GP CHINA FÓRMULA 1

Imponente Ricciardo, maestro Alonso y estúpido Verstappen

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Ricciardo celebra la victoria con su muro. (Getty)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Imponente Ricciardo, que ganó el GP de China de Fórmula 1, con una genial remontada liderada por el equipo Red Bull. Magistral Fernando Alonso, que otra vez hizo magia en la pista para remontar seis puestos y adelantar incluso a Vettel. Y estúpido Verstappen, que podría haber ganado la carrera y no sólo no ganó, sino que se cargó la de Vettel con una maniobra suicida en la que embistió al piloto alemán. Discreta actuación de Mercedes, salvada por el segundo puesto de Bottas con un Hamilton que no encontró el ritmo en toda la carrera.

Vettel salió como una bala y Raikkonen como un jubilado en un semáforo. El tapón de su compañero benefició al alemán, que tiró con su Ferrari desde el inicio. Bottas era segundo, el agresivo Verstappen tercero, mientras que Hamilton, penalizado por su propio ímpetu, caía a la quinta plaza y se veía incapaz de pasar a Raikkonen, como uno de esos conductores que se ponen a 80 en la autopista en el carril izquierdo y no se quitan.

¿Los españoles? Carlos Sainz ganó una posición el la salida, pero su compañero Hulkenberg le devolvió el adelantamiento en pista. Fernando Alonso, con los superblandos, ganó dos posiciones y se colocó undécimo al final de la primera vuelta. Su carrera pasaba por aguantar posición y esperar a que sucedieran cosas porque su McLaren no es precisamente un dechado de velocidad.

Las primeras cinco vueltas de carrera se cerraron sin incidentes: Vettel, Bottas, Verstappen, Raikkonen y Hamilton ocupaban, por ese orden, las cinco primeras plazas del GP China de Fórmula 1. Carlos Sainz y Alonso mantenían su séptimo y undécimo puesto con el objetivo de conservar los neumáticos el máximo tiempo posible, porque esa degradación de las gomas iba a marcar el devenir de la carrera.

Alonso busca la décima

En la vuelta 9, Fernando Alonso empezó a enseñar la rueda a Grosjean, que venía con problemas con el ultrablando, pero el piloto de Haas se defendió cerrándole la puerta. En principio, las ruedas del suizo no debían pasar de la vuelta 14, pero su ritmo estaba frenando a Fernando, perdón por el trabalenguas. Repitió Alonso el intento de pasar a Grosjean en la vuelta 12, pero sólo consiguió meter su McLaren por delante del Haas unos segundos.

Sin novedad en cabeza de carrera: Vettel aumentaba su ventaja sobre Bottas, Verstappen mantenía el puesto ante Raikkonen y Hamilton se desesperaba en su triste quinto puesto. Carlos Sainz paró en la vuelta 13 y montó los neumáticos medios… ¿iría a una sola parada? Fernando Alonso ganaba un puesto por la parada del Renault, pero seguía sin poder con Grosjean… hasta que el suizo paró en la vuelta 17 después de estirar al máximo la vida de los ultrablandos.

En la vuelta 18 Red Bull hizo magia y sus dos monoplazas pararon a la vez. Verstappen y Ricciardo cambiaron ruedas en sendas paradas de vértigo que, hasta el momento, había sido lo mejor de la carrera. Hamilton paró casi a hurtadillas en la vuelta 19 para intentar el undercut con Raikkonen. Una vuelta después paró su compañero Bottas. La presión era para Ferrari, cuyos monoplazas lideraban la carrera sin haber hecho ningún pit stop.

Vettel paró en la vuelta 21 y Bottas le hizo el undercut. Le salió la estrategia a Mercedes, que empezó a liderar virtualmente la carrera a la espera de que Raikkonen hiciera su parada. No había opción de recuperar en la segunda parada para nadie, porque no iba a haber segunda parada.

Pasado el ecuador del GP China, Fernando Alonso era ya séptimo, pero aún no había hecho su parada. Sólo su McLaren y el Ferrari de Raikkonen se mantenían en pista, con los dos Renault por detrás. Por delante, Bottas pasó a Raikkonen en el liderato, igual que su compañero Vettel, al que el finlandés abrió la puerta caballerosamente. Bottas y Vettel, por este orden se iban a jugar la carrera. Al final de la vuelta 28, Raikkonen paró (quizá demasiado tarde) y se incorporó a la pista en el sexto puesto, por detrás de Hamilton y Ricciardo.

Fernando no para

Fernando Alonso se mantenía séptimo en pista y era el único monoplaza que no había parado, así que su posición era ficticia. Como el resto de coches también iban a una parada, el piloto español podría volver a la pista en el puesto decimotercero. La estrategia de McLaren, una vez más, se revelaba inadecuada. Cuando paró en la vuelta 31, se confirmó que Fernando Alonso volvía a pista en el puesto 13. Vamos, en el mismo desde el que salía en parrilla.

Pero entonces el safety car lo cambió todo en la vuelta 31. Verstappen aprovechó para hacer su parada… y Ricciardo también. Otra vez Red Bull se apuntaba a la doble parada. También pararon los Renault, así que Fernando Alonso se colocó en el décimo puesto. Lo malo para el español es que su neumático era el medio y los que habían parado, Carlos Sainz entre ellos, habían montado el blando.

Fernando Alonso adelantó a Grosjean cuando el safety car se marchó, así que el español se colocó noveno. Por delante no ocurrió nada y todo se mantuvo igual: Bottas, Vettel, Hamilton, Verstappen y Raikkonen, por ese orden, en los cinco primeros puestos de carrera. Que luego cambiaría por el adelantamiento de Ricciardo a Raikkonen, que perdió la quinta plaza.

Ricciardo lleva alas

Era la vuelta 39 y Mad Max la volvió a liar. Trató de pasar a Hamilton para ganar el tercer puesto, pero lo hizo por donde no cabía y su maniobra le costó un puesto. Cosas de Verstappen. Al contrario que su compañero, Ricciardo sí que dio un recital y supo pasar a Hamilton por donde sí tocaba, sin grandes apuros y sin gran resistencia del piloto inglés. Ricciardo acariciaba el podium y Hamilton se rendía.

Los dos Red Bull iban embalados. Ricciardo se quitó sin problemas a Vettel y se colocó segundo, mientras que Verstappen también adelantó a Hamilton y se colocó cuarto. La amenaza para Bottas, todavía líder, tenía alas y se llamaba Red Bull.

Otra locura de Verstappen

Y el peligro público número uno se llamaba Verstappen. El piloto de Red Bull embistió a Vettel en un intento temerario y casi suicida de adelantarle. Chocaron. La maniobra le iba a costar a Verstappen una sanción de diez segundos y a Vettel, que cayó al séptimo puesto, un calentón y muchos puntos. En la vuelta 45 y después de la estupidez de Max, la carrera enloqueció.

Pero Ricciardo, haciendo las cosas como tocaban, sí que pudo adelantar a Bottas por el sitio, sin chocarse con nadie ni crear incidentes. El piloto de Red Bull confirmó su remontada después de una maravillosa estrategia de su equipo. La situación era la siguiente: Ricciardo, Bottas, Raikkonen, Hamilton y Verstappen… Vettel, con su Ferrari tocado, caía a la séptima plaza. Alonso y Sainz se mantenían noveno y décimo respectivamente. Luego ambos adelantaron a Magnussen y ganaron una posición.

Alonso, a por Vettel

Ahí estaba la emoción, porque a Vettel se le moría el Ferrari –después del golpe con Verstappen– y Fernando Alonso amenazaba su séptimo puesto. Una vez más, la carrera del asturiano estaba siendo magistral. Y le consiguió pasar en la penúltima vuelta en un adelantamiento de fuera hacia adentro que recordó a todo el mundo quién es el mejor piloto del Mundial de Fórmula 1.

Al final Ricciardo aguantó un triunfo con remontada, Bottas sostuvo la segunda plaza y Raikkonen acabó tercero. Verstappen, el piloto estúpido que se cargó la carrera de Vettel, terminó cuarto, quinto con la penalización. Fernando Alonso, en otra demostración magistral, cerró la carrera en el séptimo puesto cuando salía de parrilla el decimotercero.

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