Raúl: «Cuando el Barça gana la Champions, yo me alegro»

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Raúl González, junto a su mujer Mamen en la portada de 'Vanity Fair'.
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

«Cuando el Barça gana la Champions, me alegro, al fin y al cabo es un equipo español». La frase, así en frío, dicha por un futbolista español, suena políticamente correcta, pero extraña por quien la dice: Raúl González Blanco, futbolista con dos apellidos y leyenda del Real Madrid. En una entrevista en Vanity Fair junto a su esposa Mamen Sanz, Raúl insiste en que «la rivalidad ayuda a los dos clubs: el Barça no sería lo que es sin el Madrid y viceversa. Se necesitan mutuamente. ¿Por qué voy a desear el mal a alguien? No entra dentro de mi forma de ser».

Colgadas las botas a los 38, Raúl González vive en Manhattan como un neoyorkino más. Aunque ha firmado como country manager por tres años para promocionar la Liga española en EE UU, hay quien ya le quiere ver sentado en un banquillo: “Me quieren empujar a entrenar, pero necesito mi tiempo. Tengo que ver si echo de menos competir. Ahora quiero aprender lo que rodea al fútbol: dirección deportiva, negocio. Quiero hacer cosas sin ninguna presión para decidir qué me gusta y en unos años regresar a Madrid”.

Raúl repasa su carrera y rememora los errores de su juventud en aquellos años en los que la noche le confundía: “Con 19 o 20 años tuve que dar una rueda de prensa porque decían que salía por la noche, que bebía. Tuve que sentarme ahí para decir que quería seguir siendo futbolista. Piensan que los futbolistas debemos estar siempre en casa o en el gimnasio, pero ¡tenemos vida!”.

El que fuera capitán del Real Madrid defiende también que los futbolistas son sometidos al microscopio social. “Se nos exige demasiado» –dice Raúl–. «De niño me fijaba en la gente que hacía las cosas bien, en Butragueño. Te podía gustar o no como jugador, pero las madres lo querían para novio de sus hijas. Pero también a veces nosotros somos niños, hay niños de 20 años, de 25, no te dan un curso para enseñarte a tener mucho dinero, a poder comprarte lo que te da la gana, a que todo el mundo te alabe”.

Defiende a Mourinho y a Cristiano

Raúl también asegura que ni la fama ni el dinero se le subieron nunca a la cabeza y que siempre mantuvo sus mismos valores: “Yo tenía a mis padres y mi forma de ser. Soy un poco raro… No me gustan los coches ni los relojes, me gusta la vida, los pequeños detalles, dar un paseo, el contacto con la naturaleza, ir al cine, ver deporte, estar con los amigos y tomar una cerveza”.

Defiende también el trabajo que hizo Mourinho en el Real Madrid, porque “casi todos los jugadores hablan bien de él. Mourinho hizo un trabajo extraordinario en el Real Madrid”. Y ensalza a Cristiano Ronaldo: “Es una bestia física y buena gente. Tengo uno estupenda relación con él”.

Por último, Raúl asegura que le habría gustado retirarse en el Madrid, pero que sus etapas en Alemania, Qatar y Estados Unidos le han enriquecido a él y a su familia. “Mi sueño era retirarme en el Madrid, pero Mamen y yo decidimos en 2010 que lo mejor era irse. Dejé el Real Madrid y a las tres horas aterricé en Alemania. Fue emotivo y a la vez liberador. Me renové en un día. Pensábamos que los niños no se iban a adaptar, y el primer día volvieron del colegio felices, les gustó porque nadie los conocía. Y después en Catar han jugado con niños árabes, aquí hablan inglés. No me arrepiento, el bagaje que tienen hoy no lo aprenden ni en los libros ni en la mejor universidad. Saben idiomas, son tolerantes y aceptan todo”.

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