Las consecuencias por el grave incidente en Cornellá

El Espanyol – Barça corre el riesgo de jugarse a puerta cerrada

El próximo derbi catalán entre el Espanyol y el Barça se puede jugar a puerta cerrada si el Comité de Disciplina castiga al club perico

Cabe la posibilidad de que el Barça celebre el alirón liguero con el estadio del Espanyol vacío

El barcelonismo se prepara para su mayor desplazamiento de la temporada: 4.000 culés estarán en Milán

Barça Espanyol puerta cerrada
Una imagen del último Barça - Espanyol. (EP)

El derbi entre el Espanyol y el Barça, previsto para el próximo jueves 15 de mayo a las 21:30 horas en el RCDE Stadium, podría celebrarse sin público en las gradas, a puerta cerrada. La posibilidad de que el derbi catalán se juegue a puerta cerrada ha tomado fuerza tras los incidentes ocurridos en el partido que enfrentó al conjunto perico con el Betis este pasado domingo, en el que se registró el lanzamiento de objetos al terreno de juego, algo en lo que es reincidente la afición blanquiazul.

El episodio se produjo en el minuto 92 del encuentro, justo después del gol de la victoria verdiblanca, obra de Antony. Desde la grada del Gol de Cornellà, situada tras la portería defendida por Adrián San Miguel, se arrojaron tres mecheros al césped. Aunque los objetos no impactaron en ningún jugador, el árbitro Guillermo Cuadra Fernández activó el protocolo de seguridad, deteniendo brevemente el encuentro y comunicando lo sucedido a los capitanes, cuerpos técnicos, personal de seguridad, Mossos d’Esquadra y los delegados de ambos equipos.

El incidente quedó recogido en el acta arbitral, en la que se especifica que «los objetos fueron lanzados desde la grada situada detrás de la portería izquierda, según se sale de vestuarios, ocupada por aficionados locales identificables por su indumentaria y cánticos». Cuadra Fernández también detalla que una vez recogidos los objetos, se procedió a emitir un mensaje por megafonía advirtiendo que el partido no se reanudaría hasta que cesaran los incidentes. Finalmente, el encuentro concluyó sin mayor problema.

Este suceso, que normalmente no revisa gravedad, podría acarrear consecuencias mayores para el club perico debido a un antecedente reciente. El pasado 26 de septiembre, tras la conclusión del encuentro entre el Espanyol y el Villarreal, un espectador lanzó un vaso que impactó en el pecho del árbitro Alejandro Quintero González. Aunque el colegiado no sufrió daños y el autor del lanzamiento fue rápidamente identificado, el Comité de Disciplina de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) sancionó al Espanyol con una multa de 3.000 euros por infracción del artículo 107.2 del Código Disciplinario, catalogada como «alteración del orden del encuentro de carácter grave».

Lo que convierte este nuevo episodio en un posible detonante para el cierre del estadio es la advertencia incluida en la resolución de la RFEF en septiembre: si se producía un incidente similar durante la presente temporada, el RCDE Stadium podría ser clausurado. La reincidencia ha tenido lugar, y la amenaza que entonces parecía lejana es hoy una posibilidad real que podría materializarse en el derbi ante el Barça.

La posible sanción supondría un duro golpe para el Espanyol, que lucha por consolidar su permanencia en la élite del fútbol español y que cuenta con el apoyo de su afición como uno de sus principales activos. La hinchada perica ha sido clave en los buenos resultados del equipo como local, y perder ese respaldo en un partido tan simbólico como el derbi catalán podría resultar determinante, más con lo que también tiene en juego el eterno rival.

¿Alirón a puerta cerrada?

El Barcelona podría llegar al encuentro con opciones de proclamarse campeón de Liga, dependiendo del resultado que obtenga en su enfrentamiento previo ante el Real Madrid en el Clásico. De vencer, el equipo de Hansi Flick podría celebrar el título en un RCDE Stadium si vencen al club perico o se dan los resultados necesarios, circunstancia que en sí misma ya supone un elemento altamente simbólico para ambos clubes y sus respectivas aficiones.

No sería la primera vez que el feudo perico sufre una sanción de este tipo. El estadio ya fue clausurado al inicio de la pasada temporada, antes del ascenso, cuando el Espanyol tuvo que disputar su primer partido en casa, frente al Racing de Santander, a puerta cerrada como castigo por la invasión de campo que se produjo el 14 de mayo de 2023. Aquel episodio ocurrió tras la derrota frente al Barcelona (2-4), que se proclamó campeón de Liga en Cornellà-El Prat, una imagen que quedó grabada en la memoria de la afición perica.

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