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Así fue el épico partido de Rafa Nadal contra Federer en Wimbledon 2008

Rafa Nadal y Roger Federer se midieron en la final de 2008, en el que para muchos es el mejor partido de la historia del tenis

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La rivalidad entre Rafa Nadal y Roger Federer ha traspasado las fronteras el tenis, convirtiéndose en una de las mayores de la historia del deporte. Los duelos entre el tenista español y el suizo vivieron su momento culminante, sobre todo para el primero, el 6 de julio de 2008, el día que se disputó una final de Wimbledon que para muchos es el mejor partido jamás visto en la historia del tenis. Aquel día, ambos contendientes se disputaron un Grand Slam, con victoria épica de Nadal, el menos favorito, con cinco horas de trepidante tenis, con varias interrupciones y un triunfo casi de noche que va directo a los anales del deporte.

En palabras de John McEnroe, que ni mucho menos es un cualquiera en esto del tenis, hablamos del «partido más grande que se haya visto nunca». El tenista norteamericano jugó grandes duelos ante Connors o Lendl, entre otros, pero ninguno como aquel Nadal-Federer en Wimbledon 2008. Rafa Nadal, tiempo después de saborear una victoria única, recogió el guante de McEnroe, asegurando que fue inigualable. «La victoria más emocionante de mi carrera»

Después de dos finales consecutivas, en 2006 y 2007, con los mismos contendientes y un ganador, Roger Federer, el tenista suizo volvía al partido por el título en Wimbledon ante un Rafa Nadal con sed de venganza. La progresión del manacorí en pistas de hierba le había llevado a ser considerado ya a todas luces el segundo candidato por detrás del rey Federer, pero aquel domingo de verano de 2008 algo iba a cambiar en el tenis mundial.

Para poner en contexto lo sucedido, hay que decir que Roger Federer era un jugador prácticamente imbatible sobre hierba, pero que Rafa Nadal, con un juego mucho menos adaptable, en la teoría, al césped, tenía comida la moral al tenista helvético. Veníamos, un mes atrás, de una apabullante paliza de Nadal a Federer en la final de Roland Garros y en Wimbledon, si bien la igualdad iba a ser juez y parte del encuentro, el resultado acabaría siendo el mismo.

El partido se fue hasta las 4 horas y 48 minutos de duración, aunque en tiempo fue mucho más, debido a varios parones por la lluvia que añadieron dramatismo a la función. Hace ya un tiempo que Wimbledon tomó la decisión de cubrir, con techo retráctil y luz artificial, la pista central del All England Club –y la pista 1–, pero en 2008, ni una cosa ni la otra. El choque comenzó a las 14:36 y no fue hasta las 21:16 cuando Rafa Nadal pudo celebrar la victoria más épica de su carrera por entonces, con un marcador final de 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (8) y 9-7.

Así fue la victoria de Rafa Nadal

Nadal ganó los dos primeros sets por 6-4, con un tenis excelso en cuanto a táctica e inteligencia. En el tercero, con 5-4 favorable al manacorí y servicio para Federer, vivimos un primer parón por la lluvia. Roger fue el beneficiado, ya que supo gestionar los nervios y forzar un tie-break en el que se llevó el gato al agua. En el cuarto set, mismo desenlace, en la muerte súbita y con victoria de Federer. Imposible más épica… o no.

En el quinto y definitivo set, entonces sin tie-break para ese parcial, el juego volvió a interrumpirse por la lluvia, con 2-2 y 40-40 en el marcador. «Tranquilo, Toni. No voy a perder, puede que él me gane pero no voy a perder», le dijo Rafa a su tío en el vestuario, según relata el propio Toni en su libro Todo se puede entrenar. Nadal tenía aprendida la lección y decidió poner toda la carne en el asador. Lo mismo hizo Federer.

Así las cosas, los juegos fueron pasando sin break hasta que con 7-7, Federer no tuvo su mejor juego y el mejor competidor de la historia, Rafael Nadal Parera, le estaba esperando para conseguir una rotura de saque que sería decisiva para completar un triunfo de otro planeta en el mejor partido de la historia. Tras casi cinco horas y ya prácticamente de noche, Nadal se lanzaba al césped de la central de Wimbledon y rompía a llorar con su primera conquista en Londres hecha realidad.

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