Alcohol

Ni cuatro ni 10: estos son los años de vida que te quedan si bebes ocho copas de alcohol a la semana, según la ciencia

Ocho copas de alcohol a la semana
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En muchas culturas,  el consumo de alcohol está profundamente arraigado en la vida social. Pero, ¿dónde está el límite entre el placer social y el riesgo para la salud? A menudo se subestima el impacto real que tiene el alcohol en nuestro organismo, especialmente cuando se consume de manera habitual, aunque sea en cantidades que muchos consideran «razonables». Hoy, la ciencia nos recuerda que incluso lo que podría parecer un consumo moderado, como ocho copas de alcohol a la semana, puede tener consecuencias preocupantes, especialmente en el cerebro.

Un reciente estudio publicado en Neurology, la revista oficial de la Academia Americana de Neurología, ha encendido las alarmas sobre los efectos del consumo elevado de alcohol en la salud cerebral. Los investigadores han encontrado evidencia directa de que esta práctica está asociada con lesiones cerebrales, deterioro cognitivo y una esperanza de vida significativamente menor. Lo que se presenta como una costumbre social puede esconder una amenaza silenciosa que afecta nuestras capacidades mentales con el paso del tiempo.

Efectos de beber ocho copas de alcohol a la semana

Cuando se habla de alcoholismo o de problemas relacionados con el consumo de alcohol, la mayoría de las personas piensa en casos extremos. Sin embargo, este estudio pone el foco sobre algo mucho más común: el consumo regular de unas pocas copas a la semana. Ocho copas puede parecer una cantidad manejable, repartida entre comidas, eventos sociales o una copa por la noche. Pero los datos indican que este nivel de consumo podría estar muy lejos de ser inocuo.

El trabajo fue realizado por un grupo de investigadores liderado por el Dr. Alberto Fernando Oliveira Justo, de la Universidad de São Paulo (Brasil), quien se propuso analizar cómo el alcohol afecta al cerebro, especialmente en adultos mayores. El equipo examinó el historial de consumo de 1.781 personas mayores, todas ellas fallecidas, con una media de edad de 75 años al morir. Gracias a las autopsias cerebrales, pudieron analizar el estado del tejido cerebral y buscar lesiones relacionadas con el consumo de alcohol.

Arteriolosclerosis hialina: la amenaza silenciosa

Una de las lesiones más destacadas encontradas fue la arteriolosclerosis hialina, una condición que implica el estrechamiento de los pequeños vasos sanguíneos del cerebro. Esta afección puede dificultar significativamente el flujo sanguíneo y acabar dañando áreas clave del tejido cerebral. A menudo, estas lesiones están vinculadas con problemas de memoria, razonamiento y otras funciones cognitivas.

La investigación reveló que quienes bebían ocho o más copas de alcohol por semana mostraban un 133% más de probabilidades de desarrollar este tipo de daño cerebral en comparación con los no bebedores. Incluso los ex bebedores empedernidos, es decir, quienes alguna vez tuvieron un alto consumo y luego lo dejaron, presentaban un 89% más de riesgo. Es decir, los efectos del alcohol podrían persistir incluso mucho después de haber dejado de beber.

¿Y los bebedores moderados?

Resulta especialmente inquietante que incluso el grupo de los llamados bebedores moderados (personas que consumían hasta siete bebidas a la semana) mostró un aumento del 60% en el riesgo de lesiones cerebrales vasculares frente a quienes no bebían en absoluto. Este hallazgo plantea dudas sobre los límites «seguros» del consumo de alcohol que a menudo se promueven desde diferentes instituciones.

Si bien el estudio no halló una asociación directa entre el consumo moderado y la disminución de la masa cerebral o el deterioro de funciones cognitivas, el riesgo vascular sigue estando presente. Esto sugiere que incluso los niveles que tradicionalmente se han considerado aceptables podrían estar comprometiendo la salud cerebral a largo plazo.

Menor masa cerebral y deterioro cognitivo

Uno de los hallazgos más impactantes del estudio fue la reducción de masa cerebral observada en los ex bebedores empedernidos. En comparación con los no bebedores, estos individuos tenían cerebros más pequeños y con menor peso. Además, mostraban señales claras de deterioro cognitivo: menor capacidad para recordar, razonar o resolver problemas.

Tal vez la conclusión más sorprendente de la investigación fue el descubrimiento de que los grandes consumidores de alcohol vivían, en promedio, 13 años menos que los no bebedores. Esta diferencia no puede atribuirse únicamente al daño cerebral, ya que el alcohol también afecta al hígado, al corazón y a otros órganos clave.

¿Se puede revertir el daño?

Una de las preguntas más frecuentes que surgen ante estos hallazgos es si es posible revertir los efectos del alcohol una vez que se ha dejado de beber. El estudio ofrece una respuesta matizada: aunque dejar de beber claramente reduce los riesgos futuros, algunos daños pueden ser permanentes. En especial, el tejido cerebral dañado o la presencia de ovillos de tau no siempre se recupera.

Sin embargo, abandonar el consumo excesivo, como ocho copas o más de alcohol a la semana, sí ayuda a detener el avance del deterioro, y otras funciones cerebrales pueden mejorar con el tiempo, sobre todo si se combinan con una dieta saludable, ejercicio y estimulación cognitiva.

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