ATLÉTICO DE MADRID

La hemorragia que desangra al Atlético: ocho meses sin portería a cero fuera de casa

Desde el 0-0 en el Camp Nou ante el Barcelona del 5 de mayo el equipo no consigue acabar un desplazamiento imbatido

Oblak: "Hablar no sirve de nada si no lo solucionamos en el campo"

El club remodelará por completo la defensa el próximo verano

Simeone: "La falta de agresividad en el área nos priva de estar en sitios más importantes"

Panorama horrible para la Copa: Giménez sancionado, Griezmann y Llorente casi descartados

Jan Oblak
Oblak, caído sobre el césped tras la derrota ante el Mallorca.
Tomeu Maura
  • Tomeu Maura
  • Redactor jefe de Deportes en OKBaleares, 40 años en la profesión cumplidos en 2023 tras más de media vida en El Mundo

El próximo día 19, cuando el Atlético de Madrid pise el terreno de juego de Anoeta para disputar los octavos de final de la Copa del Rey, se cumplirán exactamente 256 días o, lo que es lo mismo, 8 meses y 11 días, desde la última vez que el equipo fue capaz de dejar a cero su portería en un partido de fuera de casa. Una sangría defensiva que explica por qué estamos ante la peor etapa en las diez temporadas que lleva el Cholo Simeone al frente del vestuario rojiblanco, sin opciones en la Liga, eliminados de la Supercopa, en cuadro para afrontar la eliminatoria de octavos de final de la Copa del Rey y con la ya cercana visita del Man’U de Cristiano Ronaldo en la Champions.

«La falta de agresividad en el área nos priva de estar en sitios más privilegiados», dijo ayer el Cholo Simeone en la conferencia de prensa posterior al partido ante el Athletic. El argentino ya lo ha probado todo y nada le sale bien. El equipo paga con sangre las prolongadas ausencias de Savic, el mejor defensa del equipo, y la irregularidad de Giménez, que no ha podido tomar el relevo de su compatriota Godín como jerarca atrás. Con Felipe y Hermoso en un rendimiento residual y sin más alternativas que reubicar a centrocampistas -Kondogbia- o laterales -Vrsaljko- en el centro de la zaga, el Atlético es un verdadero coladero. Da igual contra quien juegue. Su debilidad es una evidencia.

«Hablar no sirve de nada si no lo solucionamos en el campo», lamentó Oblak tras jugar su mejor partido en los dos últimos meses. El esloveno, que acaba contrato en 2023, está también ante su peor temporada en el Atlético y ya son varias las voces que plantean si realmente es necesario invertir tanto dinero en renovarlo o si no sería mejor buscar una alternativa mucho más económica, a la vista de la forma en la que ha periclitado su rendimiento. Oblak lleva encajados en 20 partidos de Liga 24 goles, tan sólo uno menos de los que recibió en toda la pasada temporada, en la que ganó su quinto trofeo Zamora.

En verano la defensa se remodelará por completo. Llegará algún remiendo en enero, pero cuando de verdad se emprenderá la renovación será cuando acabe la temporada. Se va a fichar a dos laterales, uno por cada banda, y por lo menos a dos centrales. Ni uno solo de los actuales tiene garantizada la continuidad, ni siquiera Giménez, por el que el Atlético rechazó hace dos temporadas una oferta de 90 millones de euros del Manchester City. Muchos son los que ahora, a la vista del interminable historial de lesiones que lleva a sus espaldas el uruguayo, se echan las manos a la cabeza.

El Atlético no jugará hasta el próximo miércoles. Lo hará en Anoeta ante la Real Sociedad en un encuentro importantísimo porque la Copa del Rey se presenta como el único clavo ardiendo al que agarrarse para maquillar una temporada horrenda. Sin embargo las condiciones con las que llegará el equipo a San Sebastián son límites. Giménez, expulsado ante el Athletic, es baja segura; tampoco parece probable que llegue Llorente, que recayó por tercera vez de sus problemas musculares, y sería un milagro que se recuperara Griezmann. El único que sí puede estar es Savic, pero también se le esperaba en Arabia y se cayó de la convocatoria. 

Pintan bastos en el Atlético y entre la afición se plantea la cuestión de si es conveniente que siga Simeone. El entrenador argentino tiene contrato en vigor y disfruta de toda la confianza del club, pero la decisión es exclusivamente suya. Dependerá de lo fuerte que se sienta.

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