El Real Madrid sigue de fiesta (100-71)
Ganar al Real Madrid en este tramo de la temporada parece misión imposible, y los guerreros de Pablo Laso parecen empeñados en que esta sensación se alargue en el tiempo lo máximo posible. El conjunto blanco sumó su duodécima victoria consecutiva, de nuevo con paliza, frente a Montakit Fuenlabrada, al cual superó desde una defensa rocosa y el acelerador pisado en el momento justo, con sensación de dominar la situación en todo momento. Porque el Madrid está de fiesta, y los aficionados del baloncesto también lo celebran.
El encuentro comenzó con Eyenga, prototipo atlético sin igual en la Liga Endesa, inspirado a pesar de la defensa de Santi Yusta, especialista defensivo de Laso en los últimos compromisos. El congoleño conseguía dar ventaja inicial en el marcador a Fuenlabrada, pero el Madrid, con una labor mucho más grupal, conseguía pronto darle la vuelta al partido y mandar a base de parciales contundentes que demostraban su superioridad.
Venimos hablando, prácticamente desde su llegada, de un rendimiento notable en Walter Tavares. Poco ortodoxo en muchos casos, el caboverdiano sigue demostrando el gran momento que vive en las últimas semanas, y con casi total seguridad se puede asegurar que ya ha roto en el baloncesto europeo. 15 puntos y 14 rebotes para él y una sensación de superioridad infinita sobre sus pares que se traduce en números en ambos aros.
El interminable pívot se asoció con Thompkins para comenzar la sangría desde la pintura, dando el testigo a Felipe Reyes, a cuyas espaldas hay que subirse sin garantía de éxito para intentar frenarle. El capitán, junto a unos acertados Rudy y Carroll lideraron la veterana segunda unidad, clave para que la ventaja al descanso estuviera cerca de la barrera de los diez puntos.
Acelerón y fin del partido
Fuenlabrada ya había conseguido su objetivo, clasificarse para la Copa del Rey, y a poco que el Real Madrid pisara el acelerador, el partido podría romperse de forma definitiva. Laso puso toda la carne en el asador para mandar el partido a dormir lo antes posible. Doncic, junto a los clásicos titulares fueron demasiado para los vecinos del sur, que veían como los 15 de diferencia se consolidaban en el luminoso, con una pequeña reducción que dejaba algo de vida al choque de cara al último cuarto.
El guión de la película estaba escrito y en cuanto Rudy y Felipe confirmaron su notabilísimo estado de forma e inspiración, Fuenlabrada bajó los brazos. Los minutos siguieron contando hasta llegar al final del partido, con detalles y minutos para los menos habituales de por medio. Los menos habituales y Doncic, que arregló lo que parecía un gris partido hasta mirar las estadísticas. 14 puntos, 10 rebotes, 6 asistencias. El pan de cada día, y una más para el Madrid, el equipo más en forma de Europa.