El Atlético puede con Osasuna y con el árbitro

Un gol de Almada resuelve una noche que complicaron De Burgos y Figueroa

El gol que le anularon a Álex Baena ingresa en el Museo de los Horrores arbitrales

Paradón descomunal de Oblak a los 88 minutos para evitar el empate de Budimir

El Atlético puede con Osasuna y con el árbitro
Tomeu Maura

El Atlético puede con Osasuna y con el árbitro después de verse obligado a poner toda la carne en el asador para sumar los tres puntos en un partido que se hubiera puesto muy pronto de cara de no haber surgido de entre las tinieblas el dúo formado por De Burgos Bengoetxea y Figueroa Vázquez para disfrazarse de referees de baloncesto y anular por un bloqueo surrealista un gol totalmente legal. Al final fue necesario esperar más de una hora para derribar la muralla navarra y para impedir que, en el peor de los casos, se aumente la diferencia con la cabeza de la Liga. Ahora toca cambiar el chip y preparar la visita al Emirates Stadium del próximo martes.

El Atlético marcó un gol maravilloso a los ocho minutos tras un pase de dibujos animados de Julián que transformó en el área pequeña Álex Baena con un disparo raso que enardeció a la grada porque la jugada fue top. Sin embargo, cuando el estadio aún celebraba el 1-0 ya se encargó Figueroa Vázquez de inventarse un bloqueo surrealista de Griezmann a Boyomo obligando a De Burgos Bengoetxea a ir al monitor. Simeone no daba crédito. Ni él ni uno solo de los jugadores, pero en el Museo de los Horrores Arbitrales siempre hay sitio para una astracanada más.

El Atlético sacó la rabia de la injusticia que había sufrido con un disparo a bocajarro de Griezmann que sacó majestuoso Herrera, pero poco a poco fue acusando el golpe arbitral y entró en un agujero negro del que sacó provecho Osasuna, que consiguió salir de la cueva en la que llevaba metido todo el partido acudiendo a la rapidez y el desborde de Víctor Muñoz. El ex-madridista se presentó en el Metropolitano por todo lo grande mostrando buena parte de su catálogo. Estamos ante una aparición que va a dejar huella en Primera División.

Hasta el tramo final del primer tiempo no volvió a aparecer el Atlético cerca del área de influencia de Herrera, pero antes de eso ya se habían retirado Rosier, lesionado, y Nico González, conmocionado tras un choque anterior con Lucas Torró. Giuliano reemplazó a su compañero de selección y Julián fue el último en buscar el gol antes de llegar al descanso con un disparo raso que atrapó el portero. De Burgos oyó el veredicto de la grada cuando señaló el final del primer tiempo, pero el mal ya estaba hecho.

El equipo regresó del vestuario enchufado, pero sin puntería, y Simeone no tardó en tirar de la segunda unidad para romper la telaraña que había tejido Osasuna en torneo a Sergio Herrera. Koke y Griezmann salieron y entraron Gallagher y Sorloth, el noruego con la esperanza de que su poderío físico pudiera vulnerar la defensa de tres centrales de Alessio Lisci.

Los cambios no alteraron ni el plan ni el resultado, porque el Atlético siguió dominando, pero Herrera mantuvo en pie a Osasuna con una parada providencial ante Julián y luego Sorloth no atinó con la portería en un remate de cabeza en una posición privilegiada. El Cholo no esperó más para utilizar el bisturí. Almada apareció en el partido y Álex Baena se marchó al vestuario con la frustración del inexplicable gol que le había anulado el árbitro.

Osasuna visitó por primera vez a Oblak en la segunda parte con un doble disparo de Budimir en el área que rechazó la defensa. Una anomalía en la hoja de ruta navarra, diseñada con el único propósito de mantener el cero en su portería. Un plan cargado de fisuras que se hizo añicos a los 69 minutos cuando Giuliano se fue hasta la línea de fondo y le regaló el gol a Almada, que sólo tuvo que empujar. Figueroa Vázquez revisó hasta el último detalle posible, pero para su pesar no encontró ni un solo pretexto para anular de nuevo el 1-0.

Osasuna quiso conseguir en 20 minutos lo que no había ni siquiera intentado en los 70 primeros y a punto estuvo de lograrlo a los 88 minutos en un disparo a bocajarro de Budimir que sacó Oblak de manera milagrosa. Al final los navarros vuelven a caer derrotados en Madrid, pero que sigue con su costumbre de complicarle mucho las cosas al Atlético, aunque en esta ocasión contaron con la inestimable colaboración de los árbitros.

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