Historia

La razón por la que las monedas tienen los bordes dentados: su origen es del siglo XVII

Monedas con bordes dentados
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

¿Alguna vez te has preguntado por qué las monedas tienen los bordes dentados? Hay multitud de objetos que utilizamos en nuestra vida cotidiana cuyos detalles pasan completamente desapercibidos, como por ejemplo el agujero del mango de las sartenes. En el caso de los bordes dentados de las monedas, no son un simple detalle de diseño; en realidad, surgieron como una necesidad para proteger el valor real del dinero físico en el siglo XVII. En aquel entonces, la mayoría de monedas que circulaban en Europa se fabrican con metales preciosos, como oro y plata. Su valor dependía directamente de su peso, además de la denominación grabada en la pieza.

Teniendo esto en cuenta, había quienes limaban los bordes de las monedas para quedarse con pequeños trozos de metal que luego se podían fundir y vender. A simple vista, la moneda parecía intacta, pero en realidad contenía menos oro o plata de lo que le correspondía. Poco a poco, este fraude se convirtió en un problema que afectó a la economía y a la sociedad en general: monedas circulando con valores distintos a los oficiales, pérdidas para los comerciantes y, en definitiva, pérdida de confianza en el dinero.

Los bordes dentados de las monedas

Durante muchos siglos, las sociedades se organizaron mediante el trueque, pero con el tiempo, éste sistema demostró no ser eficaz. Fue entonces cuando se empezaron a utilizar los metales preciosos como medio de intercambio. La invención de la moneda se atribuye a los lidios, un pueblo de Asia Menor, en torno al siglo VII a.C. A partir de ahí, griegos, romanos y posteriormente reinos europeos perfeccionaron el arte de la acuñación.

El valor de las monedas dependía no sólo de la inscripción oficial, sino también de la cantidad de oro o plata que contenían. Por lo tanto, cuando alguien se quedaba con una parte del metal, por pequeña que fuera, reducía el valor de la pieza y obtenía una ganancia directa. Así surgieron los primeros fraudes, entre ellos el «clipping», que hace referencia a la práctica de recortar, limar o raspar los bordes de las monedas.

Para solucionar este problema, las casas de moneda decidieron empezar a fabricar monedas con bordes dentados. De esta manera, cualquier intento de recorte o limado se podía identificar rápidamente a simple vista. El dentado, por lo tanto, actuaba como un «sello de seguridad», devolviendo la confianza de los ciudadanos y comerciantes en el sistema monetario.

En sus inicios, las monedas se fabricaban de forma artesanal con martillos y moldes, lo que hacía casi imposible mantener un borde uniforme. La llegada de la acuñación mecanizada en el siglo XVII marcó un antes y después. Gracias a nuevas prensas y rodillos, fue posible fabricar monedas estandarizadas, con bordes dentados precisos y diseños cada vez más complejos.

Hoy en día, las monedas ya no contienen metales preciosos en cantidades significativas. La mayoría están hechas de aleaciones de bajo coste como el níquel, el aluminio o el acero recubierto. Sin embargo, el diseño dentado se ha mantenido por su valor simbólico. Asimismo, los bordes dentados siguen siendo un elemento que dificulta la falsificación.

Ahora bien, no todas las monedas que están en circulación son dentadas. Las de baja denominación suelen ser lisas para abaratar costes de producción. Mientras, las de mayor valor casi siempre tienen bordes dentados para reforzar su seguridad.

Datos curiosos

Se cree que las primeras monedas surgieron en Lidia, un antiguo reino de Asia Menor, en torno al siglo VII a.C. Estaban hechas de electro, una aleación natural de oro y plata. Los griegos perfeccionaron el sistema y fueron los primeros en estampar figuras en las monedas para garantizar su autenticidad.

La palabra «moneda» proviene del latín «moneta», un sobrenombre de la diosa Juno. En el Templo de Juno Moneta, en Roma, se estableció la primera casa de acuñación oficial. Desde entonces, «moneta» pasó a designar no sólo el lugar donde se fabricaban las monedas, sino también al objeto en sí.

Algunas monedas mal acuñadas se convierten en auténticos tesoros. Uno de los ejemplos más conocidos es el centavo de cobre estadounidense de 1943, emitido en plena Segunda Guerra Mundial. Ese año los centavos debían fabricarse en acero para ahorrar cobre, pero algunos se hicieron por error con el metal tradicional. Hoy, esas piezas pueden venderse por más de 100.000 dólares.

En 2021, una moneda estadounidense conocida como el «Double Eagle» de 1933 se vendió en una subasta por 18,9 millones de dólares. Esta pieza nunca llegó a entrar en circulación porque ese mismo año el gobierno de Franklin D. Roosevelt prohibió acumular oro en manos privadas.

Finalmente, aunque estamos acostumbrados a monedas redondas, no todas lo son. En Polonia y en Canadá se han acuñado monedas cuadradas, mientras que en Nauru algunas monedas son triangulares. Mientras, en las islas Cook existen monedas en forma de rectángulo, conmemorando sellos postales.

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