Laporta prepara un tijeretazo a la plantilla y elige a sus primeras víctimas

La gran revolución que se espera en el Barcelona pasa también por mirar hacia adentro. Joan Laporta planea una gran reestructuración de la plantilla y ya se está moviendo entre bambalinas para lograr cazar las gangas que deja el mercado este verano: jugadores libres o en el último año de contrato que reduzcan su precio de salida. La tesorería culé es la que es. El nuevo presidente blaugrana sabe con qué se ha encontrado y el escaso margen de maniobra que tendrá. Toca tirar de tijera, de escuadra y cartabón y hasta de calculadora. Son tiempos difíciles en el Camp Nou.

Desde que realizó la auditoría en sus primeros días al frente del club, supo las dificultades que tendría para realizar un gran cambio en la plantilla. Las trabas económicas para hacer una remodelación en el vestuario son obvias, ya pasó por eso Josep María Bartomeu durante el pasado verano y se encontró en una tesitura similar Carles Tusquets durante su Junta Gestora en enero. De ahí que sea en estos momentos tema central la posibilidad de ejecutar un nuevo y fuerte tijeretazo a las vacas sagradas del club, que no son pocas.

Las jerarquías del equipo llevan siendo las mismas desde hace varias temporadas. Los pesos pesados del vestuario continúan con un status altísimo pese a que en los últimos años su rendimiento haya decaído. Los resultados y títulos están en declive. La consecución esta temporada de la Copa del Rey no tapa la vulnerabilidad tan elocuente que mostró el equipo en Champions League ante un Paris Saint Germain que le devoró. También está el ejemplo de la Liga en una de las campañas en las que el campeón tendrá menos puntos de los últimos años. Pudieron engancharse a la lucha por el título pero en el momento de la verdad: hecatombe.

Las vacas sagradas son muchas. En un escalón superlativo por rendimiento está Leo Messi. El argentino es uno de los pocos que mantiene siempre un nivel óptimo, de estrella. Hay poco que reprocharle en esta temporada tan aciaga, de ahí que sea tema central su renovación, aunque todo dependerá de su propia decisión. No por ello estará exento de un fuerte tijeratazo. Como adelantó Eduardo Inda, Laporta planteará una reducción del 50% de su contrato: lo cortará por la mitad. De 75 millones de euros a 37,5. Casi nada. Le quieren hasta 2024.

Las vacas sagradas, en la diana

Laporta ve necesario sentarse a hablar con algunos de los futbolistas importantes de la plantilla que de un tiempo a esta parte han comenzado a caer en cuento a rendimiento. Veteranos como Sergi Roberto, Busquets y Gerard Piqué están en la diana. 29, 32 y 34 años respectivamente y con contratos hasta 2022, en los dos primeros casos, y hasta 2024 en el caso del central. Los tres tienen algunos de los contratos más altos de la plantilla, en un escalón jerárquico superior y el presidente entiende que a razón de sus rendimientos, se deben analizar cada uno de sus casos.

La idea, como apunta Mundo Deportivo, es proponer a los tres futbolistas una reducción salarial y alcanzar un punto en el que existe un equilibrio coherente entre lo que cobran cada temporada y lo que aportan en ella. Busquets ha sido el más regular, pero el físico comienza a pasarle factura y sin relevos, esta temporada ha jugado más de lo que realmente se hubiera querido. Los otros dos futbolistas han sufrido diversas lesiones que les han dejado fuera gran parte de la temporada.

También están dispuestos a plantear en alguno de estos casos la posibilidad de pactar una salida con la que estén conformes los futbolistas, acorde al rendimiento que han dado durante los últimos años en el club, en cuanto a títulos y partidos. Con esto queda recalcado que pasarán a un plano inferior, dejarán de ser intocables en los esquemas y deben estudiarse nuevamente sus condiciones salariales.

Antoine Griezmann es otro de los jugadores con los que se quiere hablar una vez concluya la temporada. El francés llegó en 2019 y, aunque no es una vaca sagrada, sí es un jugador de categoría superior sobre todo en términos salariales. Su rendimiento, pese a los goles y asistencias que ha acumulado esta temporada, no es lo esperado. Tiene contrato hasta 2024 y también se le planteará una reducción salarial pero con él existe también la vía del traspaso. Tiene cartel y no son pocos los equipos que estarían interesados en él pero el Barça es el lado débil de la negociación en esta historia.