El Atlético rescata un punto de un arbitraje frenopático

Sánchez Martínez desquicia al Metropolitano con una actuación inexplicable

Se inventó un penalti de Reinildo, se hizo el ciego en el área del Villarreal y arrasó a tarjetas al Atlético

Tampoco ayudaron ni la alineación inicial ni los cambios de Simeone

Atlético Villarreal
El Atlético rescata un punto de un arbitraje frenópatico.
Tomeu Maura

El Atlético rescata un punto de un arbitraje frenopático que indignó al Metropolitano con toda la razón del mundo. Sánchez Martínez completó una actuación inexplicable ante la que el club debería poner el grito en el cielo. Se inventó un penalti de Reinildo que fue el 0-1, cerró los ojos ante todo lo que pasó en el área del Villarreal, frió a tarjetas a los jugadores rojiblancos y prolongó apenas tres minutos el partido. La rabia de Simeone al abandonar el banquillo lo decía absolutamente todo, pero esta vez el Cholo tiene parte de responsabilidad, tanto por la críptica alineación con la que salió al campo como por los cambios que efectuó. No fue su tarde más afortunada, desde luego.

El Atlético empujó en la salida de partido y Julián le enseñó las garras al brasileño Luiz Júnior a los tres minutos. A la araña le faltó potencia en el disparo, pero fue una advertencia que captó Marcelino en el banquillo adversario. Poco después Giuliano penetró en el interior de la cueva, pero a su centro le faltó un rematador en el punto de penalti. Al paso por el minuto 10 las sensaciones eran muy positivas aunque, por supuesto, faltaba convertirlas en realidad. Lo intentó Gallagher con un punterazo a los 12 minutos, pero se le fue alto.

Un disparo desviado de Logan Costa tras un pase de Kiko Femenía fue el primer acercamiento forastero de la tarde. No llevaba el menor peligro el Villarreal y el Atlético opositaba al 1-0′, pero cerca de la media hora Sánchez Martínez decidió entrar en juego y alterar la normalidad sacándose de la manga un penalti de Reinildo que sólo existió en su imaginación. Gerard no desaprovechó el regalo arbitral ante el silencio cómplice de Iglesias Villanueva, que no abrió la boca en el VAR para pedirle al árbitro que por lo menos revisara la jugada.

Por supuesto Sánchez Martínez no siguió el mismo criterio en el área adversaria. Luiz Júnior arrolló a Correa en una salida y, con el tiempo cumplido, Comesaña agarró de manera escandalosa a Reinildo. Ni una jugada ni otra merecieron la menor atención por parte ni del árbitro ni del VAR ante la absoluta indignación de Simeone y, por supuesto, de todo el Metropolitano, que no daba crédito a lo que estaba viendo. La forma en la que el árbitro abandonó el terreno de juego fue el veredicto de que su nefasta actuación en la primera parte.

De Paul, Azpilicueta y Lino aparecieron tras el descanso para cambiar el panorama, pero el primer golpe lo dio el Villarreal, que estuvo a un paso del 0-2. Lo evitó in extremis Witsel en un arranque de segunda parte eléctrico en el que el Atlético también tuvo su ocasión, pero Correa no acertó con la portería. Luego cayó De Paul en el área ante Baena, pero por supuesto Sánchez Martínez ni se inmutó.

Pese a la escandalosa parcialidad arbitral el Atlético no perdió la fe. Y la fe mueve montañas. A los 57 minutos un centro de Julián lo remató mal Correa, pero el rechace de Luiz Júnior se convirtió en un pase de gol a Lino, que marcó bajo los palos y restableció la igualada.

 

El 1-1 no debió dejar contento a Sánchez Martínez, que incrementó su parcialidad hasta límites insospechados. A los 63 minutos expulsó a Hernán Bonvicini, uno de los ayudantes de Simeone, y en el trayecto frió a tarjetas a De Paul -que no podrá jugar la próxima jornada- y a Le Normand mientras le permitía absolutamente todo al Villarreal. En el estadio y en el banquillo rojiblanco la indignación era absoluta.

Tres veces tuvo el Atlético el 2-1 en una sucesión de córners. Primero Barrios, luego Lino y por fin Griezmann olfatearon el gol, pero les faltó un pelo ante la atenta mirada de los espectadores, ninguno de los cuales se movió de sus asientos, aunque esta vez no pasó nada porque Sánchez Martínez decidió que sólo iba a prolongar tres minutos el partido faltando al reglamento porque de hecho el Villarreal efectuó un cambio en el descuento que sólo le penalizó con 12 segundos. Fue la guinda de un arbitraje frenopático.

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