Griezmann reconecta al Atlético en Liga
Los rojiblancos, a dos velocidades, se imponen a un valiente Valencia
Fueron superiores a su rival cuando imprimieron más ritmo
Cortan la hemorragia liguera tras dos derrotas consecutivas
El cotillón del Metropolitano opositaba a desdicha cuando Beltrán se sacó el latigazo de su vida para batir a Oblak y neutralizar el gol inicial de Koke. Se nublaba el día de los rojiblancos -su último del año en el Metropolitano- hasta que Griezmann (2-1) quiso. Entró desde el banquillo, pero un poco del francés sigue siendo mucho. Gran centro de Pubill, mejor control de Antoine y remate académico a la media vuelta. Fue el epílogo de una victoria que reconecta a los rojiblancos con la Liga y actúa como prólogo de la fiesta de la afición. Pasacalles y churros con chocolate, el fin de año del Atlético.
Mira el Atlético al Valencia sin nostalgia de tiempos pasados. Los de la inestabilidad, los del miedo al descenso, aquel periodo en el que los rojiblancos lo mismo ganaban una Copa del Rey que peleaban por no descender. Esos, precisamente, en los que está imbuido ahora el club valenciano. Y de los que el Atlético y Griezmann no le dejaron salir, por más que el plan de Corberán llevara a ello. Porque el Valencia, azotado por el brote de gripe, se quitó la mascarilla y mostró personalidad y argumentos para vivir en una zona más tranquila de lo que dice la clasificación.
Su inició una declaración de intenciones. Hugo Duro -futbolista donde los haya que tiene tomada la medida al Atlético con 5 goles en 7 partidos- volvió a vestirse de antihéroe colchonero con una vaselina que rozó la red propiciado por un error de Giuliano, que en contadísimas ocasiones también tiene falta de tensión. El susto quitó el hipo y fue Koke el que espantó el fantasma con su primer gol en más de un año al embocar un balón suelto en el área. Gol de viejo rockero. Y para cuando se quede su guitarra sin cuerda, Barrios la debería tener afinada. Va por ese camino.
Presenta argumentos para ello, tanto defensiva como ofensivamente. Es solidario, cuerpea y tiene criterio con balón. Únicamente Sorloth -de nuevo inmerso en su versión errática- evitó que su pase en profundidad medido no tuviera más reconocimiento. Golpeó al bulto. No estuvo igual de cohesionado como contra el PSV, aunque sigue mostrando su capacidad de liderar la presión, ganar duelos y dar oxígeno a su equipo. Tal vez preocupe más Julián Álvarez, que firmó otro discreto ejercicio.
Apenas apareció en el primer tiempo y Simeone lo cambió cuando se cumplió la hora de juego. Y el Valencia, que no había perdido la cara al partido, castigó el vacío legal en el que se movía un Atlético algo apático. Beltrán croqueteó a Almada y fusiló a Oblak. Reaccionaron los rojiblancos, que volvieron a meter su velocidad de crucero. Fue un Pubill creciente quien descifró la defensa valencianista y filtró a Griezmann que mejoró la jugada. Dos goles de dos viejos rockeros del Atlético. Viejas glorias siempre son recordadas. También Robe Iniesta y su foto con la rojiblanca enfundada.