Los motivos de la marcha de Bonucci: una bofetada a Dybala en la final de la Champions, sus broncas con Allegri…
Pocos pueden explicarse la marcha de Leonardo Bonucci al Milan. No se entiende que la Juventus haya dejado escapar a uno de sus pilares fundamentales. Y, menos aún, que haya ido a parar a uno de los equipos que amenaza con romper la próxima temporada la hegemonía de la Vecchia Signora en Italia. Desde hace cinco temporadas los bianconeri dominan con autoridad el calcio. Sin embargo, el gran desembolso realizado por los lombardos en este mercado estival, pone en riesgo la dictadura implantada por los de Turín.
Viendo los refuerzos del conjunto rossoneri, parece todavía más increíble que el subcampeón de Europa haya cedido a vender a uno de los buques insignia de su plantilla. Pero todo tiene una explicación, y esta tiene que ver con la mala relación de Bonucci con su técnico.
Según Radio Montecarlo, todo se remonta al Juve-Palermo de la pasada campaña, el central habría pedido -de malas formas- a Allegri que cambiase a Marchisio. La respuesta del entrenador fue contundente: «cállate, gilipollas». Unas palabras que no sentaron nada bien al zaguero y que pusieron fin a la cordial relación entre ambos.
Tras esta airada discusión sobre el verde, y con el pitido final, el central se retiraba a vestuarios corriendo mientras que sus compañeros se quedaban celebrando con la afición la victoria. Como fruto de este desencuentro, el defensa vivió desde el banquillo el siguiente duelo que enfrentaba a los turineses con el Oporto en Champions.
No quedaba todo ahí. Después de una supuesta tregua entre el entrenador y su jugador, en el descanso de la final de la Liga de Campeones en Cardiff, estalló el polvorín. Entonces, Dani Alves le recriminó a Dybala que debía jugar con más agresividad, algo refrendado por Bonucci y desacreditado, a su vez, por Allegri. Según diversos rumores, todo terminó con una bofetada del ahora defensa del Milan a su entonces compañero.
Con la renovación del técnico por la Vecchia Signora hasta 2020, el futuro de Bonucci estaba sentenciado. El preparador le quería fuera y éste, por motivos familiares, no estaba dispuesto a abandonar el país. Por ello, y a pesar de recibir suculentas ofertas de otros conjuntos del continente, decidió poner rumbo a Milán.