LeBron James le devuelve la paliza a Curry y pone emoción en las Finales (120-90)
Los Warriors pagaron muy caro su exceso de confianza en el tercer partido de las Finales de la NBA. El equipo liderado por Stephen Curry fue arrasado por unos Cleveland Cavaliers que rompen una racha de siete derrotas consecutivas ante el equipo de la bahía de San Francisco. LeBron James se redimió ante su público con una actuación estelar, bien secundada por los francotiradores JR Smith y Kyrie Irving.
Con la eliminatoria en contra 2-0, a Cleveland no le quedaba otra que salir en tromba. Los locales dieron una auténtica exhibición en el primer cuarto (33-16) gracias a un arranque espectacular de Kyrie Irving. El base, muy criticado por su falta de carácter en los dos primeros partidos, dio ese paso adelante, en parte auspiciado por la lesión de Kevin Love –apenas se le echó de menos– con 16 tantos en esos primeros 12 minutos.
Golden State estaba K.O. con sus titulares y Kerr decidió ver si con sus suplentes podía capear el temporal. Los Livingston, Barbosa e Iguodala cumplieron con su parte del trato recortando la distancia a menos de 10 puntos y defendiendo, cosa que los del quinteto inicial no hicieron. Los vigentes campeones estaban en situación franca para darle la vuelta al marcador en la primera mitad, pero ni Curry ni Thompson brillaron a su nivel habitual.
Pese a todo, los ocho tantos de ventaja se hacían escasos para los méritos de Cleveland y los deméritos de los Warriors. Sin embargo, el inicio del tercer cuarto puso las cosas en su sitio. LeBron James cambió su previsible juego de penetraciones a canasta para empezar a anotar con suma facilidad desde cinco metros. La defensa de Golden State hacía aguas, pese a los intentos de Curry –12 tantos en el tercer cuarto– por enchufar a sus compañeros.
La renta se disparó hasta la veintena de ventaja. Cleveland jugaba con hambre e intensidad, mientras que los Warriors parecían saciados por su propio éxito. El equipo californiano hizo un último intento por meterse en el partido, pero el único que dio señales de vida, y tarde, fue un Curry que cogió sensaciones hasta marcharse con 19 puntos, su mejor marca de la serie. LeBron James, sin embargo, también reclamaba su corona con unos porcentajes de tiro de otro planeta.
Cleveland da un golpe sobre la mesa en las Finales de la NBA y advierte a los Warriors de que no venderán barata su piel. Steve Kerr tendrá que dar una charla sobre el hambre de títulos a los suyos. No en vano, aprendió del jugador con más hambre de la historia, Michael Jordan, para revalidar un anillo que vuelve a tener mucha vida.