Los fichajes del Barça empiezan a rentabilizarse en la fiesta de Messi (6-1)
El Barcelona mantiene su récord perfecto en Liga. Cinco partidos y cinco triunfos para el equipo de un Ernesto Valverde que sabe sacar más partido a su plantilla que Luis Enrique. Los nuevos fichajes, Semedo y Paulinho, fueron decisivos en el triunfo ante un Eibar que fue valiente y que se dio de bruces con la realidad: Hernández Hernández pitó un penalti dudoso que abrió la lata. El resto fue coser y cantar para unos azulgranas que desplegaron un juego de pocos kilates, pero que se mostraron tremedamente eficaces de cara a la puerta rival en la primera mitad.
El segundo acto lo marcó el talento de un Leo Messi que en tres chispazos sentenció a los visitantes. El argentino se marchó con un póker de goles en la mochila y deja más que encarrilado el trofeo al máximo goleador de la Liga con nueve tantos en cinco jornadas, mientras Cristiano se mantiene inédito por su sanción en la Supercopa.
El Eibar tuvo la oportunidad de encender las alarmas en el Camp Nou. Sergi Enrich se plantó mano a mano con Ter Stegen en el minuto cuatro con el delantero lanzando al muñeco la oportunidad más clara de los vascos. Era más fácil mandarla a las nubes que dar en el guardameta alemán.
El susto pareció no inquietar a unos culés que se vieron en apuros con la presión alta de los visitantes. Tanto fue así que Inui tuvo un par de oportunidades que rozaron el 0-1. El Eibar estaba bien plantado, mientras el Barça aún se intentaba adaptar a la ausencia de Luis Suárez colocando novedosamente como falso 9 a Paulinho, quizá también para que no estorbase en la circulación de balón.
Una internada sin aparente peligro de Semedo tuvo mucha trascendencia en el minuto 19. El portugués, ya asentado como titular en el lateral, piso área y Gálvez intentó taparle el hueco. Hernández Hernández interpretó que esa acción fue merecedora de penalti, pese a que el contacto fue escaso para que el futbolista culé cayese como cayó. Messi, al trote, abría la cuenta desde los 11 metros.
El gol sentó como un jarro de agua fría a un Eibar que hasta ese momento había estado inmaculado. El Barcelona siguió desplegando un juego perezoso, pero pisando área rival. En un córner, Paulinho reapareció como un llegador voraz anotando el tanto de la tranquilidad de cabeza. Tan apreciado fue el gol por la hinchada culé que hasta algunos se lanzaron a corear su nombre. Si Pep levantase la cabeza y escuchara quién es el nuevo ídolo…
Messi abrió el tarro de las esencias
Así se llegó a un descanso que pareció sacar el modo hibernación a Messi. El argentino arrasó en la segunda parte siendo el principal protagonista de los tres goles culés. En el primer arrancó y sólo una mano prodigiosa de Dmitrovic impidió su segundo tanto. El rechace, sin embargo, cayó en las botas de un Denis Suárez que no perdonaba.
El Eibar se revolvió y aprovechó un fajo de concentración de Piqué para que Enrich consiguiese el tanto del honor. Demasiado tarde para los visitantes. Messi ya se había desatado y no tenía intención de irse de vacío. El 10 cerró la cuenta con dos goles marca de la casa. El primero fue un ejercicio de colocación desde la frontal, el siguiente una carrera impecable con caño incluido a la salida de Dmitrovic y el último de pared con Aleix Vidal.
El Barça sigue sumando grandes resultados sin un juego demoledor. El Eibar no estuvo afortunado –sus dos postes hablan por si mismos en los minutos finales–, pero los culés están en otra dimensión con este Messi. Los fichajes se unieron a la fiesta del jugador más en forma del mundo.