Un derbi es un derbi
Cuando uno mira la clasificación y ve al Barcelona liderando cómodamente la Liga, con el Atlético persiguiéndole a una distancia de nueve puntos y con el Real Madrid tercero y con la mente puesta en ganar la tercera Champions seguida y seguir ampliando su leyenda, uno puede pensar que el derbi que medirá a ambos equipos capitalinos en el estadio Santiago Bernabéu carece de importancia. Que puede ser menos derbi que otros. No hay nada en juego. Pero para nada será así. Y es que, un derbi siempre es un derbi.
Real Madrid y Atlético se mirarán a los ojos por última vez esta temporada -este año sólo se han cruzado en Liga, algo que en las últimas temporadas no estaba siendo así- para saldar cuentas pendientes, demostrar quien manda en la capital, salvar la honra de sus aficionados -esos que nunca ven un partido de este tipo sin emoción- y tratar de llenar los baúles de moral para lo que tienen por delante. Sin duda, emociones fuertes. Unos buscan el billete a Kiev para alzar la Decimotercera, mientras que los otros, tras el traspié en Champions, quieren estar en Lyon para abrir por primera vez la sala de trofeos del Wanda Metropolitano con una nueva Europa League. Pero antes, el derbi.
Ni Zidane ni Simeone se tomarán este partido como un ‘amistoso’. Nadie regalará nada. El francés, que en muy poco tiempo ha hecho mucho en el Madrid, nunca ha ganado a los rojiblancos en el Bernabéu en Liga. El entrenador argentino fue el primero en ganar a Zizou como técnico del primer equipo blanco. La temporada pasada el Cholo sacó un empate del Bernabéu que obligó al Madrid a pelear por la Liga hasta el final.
La cosa cambia en Champions. Zidane era el segundo entrenador del Madrid en Lisboa, era el primero en Milán y estaba al mando en las semifinales del año pasado. Sólo se perdió los cuartos de 2015 cuando Chicharito apartó, una vez más, a los de Simeone de su sueño continental. El atlético no olvida todos esos sinsabores, lo que le lleva a no regalar nada al eterno rival. Pocos disfrutan como él cuando los blancos hincan la rodilla. Sus saltos hacia el túnel de vestuarios la temporada pasada tras quitarle dos puntos a los madridista todavía se recuerdan por Concha Espina.
Un derbi de jugadores
Los protagonistas de esto, los jugadores, también tienen sus particulares cuentas pendientes. Lo más llamativo será ver como Theo Hernández y Lucas Hernández, hermanos y rivales, se enfrentan. El madridista apunta a titular en el flanco izquierdo, mientras que el rojiblanco ocupará el centro de la zaga colchonera.
Sergio Ramos y Diego Costa también protagonizarán un reencuentro muy especial. Entre ambos han salto chispas en los derbis en los que se han visto las caras y el delantero ya avisó durante la última concentración con España que la amistad que les une quedará aparcada durante 90 minutos. «Ramos y yo nos lo hemos dejado ‘clarito’: nos pegaremos en el derbi», afirmó el atacante.
Bale y Griezmann también vivirán un derbi diferente. Ambos podrían abandonar sus respectivos equipos el próximo verano y quiere dejar una buena imagen en un encuentro donde han brillado lo justo históricamente. Y por último, Cristiano y Oblak lucharán por los galardones. El portugués quiere el Pichichi, mientras que el esloveno busca el Zamora. El que salga victorioso tendrá mucho ganado.
Al vecino ni agua
Los aficionados pondrán el picante en el duelo. A ninguno le apetece escuchar al cuñado, amigo, pescadero, carnicero, frutero, taxista… del equipo rival el lunes. Ese que siempre tiene un comentario jocoso cuando le moja la oreja al contrario.
El famoso ‘quien manda en la capital’ renace cada derbi. Da igual que unos te tengan tomada la medida en tu casa en Liga o los otros te hayan ganado dos finales de Champions y te hayan apeado de la máxima competición europea otro par de veces, el último resultado es el argumento que más pesa y que se suele utilizar… sobre todo por parte del que gana. Y es que, un derbi es un derbi.