Rosberg cierra la temporada con victoria y el 2016 ya está más cerca para Alonso
Érase que era y no pudo ser, la historia desdichada de un enésimo sueño roto. El eslogan nipón destrozado por una faena de motor y un esqueleto que no pudo curar del todo su osteoporosis. No hubo victorias, ni podio, ni apenas puntos. Motores en banca rota, errores de primero de Fórmula 1, fallos en cada apéndice del MP4-30… Una pesadilla para Alonso de seudónimo McLaren-Honda que amenaza, levemente, con tornarse en ilusiones en el futuro.
La fiabilidad del discurso de Honda es la misma que la del doctor Moriarty en Sherlock Holmes. Pero al igual que el antagonista de la obra de Conan Doyle, los japoneses tienen poco de tontos. En cualquier caso, Abu Dhabi no contó con ellos en su fiesta donde volvió a alzar los brazos al cielo Nico Rosberg. El alemán firma un fin de semana tan impecable como el pelo de Cristiano Ronaldo.
En el circuito donde sufrió desesperado en 2014 viendo como se marchaba ‘su’ Mundial, ha regresado para enseñarle a Hamilton que el Pato Lucas también le quitó algún plano a Bugs Bunny. Asoma la patita tarde, cuando ya todo está perdido, pero como reza el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Las últimas tres carreras llevan su rúbrica victoriosa. Desafiando al chico del 44, enseñándole que en 2016 las cosas no serán tan fáciles como quitarle el corcho a un champán. El podio volvió a tener ese sabor que te deja un vaso de leche sin cola-cao: insípido.
Alonso tuvo un toque con Maldonado en la salida, hizo un drive-trough y fue doblado por casi todos
Los dos Mercedes acompañados de un señor de rojo. Tal y como empezó todo en Australia. En este caso, Kimi Raikkonen, al que gusta más la noche que a un tronista de ‘Mujeres y Hombres’. Tercer podio de la temporada y los tres, sí, han sido por la noche. Segundo en Bahrein; tercero en Singapur y tercero en Abu Dhabi. Regreso triunfal para certificar la cuarta posición del Mundial por delante del paisano Valtteri Bottas. Ese era el máximo aliciente de este triste epílogo. Vettel fue 4º firmando una remontada que bien merece pelear por el título en 2016. Maranello tiene la llave.
Carlos Sáinz: salida de videojuego y mala suerte en el pit lane
A Carlos Sainz es al típico al que siempre le toca el trozo de pizza quemada o la ‘lenta’ en la caja del Hipercor. Una salida de vídeojuego le colocaba de la décima a la séptima posición. Peleando con los Williams, luchando por estar en la zona caliente de los puntos, sacando el máximo de un monoplaza lastrado por la anémica unidad de potencia de Renault. Y, como 2 de cada 3, apareció Murphy por allí y el pit stop de Toro Rosso salió de aquella manera. Pasar por el pit lane para Sainz es como esperar el metro un domingo: nunca sabes lo que va a tardar en llegar. Algún día se hablará de los puntos perdidos por el español en la calle de boxes. Peleó a contracorriente para volver a irse de vacío, undécimo, sin merecerlo.
A Fernando, al que todo salió como en una película de Berlanga, con un toque con Maldonado en la salida, un drive-trough, doblado por casi todos… el destino quiso colocarle entre los dos Ferrari en una imagen anecdótica. Raikkonen le dobló y el español, que acabó 17º, se pegó a su difusor intentando desdoblarse. Con honra, con el coraje, demostrando que en deseos de volver a pelear no le gana ni Rocky en su sexta película.
Los fuegos artificiales ardieron en la noche de Yas Marina en medio de un ambiente pirotécnico que ni Valencia en Fallas. Fúnebre, ofuscado, con la mirada puesta hacia el horizonte, marchaba Fernando Alonso por un paddock que se ha olvidado de su sombra de campeón. Se cerraron las puertas en el box de McLaren-Honda, los mil y un focos que encendían el GP de Abu Dhabi se fueron desvaneciendo para poner el final a 2015. Antonio Lobato apagó su voz de Fórmula 1 entre sonrisas y lágrimas; y con ella se marchó un pedazo de nuestra juventud. Con temor y dudas; con la esperanza, de que tal vez, ¿por qué no? En 2016, lo mejor, todavía esté por llegar.