El campeón se siente favorito

En 1951 el mago Helenio Herrera llevó al Atlético a revalidar el título de Liga que había ganado en la temporada anterior. 70 años después el Cholo Simeone busca revalidar un hito que no ha vuelto a repetirse. El campeón arranca este domingo en Balaídos un curso en el que se siente favorito, aunque por supuesto rechaza cualquier declaración triunfalista.

La sensación que subyace en el Wanda es que Real Madrid y Barcelona están más debilitados, sobre todo tras la marcha de Messi, la bestia negra de los rojiblancos, por lo que se les presenta una gran ocasión. El Atlético no ha perdido ni un solo titular, ha incorporado a uno de los mejores centrocampistas de las grandes ligas, el argentino Rodrigo de Paul, y aún busca delanteros de nivel en el mercado. El sueño del duodécimo alirón está más vivo que nunca.

Tradicionalmente el Atlético nunca ha hecho una buena temporada al año siguiente de ser campeón. El caso más extremo fue en 1978, cuando pasó de ser primero a acabar sexto, fuera de competiciones europeas. Y con Radomir Antic, el curso después del doblete, tuvo que conformarse con la quinta posición, muy lejos de la pelea que libraron Real Madrid y Barcelona. Ahora toca cambiar la tendencia y parece que la oportunidad es única, a la vista de la debilidad que han mostrado en el mercado -hasta ahora- los dos grandes colosos del Campeonato.

Las bazas rojiblancas para revalidar el título se basan en el éxito de haber mantenido a todos sus titulares, algo que no sucedió en 2014, cuando de golpe Simeone perdió a Filipe, Courtois, Diego Costa y Villa. Ahora siguen todos, desde Oblak hasta Luis Suárez, y esa es una magnífica noticia. El fichaje de De Paul, que llega tras una Copa América pletórica, parece la guinda perfecta para completar un centro del campo que en ocasiones pareció la pasada temporada falto de recursos. Ahora falta buscarle un acompañante de nivel a Suárez y en eso está la dirección deportiva, que no descarta a los dos grandes objetivos del Cholo, Griezmann y Mariano, pero que por si acaso mantiene sus redes abiertas sobre el entorno del serbio Vlahovic y del murciano Rafa Mir.

Pero más allá de como pueda completarse la plantilla, lo cierto es que a día de hoy da la impresión de que el Atlético ya dispone de potencial suficiente como para salir a pelear con todas las garantías. Oblak se mantiene bajo palos, en defensa la línea de centrales formada por Savic, Giménez y Hermoso, con Felipe como alternativa, parece lo suficientemente sólida, mientras que en los laterales se ha conseguido frenar de momento la salida de Trippier a Inglaterra y Lodi ya acabó el pasado curso en un muy buen nivel.

La incógnita de Saúl

En medio campo se ha perdido a Torreira, pero es una baja muy poco significativa. Koke y De Paul se perfilan como los medios centros titulares, con Marcos Llorente atento a ocupar el lugar del campo en el que sea necesario. Kondogbia y Herrera completan una nómina de la que momentáneamente forma parte Saúl, aunque todo indica que el canterano, que se perfila como titular en Balaídos, acabará saliendo.

Arriba, finalmente, las alternativas que maneja Simeone son extraordinarias. Luis Suárez ha vuelto más fino que nunca, con el hambre de repetir los 21 goles del curso pasado y con su condición de indiscutible bajo el brazo. A su lado el argentino Ángel Correa, cuya recta final de Campeonato ha disparado su estatus en el equipo, y para las bandas quedan el desequilibrio de Carrasco, que viene de una mala Eurocopa, y el talento del francés Lemar, que esta temporada debe mejorar su relación con el gol. Y a todo ello falta por añadir al portugués Joao Félix, que en su tercer año en el Atlético debe dar por fin el salto de calidad que se espera por él, y por supuesto el fichaje -como mínimo uno- que aún queda por llegar. El Cholo ha pedido a Griezmann y Mariano, pero como alternativas aparecen Vlahovic y Rafa Mir. Sin duda ocupar unas de las posiciones de ataque en el Atlético va a estar no caro, sino carísimo.

La oportunidad del Cholo

Para Simeone, recién renovado, ésta es también una oportunidad única. El argentino es plenamente consciente de que está en su mano cambiar el orden jerárquico del fútbol español. Un segundo título consecutivo rojiblanco detonaría los ya de por sí débiles cimientos de Real Madrid y Barcelona y le permitiría adquirir una vitola de la que no disfrutaba desde la década de los 60-70, cuando enlazó cuatro títulos en doce años. De hecho, en 1977, cuando fue campeón con Luis Aragonés, sumó su octavo Campeonato y se quedó a uno solo del FC Barcelona, que por entonces apenas llegaba a nueve. Tres décadas y media después la historia puede repetirse.

El campeón está preparado para demostrar que su éxito de la pasada temporada no fue casual. Arranca un año crucial en su historia no sólo por repetir el hito de 1951, sino para destronar a Real Madrid y Barcelona y reclamar un puesto permanente en el atrio de la Liga. Veremos si ésta es una sensación real o si se queda sólo en una declaración de intenciones.