Así vivió Zidane su regreso: muy activo, nervioso y aliviado tras el gol de Isco
Con los nervios del primer día y la tranquilidad de saber que estás en casa. Zinedine Zidane afrontó el partido inaugural de su segunda etapa al frente del Real Madrid con un cúmulo de sentimientos que le provocaron más inquietud de lo habitual en su figura durante 90 minutos en los que el Real Madrid debió sudar la gota gorda para acabar disfrutando de una victoria balsámica frente al Celta de Vigo.
La alineación del francés en su primer partido resultó toda una declaración de intenciones. Isco y Marcelo, a pesar de sus dudosos estados de forma, entraban en el once para arropar a Benzema, Modric y Kroos en lo que debía ser un guión escrito y ejecutado por el Madrid a través de la posesión. Sin embargo, varios tramos de dominio del Celta hicieron que Zidane despertara a sus pupilos con aspavientos en busca de la reacción.
El área técnica se le quedó pequeña y aunque nunca llegó al límite de su paciencia, la inquietud volvía a romper con el guión que había dibujado al ganador de las tres Champions. No era el Zidane que teníamos acostumbrados pero tras el descanso, al igual que resultaba obligatoria una mejora de los jugadores, Zizou pareció también mirar por la suya propia. Mucho más tranquilo, ni siquiera el gol anulado a Modric a instancias del VAR alteró al técnico galo, ahora sí, en una función mucho más acorde con lo visto en tiempos pasados.
El gol de Isco cuando su cambio, aparentemente pactado, ya estaba preparado, sacó ligeramente de sus calmadas casillas a Zidane, que aplaudió con fuerza a una de sus apuestas del día. El Madrid pasaba por problemas pero tres de sus jugadores fetiche, Isco, Benzema y Asensio, habían protagonizado el primer tanto en su segundo primer día como técnico madridista. Anteriormente, Keylor y Marcelo también habían dejado huella completando un pleno en cuanto a las decisiones de ZZ, un auténtico ídolo en el Santiago Bernabéu.
Zidane es un hombre de equipo y su vuelta vino acompañada de la de su inseparable ayudante David Bettoni. El entrenador madridista se apoyó en su compatriota para tomar las decisiones de los cambios en un banquillo marcado por las numerosas bajas que cuenta la plantilla. Ceballos, Valverde y Mariano fueron entrando como hombres de refresco no sin antes atender a las instrucciones de la dupla, que se mostró como el tándem sólido y controlador que necesita la plantilla en estos momentos duros.
Retoques tácticos necesarios
En el aspecto táctico, Zizou debía solucionar de primeras un partido sin una de sus señas de identidad como entrenador, la figura de mediocentro posicional puro. Él fue quien confirmó a Casemiro como indiscutible y también quien debía encontrar una alternativa para que el Kroos-Modric-Isco no supusiera un triángulo repetitivo y con demasiadas carencias en defensa. Como solución, el malagueño alternó el interior en 4-3-3 y jugó un escalón por encima en varios tramos, ejerciendo de mediapunta en una zona que también pisó Asensio durante unos minutos, escorando al ’22’ a la izquierda.