Tesoro de los quimbayas: una obra maestra del arte precolombino que Colombia regaló a España

El tesoro de los quimbayas fue realizado entre el 500 y el 1000 d. C. Se trata de un ajuar funerario completo encontrado en dos tumbas quimbayas cerca de Filandia, en el valle del río Cauca, en Colombia. Está formado por objetos de oro y tumbaga (aleación de oro y cobre) y supone el conjunto más importante de la América prehispánica, por su calidad, estética y técnica, que ha llegado a nuestros días.

Entre las distintas piezas que forman el tesoro de los quimbayas, encontramos recipientes con forma humana, denominados caciques; o de calabaza, conocidos como poporos y que se utilizarían para el consumo de alucinógenos; así como una gran variedad de objetos destinados al adorno, entre ellos cascos, orejeras, narigueras, prendedores o cascabeles.

Fue encontrado en noviembre de 1890 por unos mineros antioqueños, dando inmediatamente noticia del hallazgo los periódicos de Manizales y Bogotá. Este tesoro de los quimbayas es uno de los conjuntos emblemáticos del Museo de América, pero ¿cómo llegó a pertenecer a España?

El 16 de marzo de 1891, la reina regente María Cristina de Habsburgo entregó en Madrid el Laudo en la Cuestión de Límites entre la República de Colombia y los Estados Unidos de Venezuela, en desarrollo del encargo que los dos países le habían encomendado. Carlos Holguín Mallarino, presidente de Colombia, manifestó entonces su profundo agradecimiento y consideró necesario recompensar tal labor mediante un regalo digno de la persona que había presidido la Comisión. El regalo diplomático en cuestión fue el tesoro de los quimbaya.

Ochenta y dos años después de la donación, siendo Belisario Betancur embajador de Colombia en España, se inician los primeros trámites de reclamación encaminados a obtener la repatriación del conjunto, siendo desde entonces reiterativos en los intentos, aunque resultaron infructuosos al negarse, tanto el Museo de América como el Estado español, a considerar cualquier tipo de devolución, sea parcial o total.

¿Por qué se niega el Estado español a la devolución? Para responder es necesario conocer los antecedentes que ocasionaron la donación.

El 20 de julio de 1892, el presidente colombiano Carlos Holguín, en su mensaje al Congreso, dice de esta colección: «Es la más completa y rica de objetos de oro que habrá en América, muestra del grado de adelanto que alcanzaron los primitivos moradores de nuestra patria. La hice comprar con ánimo de exhibirla en las Exposiciones de Madrid y Chicago y obsequiársela al Gobierno español para un museo de su capital, como testimonio de nuestro agradecimiento por el gran trabajo que se tomó en el estudio de nuestra cuestión de límites con Venezuela y la liberalidad con que hizo todos los gastos que tal estudio requería. Como obra de arte y reliquia de una civilización muerta, esta colección es de un valor inapreciable». El regalo fue confirmado según un acta del Consejo de Ministros colombiano firmada en Bogotá el 20 de agosto de 1891.

No se trataba de un pago, sino de un regalo de un país a otro. Según el político colombiano Carlos Rodado, «no se trataba del pago de una deuda por gasto de España en el laudo arbitral que definió la frontera terrestre con Venezuela, pues España no la estaba cobrando. El decoro exige al mismo tiempo presentar un obsequio».

Se podría comparar el caso con los esfuerzos de Grecia en relación con los mármoles del Partenón, o de Egipto con el busto de Nefertiti, pero es obvio que nada tiene que ver. En ambos casos se trata de despojos violentos, fruto de invasiones de sus territorios en el pasado. El tesoro quimbaya no es un ejemplo de despojo durante una incursión militar, sino una manera cortés de saldar una deuda con el Gobierno de España por sus servicios diplomáticos.

Queda claro que el presidente Holguín regaló la colección a la reina regente de España por medio de una decisión de Estado que fue tomada en Consejo de Ministros, como obsequio por dirimir, con su laudo arbitral, la definición de los límites territoriales entre Colombia y Venezuela, y que ella aceptó tal presente en su condición de jefe de Estado.

La madre de Alfonso XIII decidió que el tesoro pasara a los depósitos del Museo Etnográfico de Madrid y, finalmente, terminó en el Museo de América, donde actualmente podemos visitarlo.