Pablo Castrillo vuelve a reinar ganando en Cuitu Negru y Roglic da otro bocado a la Vuelta
Pablo Castrillo sorprende con un recital en Cuitu Negru para llevarse la etapa reina de la Vuelta a España
Roglic y Mas llegan juntos y le recortan otros 38 segundos a O'Connor en la general
Espectacular lo que ha logrado Pablo Castrillo en esta Vuelta a España. El del Kern Pharma, que venía de ganar en Manzaneda, se llevó contra todo pronóstico la etapa reina, con final en el Cuitu Negru asturiano. En un último kilómetro en el que peleó con todo con Vlasov, consiguió romper al ruso con una auténtica exhibición de fuerza y resistencia para llevarse su segunda etapa en esta Vuelta.
Por detrás, Mas y Roglic llegaron casi de la mano, puesto que el esloveno atacó, pero el de Movistar hizo un ejercicio de constancia tremendo para llegar a su rueda e incluso intentar ponerle a prueba. Iban decididos a por O’Connor, pero no pudieron bajarle de la cabeza de la general, puesto que sólo se dejó en meta 38 segundos respecto al de Red Bull-Bora, que tiene todavía que recortarle 43 segundos si quiere llevarse por cuarta vez la general de la ronda española.
La carrera llegaba a la siempre esperada Asturias, siempre decisiva en la ronda española. Sin el coloso Angliru, tomaba protagonismo el Cuitu Negru, una prolongación de la ya exigente subida a la estación de Valgrande-Pajares, a más de 1.800 metros de altura. Casi 19 kilómetros de puerto y que en los últimos tres se endurece aún más, con un desnivel que supera el 12% de media y rampas infernales del 24%. Antes, se subía en dos ocasiones la Colladiella, de primera categoría, y el Alto de Santo Emiliano, de tercera.
Era, por tanto, el día en el que todo aquel que aspire a algo en esta Vuelta debía mostrarse. También el día clave para un Ben O’Connor cuyas opciones de llegar de rojo a Madrid pasaban por lo que sucediera en el Cuitu. Llegaba con 1:21 de ventaja respecto a Primoz Roglic, que ya dejó claro en Ancares que era el más fuerte del pelotón.
Precisamente, el esloveno sorprendía antes de comenzar la ascensión, parándose en mitad de la carretera para cambiar la bici. Una carrera que, hasta entonces, había estado marcada por una fuga de hombres importantes, como Sivakov, Vine, Vlasov, Almiral, Kung y, también, un Pablo Castrillo que soñaba con, por qué no, regalar al ciclismo español un nuevo triunfo.
Tomaba tres minutos de ventaja la fuga tras la bajada de la Colladella y conseguían mantenerla antes de empezar el duro comienzo del último puerto del día. Destacaba la labor de un imperial Sivakov, que impuso su ritmo sin que le dieran el relevo y fue descolgando uno a uno a todos los que le acompañaban, a rueda, en la fuga salvo a Vlasov y Castrillo.
Recital de Castrillo en la Vuelta
Cuando todo apuntaba a que Vlasov podía aprovechar el trabajo que le habían hecho, puesto que Castrillo sufría de forma más que evidente, sorprendió el español con un fulminante ataque cuando comenzaban los tres kilómetros infernales hacia la cima del Ciutu Negru. Abrió un hueco que parecía definitivo, pero Vlasov no se rindió y acabó llegando, exhausto, a su rueda. Pero el oscense tenía más que dar, y lo dio, torturando al ruso hasta soltarle en un último kilómetro durísimo.
En el mismo punto en el que atacó el de Kern Pharma, aprovechó Lipowitz para cambiar el ritmo del grupo principal y marcharse con su jefe de filas, un Roglic decidido a arrebatar por fin el rojo a O’Connor. Pero no tenía su mejor día el del Red Bull-Bora. Mas sí que tenía mejores piernas y pudo encontrar su ritmo y alcanzar al esloveno, al que terminó poniendo al límite. Los dos entraron juntos en meta y consiguieron meterle a O’Connor 38 segundos, insuficientes para quitarle el rojo, pero que le dejan con una diferencia inferior a un minuto de cara a los Lagos de Covadonga.
Tras ellos entraron Skjelmose, Carapaz, Kuss y Mikel Landa. El vasco del T-Rex fue uno de los protagonistas de la etapa, puesto que su equipo tiró del pelotón y le hizo el trabajo hasta dejarle a pie del último puerto. Lo intentó aprovechar, con un ataque que seleccionó la carrera nada más empezar a subir. Sin embargo, terminó sufriendo mucho y, a excepción de O’Connor, fue el último en entrar de los hombres de la general.
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