y organismos públicos, cada vez es más fácil detectar cuándo un gasto no cuadra. Y si se detecta un exceso de deducciones sin justificar, la regularización no sólo implica devolver lo deducido indebidamente, sino también pagar intereses y asumir una sanción económica que puede elevarse hasta los 500 euros.
¿Por qué este error es ahora más fácil de detectar?
La Agencia Tributaria ha modernizado por completo su sistema de control. Con inteligencia artificial y modelos predictivos, ahora pueden analizar con rapidez miles de declaraciones y detectar patrones sospechosos. Esto significa que si alguien declara ingresos muy bajos, pero aplica deducciones excesivas, el sistema lanza una alerta. Lo mismo ocurre si se detecta una incoherencia entre los datos del contribuyente y los que proporcionan terceros, como bancos, arrendadores o proveedores.
Además, Hacienda ha multiplicado las comprobaciones sobre los gastos mixtos (aquellos que se usan tanto para la vida personal como profesional). Es decir, si alguien trabaja desde casa y deduce el 100% de los suministros, o deduce el uso completo de un coche, el sistema lo marcará como sospechoso. Ya no basta con tener una factura: hay que demostrar que ese gasto es exclusivo de la actividad económica. Y si no se puede justificar bien, la sanción llega con rapidez.
Por otro lado, debemos tener cuidado si teniendo un trabajo, contamos además con actividades esporádicas, como clases particulares, consultorías puntuales o venta online, y tratamos aplicar deducciones. En muchos casos, no saber cómo justificar la relación directa entre el gasto y los ingresos, o directamente no tener la documentación necesaria, puede hacer que AEAT se fije en nuestra declaración.
Cómo evitar la sanción y proteger tu declaración
La mejor manera de protegerse ante este tipo de errores es seguir tres principios básicos: justificar, documentar y consultar. Es imprescindible conservar facturas, contratos, correos o cualquier otro documento que pruebe que un gasto está relacionado directamente con tu actividad profesional. No basta con una factura a tu nombre: Hacienda puede pedir explicaciones y es tu responsabilidad demostrar que ese gasto no tiene nada que ver con tu vida personal.
Además, conviene estar al tanto de los criterios que Hacienda aplica cada año. A veces cambian los porcentajes que se pueden deducir, o se endurecen las condiciones para ciertos conceptos como el coche o la vivienda. Por eso, si tienes dudas, es recomendable contar con la ayuda de un asesor fiscal. También puedes usar los canales oficiales de la AEAT, que ofrecen consultas y guías actualizadas. Una pequeña inversión en asesoramiento puede evitarte una multa de 500 euros más adelante.
Los detalles técnicos que no puedes pasar por alto
Según la ley fiscal, un gasto es deducible si cumple tres condiciones: está relacionado con la actividad económica, está debidamente justificado y está correctamente registrado en la contabilidad. Pero en la práctica, Hacienda se fija especialmente en si el gasto es exclusivo de esa actividad. Y ahí es donde muchos tropiezan. Por ejemplo, si usas tu coche para ir a reuniones pero también para ir al supermercado, sólo puedes deducir una parte proporcional. Lo mismo con el teléfono o internet si trabajas en casa.
El problema es que muchos aplican deducciones completas sin tener en cuenta estos límites. Y cuando Hacienda revisa la declaración y ve que no hay coherencia, llega la regularización. Para evitarlo, hay que conocer bien los porcentajes máximos que se permiten, como el 30% para suministros del hogar si se trabaja desde casa. También hay que tener una contabilidad ordenada, porque cada gasto mal justificado puede convertirse en una sanción inesperada.