Atropello arbitral en el Di Stéfano (1-1)

Llegaba la gente contenta al estadio Alfredo di Stéfano. Tras la resaca del Clásico el madridismo quería más y que mejor plan que acercarse hasta Valdebebas para apoyar a un Castilla deprimido y con ganas de recuperar la sonrisa. El rival parecía propicio para la ocasión, el Navalcarnero. Un conjunto madrileño que, aunque los resultados que va logrando cada vez son mejores, fuera de su feudo sufre. Con todos estos ingredientes nadie podía imaginar que el partido se iba a calentar tanto gracias a la lamentable actuación del balear Pedro Sureda Cuenca, árbitro de la contienda. Pero antes, Javi Sánchez se estrenó como goleador en el Castilla.

El de Getafe comenzaba el partido como titular y pasado el primer cuarto de hora de partido sorprendía a todos sumándose al ataque desde la defensa para rematar al fondo de las redes rojiblancas un centro medido de Achraf. Una diana que templaba los ánimos para el primer filial madridista. El Navalcarnero trató de buscar la igualada, sobre todo aprovechando un fallo defensivo del Real Madrid que estuvo muy cerca de costar un disgusto a los de Solari. Después, Sureda Cuenca comenzó su partido particular.

El colegiado expulsaba de forma inexplicable a Febas cuando el primer acto llegaba a su fin. En una acción fortuita, el talentoso jugador catalán chocaba con un rival. En ningún momento la sanción tendría que haber sido mayor que amarilla para el madridista. El público de Valdebebas se empezaban a calentar. Las siguientes acciones del trencilla incendiaron aún más al respetable. Con una tremenda pitada finalizó una primera mitad que dejó sensaciones encontradas.

Y el ninguneo continuó

El segundo acto mantuvo el guión. Los mantuvo el árbitro, que tardó 10 minutos en dejar al Castilla con nueve jugadores. Cobo veía la roja en su debut con el primer filial madridista por doble amarilla. Más difícil para el segundo equipo blanco. Aunque todo se iba a complicar aún más cuando Cifo, con un gran lanzamiento de falta, lograba la igualada. Quedaban 25 minutos por delante y el dilema para el Solari y sus chicos era si buscar a tumba abierta el segundo gol o aguantar el resultado.

Los blancos trataron de buscar el ataque con acciones que no terminaban de llegar a buen puerto ya que la diferencia numérica pesaba demasiado. Mientras, Suerada Cuenca continuaba con su recital. Patadas claras no señaladas, fingimientos visitantes que terminaban en amarilla y así hasta el final.

Finalmente, los esfuerzos del Castilla quedaron en nada y el partido terminó con empate a uno y una frustración en el plantel madridista difícil de digerir. Tras lo ocurrido en San Sebastián de los Reyes hace una semana, otro árbitro se vuelve a cargar la actuación de madridistas.