Liga Santander: FC Barcelona 3 - Villarreal 0

Ansu Fati reclama galones

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Ansu Fati celebra uno de sus dos goles.
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

El Barça ha empezado una nueva etapa y lo ha hecho de la mejor manera posible. El nuevo proyecto de Ronald Koeman mostró sus líneas maestras ante un Villarreal que fue víctima de una paliza sin paliativos. El submarino amarillo encalló de manera clara –como después del desconfinamiento– evidenciando una vez más una gran debilidad defensiva. Ansu Fati tiró la puerta abajo con una impresionante actuación que incluyó dos goles y un penalti provocado.

Las estadísticas, desde luego, dejaban claro que la aventura de los castellonenses en el Camp Nou iba a ser un fracaso. El técnico Unai Emery había perdido en todas y cada una de sus 12 visitas anteriores al coliseo azulgrana y en esta ocasión no iba a ser menos. El técnico vasco ha vivido en sus carnes noches tan negras como la remontada de octavos de final ante su PSG que terminó por 6-1.

La revolución prometida por Koeman no fue tal en su primera alineación. La defensa, sin ir más lejos, no fue tocada ni en el más mínimo ápice, mientras que Busquets –al que muchos daban por sacrificado– siguió dirigiendo el eje del juego. Quizá las mayores novedades estuvieron en la delantera con Messi jugando de falso 9, con Coutinho de mediapunta, Griezmann por la derecha y Ansu Fati siendo un cuchillo en la banda izquierda.

Esa sensación quedó patente bien pronto con Coutinho ejerciendo de amo y señor de la medular, mientras que el Villarreal no era capaz de sacar el balón jugado. Parejo estuvo desaparecido ante la intensidad en la presión de los culés, que tiene un nuevo aroma en ese aspecto en comparación de la era Setién.

Aunque hayan cambiado muchas cosas, otras no dejan de hacerse y siguen siendo igual de efectivas. Las internadas de Jordi Alba con pase atrás continúan guardando la eficacia de antaño, aunque en esta ocasión el ejecutor fue un Ansu Fati que mejoró al maestro con un golpeo de interior que Asenjo ni vio entrar al cuarto de hora de juego.

El internacional español, que ya había dejado grandes sensaciones con el equipo de Luis Enrique, confirmó que es el hombre del momento tres minutos después. El Villarreal se fue a presionar alto y dejaron un agujero en la medular que aprovechó Coutinho para correr 20 metros sin oposición. En cuanto los defensas salieron a su encuentro, el brasileño sirvió a Ansu Fati para que anotase en un uno contra uno por el palo corto mostrando una gran variedad de golpeo.

El Barça estaba desatado, mientras los visitantes perdían toda su personalidad no siendo capaces de disputar la posesión y aculándose en su área esperando a que pasase el chaparrón. El Villarreal, sin embargo, no tenía el día y con la maldición de Emery aún vigente llegaron dos goles más en la primera mitad. El primero fue un penalti tonto de Mario Gaspar, que derribó sin querer a Ansu Fati. Messi, tirando al centro, hizo el tercero.

El cuarto llegaría al borde del descanso terminando mitigar cualquier tipo de esperanza de reengancharse al partido de los visitantes. Un centro sin aparente peligro de Messi hacia el remate de Busquets fue desviado por Pau Torres para cerrar una primera parte de pesadilla. Que un defensa de ese nivel marcase en propia meta evidenciaba que no era el día del Villarreal.

Fuegos artificiales y poco más

La segunda mitad apenas tuvo ocasiones y espectáculo. Asenjo sacó un par de buenos tiros de los culés, pero la evidencia es que el Barça sigue activando el modo economizador que en otras temporadas le jugó una mala pasada. El Camp Nou celebró su 57 aniversario y en la segunda mitad se soltaron unos fuegos artificiales que hicieron más complicada la comunicación entre los futbolistas.

Los cambios permitieron ver a Dembélé, Pedri, Trincao y compañía, pero ninguno de ellos hizo un gran papel. El Villarreal buscó durante un rato el gol de la honra con un Kubo que entró con veneno en las botas, pero sus compañeros no le acompañaron. La maldición de Emery en el Camp Nou era demasiado fuerte.

El Barcelona arrancó un nuevo proyecto quitándose la depresión todavía patente por la eliminación de Champions y la salida de Luis Suárez. Los goles, por lo menos, hacen olvidar las penas y esa quizá sea la mejor medicina para unos azulgrana donde queda clara una cosa: Ansu Fati reclama galones.

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