El secreto del oro español que podría estar escondido en esta zona del país

Según datos del ‘World Gold Council’ para el año 2022, España tenía en su reserva internacional alrededor de 280 toneladas de oro, valoradas en aproximadamente 14.000 millones de euros, representando un poco más del 18% del total. Sin embargo, las cifras podrían ser muchísimo más altas teniendo en cuenta las supuestas 30 toneladas de oro que se encuentran enterradas en un pequeño pueblo de Asturias.

Las reservas de oro de Tapia de Casariego, Asturias

Se cree que existe un depósito de alrededor de 30 toneladas de oro, lo que lo convertiría en la reserva más grande de este metal en toda Europa. Según los proyectos más recientes, se cree que la ubicación exacta se encuentra en antiguas cavidades de excavaciones romanas que datan de hace más de 2.000 años.

A pesar de que aún no se han iniciado las extracciones, en parte debido a las protestas en contra debido a las posibles repercusiones en la fauna y flora de la zona, se calcula que el proceso podría durar entre 15 y 20 años, dependiendo de la cantidad final de oro que se encuentre.

A pesar de que se han presentado varios proyectos para explotar estas minas, diversos obstáculos administrativos y preocupaciones medioambientales han impedido sigan adelante. La empresa española Explotaciones Mineras del Cantábrico (EMC) está a la espera de obtener un nuevo informe de impacto ambiental para iniciar la extracción de oro utilizando métodos de explotación subterránea, con un enfoque principal en el respeto por el medio ambiente, según informó el diario ’20 minutos’. Sin embargo, el proyecto no ha logrado el visto bueno de los vecinos del concejo.

Oposición al proyecto de explotación

Además del proyecto propuesto por Explotaciones Mineras del Cantábrico, la mina de oro de Salave ha generado mucha controversia en Tapia de Casariego durante las últimas décadas. En 2005, surgió la asociación ‘Oro No’, un grupo formado por vecinoss que ha estado activamente comprometido durante casi 20 años en la lucha para evitar la explotación de este yacimiento.

A esta iniciativa se han unido diversas cofradías de pescadores, asociaciones de armadores, grupos de turismo rural, propietarios de establecimientos hosteleros y colectivos ganaderos, todos ellos manifestando su oposición al proyecto minero.

Estos grupos han unido fuerzas al firmar un manifiesto de oposición a la mina de Salave, expresando su preocupación y desacuerdo con el proyecto propuesto por EMC. En el manifiesto, denuncian que el vertido resultante se llevaría a cabo en el Espacio Natural Protegido, ZEC (Zona de Especial Conservación) y ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves) de Penarronda-Barayo. Asimismo, resaltan que este vertido contendría una gran cantidad de metales pesados que son bioacumulables en la cadena alimentaria, lo que podría tener consecuencias significativas en términos de impacto ambiental.

Mientras, la empresa Explotaciones Mineras del Cantábrico defiende su proyecto argumentando que se distingue por su compromiso de respetar y preservar los delicados cursos fluviales de la región y los ecosistemas vinculados a ellos. Para lograrlo, planean emplear un sistema de emisario que canalice hacia el mar el agua natural extraída del subsuelo, sin alterarla, con el objetivo de evitar vertidos directos a estos cauces.

En el caso específico de Salave, indican que el emisario está diseñado para dirigir las aguas a 800 metros de la costa y a una profundidad de 17 metros. Afirman haber seleccionado este punto para las descargas debido a las condiciones hidrodinámicas favorables que presenta.

Aunque la empresa afirma que la perforación resultante de este nuevo método será «mínimamente invasiva», reconoce que los primeros meses de la construcción podrían ocasionar molestias significativas. Sin embargo, ha establecido un «plan de seguimiento y control» que se encargará de evaluar regularmente la calidad del agua tanto en la entrada como en la salida del emisario.