CORAZÓN CLASSIC MATCH 2017: REAL MADRID LEYENDAS VS ROMA LEGENDS

Fiesta, goles y corazones madridistas en el Bernabéu

Real Madrid
Jugadores de Real Madrid y Roma pelean por un balón. (EFE)
Iván Martín

El Real Madrid puso punto y final a la temporada con la octava edición del Corazón Classic Match. Un corazón que esta vez latió por África gracias a las 80.000 personas que abarrotaron el estadio Santiago Bernabéu. Y es que la ocasión lo merecía. Lo primero y más importante, era ayudar a todos los proyectos de la Fundación en África. Después, volver a ver a jugadores que han marcado época de corto. Y por último, cerrar con una gran fiesta una temporada histórica que ha desatado la alegría en el madridismo.

Todos estos motivos se unieron para convertir un partido amistoso en todo un acontecimiento donde mayores y pequeños –había mucho niño por las gradas de Chamartín– viviesen una tarde tan calurosa como un plan familiar y divertido. Desde que comenzaron a presentar a los jugadores por la megafonía del estadio, el público comenzó a vibrar. Los nombres de Ronaldo, Figo, Butragueño, Roberto Carlos y, sobre todo, Raúl, el más coreado, volvieron a retumbar en el coliseo madridista. Y después, llegaría el partido.

La garra de Raúl por pelear cada balón sigue intacta. También quedó claro que Ronaldo sigue siendo una amenaza para los rivales, eso sí, sólo duró 30 minutos. Su espíritu sigue siendo el mismo, pero su físico ya no le acompaña como antes. Lo que no evitó que el madridismo se divirtiera con sus acciones y coreara su nombre. Y es que, seguro que muchos padres contaron a su hijo que ese que llevaba el ‘9’ ha sido el delantero centro más letal jamás visto.

Y luego está Figo. El hombre que cambió una era. El golpe maestro de Florentino Pérez en el año 2000. El día de su presentación no se puso ni la blanca, pero poco tardó en hacerse un auténtico madridista. En ningún sitio le quieren como en Chamartín. Y como recompensa, dejó un auténtico golazo de falta para el deleite de todos.

Otro de los que no faltaron a su cita fue Fernando Morientes. El ídolo de una generación de niñas que ya son mujeres. Dos golitos para dejar muy claro que lo de batir guardametas lo lleva en la sangre. La cuenta goleadora la cerró Congo marcándose un bailecito que desató el jolgorio en Chamartín.

Ya en la segunda parte, los abuelos –también había varios– les contaron a sus nietos que el señor con el ‘7’ que ahora ven en la televisión después de cada partido de su Real Madrid, fue un auténtico superclase. Incluso, consiguió que un país entero le reclamara como presidente con ese «oa oa oa, el Buitre a la Moncloa».

Finalmente, el partido acabó con victoria madridista por 4-0. Pero eso era lo de menos. El afición blanca pudo disfrutar de un auténtico espectáculo que sirve para poner el broche de oro a una temporada inolvidable. La próxima vez que se abra el estadio será para jugar un Clásico con una Supercopa en juego. Pero para eso todavía queda y ahora toca ir a la playa. El madridismo vive épocas de felicidad absoluta.

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