Un partido para arreglar las cuentas pendientes entre Mourinho y Casillas

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Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

La relación entre Casillas y Mourinho dio lugar a meses de titulares, de dimes y diretes y a ser objeto de debate hasta no hace demasiadas fechas. Unos acusaron al entrenador de acabar con la confianza del que fuera mejor portero del mundo, de convertirle en un ser terrenal y de crear una fractura social en el Real Madrid que aún está cicatrizando. Otros afirmaron que el técnico fue el primer valiente -luego vendría Carlo Ancelotti- en sentar al capitán en el banquillo, que fue ecuánime y justo al detectar que ya no era jugador de antes e incluso algunos llegaron a decir que lo hizo por defender al madridismo.

Los que apoyan a uno u otro encuentran en el 20 de agosto de 2011 el punto de origen de un desencuentro que se convirtió en un constante plebiscito. Ese día, Iker llamó a los capitanes del Barcelona, Puyol y Xavi, para intentar atajar la escala de violencia que se había vivido ese año en la Supercopa de España con la actuación estelar del técnico metiendo el dedo en el ojo de Tito Vilanova. “Yo sentía que tenía que hacerlo porque de lo contrario nos cargaríamos a la selección”, reconoció años más tarde el arquero.

La reacción del portugués a aquella iniciativa del capitán del Real Madrid y de España no se hizo esperar asignándole un puesto en el banquillo en el partido siguiente en el trofeo Bernabéu el 24 de agosto. Parecía algo aislado, pero ya desde ese primer momento se detectó que el margen de maniobra se reducía drásticamente al jefe del vestuario.

El 22 de diciembre de 2012, contra todo pronóstico, Mourinho sentó a Casillas en un partido de Liga ante el Málaga en La Rosaleda. “Creo que Adán está ahora mismo mejor que Iker y por eso le pongo”, dijo el portugués. La suerte, sin embargo, concedió una segunda oportunidad al capitán el 6 de enero de 2013 -otra vez en el banquillo- ante la Real Sociedad. Adán protagonizó una pronta expulsión y le tocó ocupar su lugar ovacionado por el Bernabéu.

La sanción a Adán permitió acumular partidos al capitán hasta que el 23 de enero de 2013 cayó lesionado de gravedad por primera vez en su carrera tras una patada involuntaria de Arbeloa en Mestalla. Mourinho aprovechó para fichar a Diego López y el técnico quedó tan encantado con su adquisición que el 7 de mayo -en los últimos días de baja del capitán- afirmó: “Diego López me gusta más como portero que Iker Casillas”.

El capitán, pese a estar plenamente recuperado de su lesión en la mano, no consiguió el “alta competitiva” del entrenador en lo que restó de temporada. El episodio más surrealista se vivió el 1 de junio de 2013 cuando decidió dar la alternativa a Jesús antes que a Casillas por una operación de Diego López.

“Me callé porque no quería montar un circo. Nuestra relación fue de más a menos, hubo discrepancias, pero nunca mala relación”, fue la mayor explicación dada por el arquero tras la salida del técnico.

Mourinho, sin embargo, no ha rehusado golpear a Casillas siempre que ha podido como este pasado verano. “Es un escándalo lo que va a cobrar en el Oporto”, dijo vehemente. Mañana se escribirá un nuevo capítulo de esta morbosa relación. ¿Se abrazarán o se ignorarán? Alrededor de las 20.45 en Do Dragao tendremos la respuesta y a bien seguro se escribirán muchas más páginas sobre ello.

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