Messi acaba con la resistencia del Espanyol
Dos goles de Leo Messi sentenciaron un derbi carente de ritmo. El argentino de nuevo decisivo para que los culés se mantengan imbatibles en Liga.
Leo Messi sigue sosteniendo al Barça en Liga. Al argentino se le olvidó su presunta pubalgia contra el Espanyol, al que destrozó en los últimos 20 minutos de derbi con dos goles. El delantero fue la mejor noticia de un Barça austero y poco profundo que no disparó a puerta hasta el minuto 62 frente a unos pericos que bregaron, pero que no tienen demasiado gol.
El Barça, estando a kilómetros de su mejor versión, sacó petróleo de dos chispazos de Leo. El primero fue una falta desde la frontal en la que marcó con la ayuda de Víctor Sánchez, mientras que el segundo vino en un contragolpe eléctrico dirigido por Malcom y culminado por el argentino. Ojo al extremo que oposita a quitarle la titularidad a Coutinho, nuevamente gris.
El partido comenzó con un Espanyol sobreexcitado. Quizá por las palabras de Piqué o por el escenario, los pericos salieron muy motivados y concentrados para parar cualquier tipo de intentona culé. Los locales, con Messi totalmente recuperado de la pubalgia, avisaron en los primeros minutos con el argentino, pero los visitantes también arañaban con acciones en segunda jugada con Borja Iglesias ejerciendo de maestro como delantero-boya.
El Barça veía que en estático lo tenía muy complicado. Coutinho y Arthur están a kilómetros de distancia de su mejor versión y sin profundidad por el flanco zurdo sólo quedaba agarrarse a que Messi encontrase un momento de inspiración para decantar la balanza. Rakitic, en un contragolpe eléctrico, a punto estuvo de hacer de outsider con un disparo que lamió el poste perico en la ocasión más clara de los culés en los primeros 45 minutos.
El Espanyol, todo pundonor y valentía, respondió con el gambeteo de Melendo y los remates de un Borja Iglesias que apunta maneras de gran ariete. Piqué y Lenglet se multiplicaban para limitar las oportunidades a un Espanyol que apenas sufrió porque Messi estuvo ausente en este periodo. Los culés necesitaban un revulsivo o algo diferente porque con lo que había en el campo apenas había desborde ni profundidad para hacer hincar la rodilla a los visitantes.
Los cambios le funcionan a Valverde
Tras unos primeros compases igual de austeros que los primeros 45 minutos, Valverde se vio obligado a hacer un doble cambio con Malcom de delantero y Coutinho de centrocampista. La apuesta dio su resultado a Valverde bien pronto. En el minuto 62, Malcom realizaba el primer disparo a puerta de los culés obligando a Diego López a sacar lo mejor de su repertorio para sacar un balón que se colaba por la escuadra.
Coutinho, cinco minutos después, volvía a perdonar a un Espanyol que entró en un carrusel de cambios entrando Sergio García y Wu Lei intentando encontrar más acierto goleador. Las modificaciones, sin embargo, no tenían la incidencia deseada en unos visitantes que se empezaron a encerrar al no tener el balón tanto tiempo como antes.
En el minuto 70, Víctor Sánchez regaló el derbi al Barça. El capitán del Espanyol cometió una falta en la frontal sobre el argentino y posteriormente en la falta desvió el balón cuando Diego López iba a parar el libre directo. El jugador perico lo había hecho todo: hizo la falta previa al gol y luego su desvío fue fundamental para acabar con la resistencia de los blanquiazules.
El Barça, muy raquítico durante todo el partido, pudo jugar a placer el resto del partido. El Espanyol, sin embargo, tuvo un par de buenas aproximaciones con Lenglet empleándose a fondo para evitar el gol de Wu Lei tras un gran centro de Sergio García y luego Ter Stegen despejando de forma defectuosa y casi regalando el gol a los visitantes.
Cuando el partido parecía visto para sentencia, Messi puso la puntilla en un contragolpe eléctrico en el minuto 88. Malcom corrió y corrió hasta el área viendo por el retrovisor a un Messi que marcaba su clásico gol llegando en segundo línea y sentenciando a un Espanyol que perdió sin merecerlo. Regalaron demasiado los pericos ante un Barça que rentabiliza cualquier concesión.