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Hallazgo histórico: el ADN confirma el regreso del topo dorado, uno de los animales más buscados del mundo

Topo dorado
Ejemplar del topo dorado. Foto: Jp le Roux en Wikimedia Commons.

La comunidad científica festeja cuando reaparecen animales que se creían extintos. En este marco, durante más de ocho décadas, no se tuvo constancia de un pequeño mamífero, conocido como «topo dorado» que habitaba el suroeste africano. A pesar de varios intentos por localizarlo, su rastro se mantenía esquivo y ningún estudio reciente había logrado confirmarlo.

Su aspecto físico, comportamiento oculto y escasa visibilidad en superficie hacían de este animal un reto para los métodos de rastreo tradicionales. En los últimos años, varias organizaciones intensificaron sus esfuerzos para localizar especies desaparecidas a través de nuevas técnicas de detección genética. Y finalmente, con esta curiosa especie, lo han logrado.

¿Cómo han encontrado nuevamente al topo dorado y desde qué año no se lo veía?

El topo dorado de De Winton fue identificado nuevamente en 2023 gracias al análisis de ADN ambiental. Esta técnica, basada en la detección de rastros genéticos dejados por organismos en el entorno, permitió hallar evidencias concretas de su presencia en la región costera de Port Nolloth, al noroeste de Sudáfrica. El último registro de esta especie se remontaba a 1937.

El estudio fue llevado a cabo por un equipo de genetistas y conservacionistas del Endangered Wildlife Trust y la Universidad de Pretoria. A lo largo de junio de 2021, los especialistas recolectaron más de 100 muestras de arena en zonas de dunas y playas costeras.

Las muestras fueron analizadas para detectar rastros genéticos compatibles con diferentes especies de topo dorado, un grupo de mamíferos excavadores adaptados a la vida subterránea.

El desafío técnico consistía en determinar si el material genético encontrado correspondía específicamente al topo dorado de De Winton. Para ello, fue necesario contar con una secuencia genética de referencia, obtenida a partir de un ejemplar conservado en un museo de Ciudad del Cabo.

Esa segunda secuencia se hizo pública un año después, lo que permitió finalmente confirmar la identidad del eADN detectado (término utilizado para el ADN que los animales desprenden).

Características del topo dorado y su hábitat

El Cryptochloris wintoni, conocido como topo dorado de De Winton, es un mamífero subterráneo que habita en zonas arenosas costeras del norte de Sudáfrica.

Su morfología está adaptada a la excavación, con garras delanteras prominentes y un pelaje denso y corto. El color general es gris pizarra con reflejos amarillentos, especialmente en mejillas y rostro.

Sus patas delanteras cuentan con tres garras, siendo la central la más larga, con una media de 10,5 mm de longitud. Estas extremidades lo convierten en un eficiente cavador. No posee visión funcional, pero desarrolla una capacidad auditiva elevada gracias a una estructura ósea particular en el oído interno, lo que le permite detectar vibraciones en la superficie desde el subsuelo.

El hábitat natural del topo dorado se compone de matorrales áridos, vegetación de tipo mediterráneo y sistemas dunares costeros. Su rango de distribución parece coincidir parcialmente con el del topo dorado de Grant, aunque estudios morfológicos y genéticos permiten diferenciarlos como especies distintas.

Una especie con estado crítico de conservación

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasifica al topo dorado de De Winton como en peligro crítico de extinción.

Su distribución es reducida y depende de hábitats muy específicos, actualmente amenazados por actividades humanas. La minería de diamantes, la expansión urbana y la agricultura representan los principales riesgos para su supervivencia.

Cabe remarcar que este mamífero contribuye a la salud del ecosistema, removiendo el suelo y favoreciendo su fertilización natural. Su alimentación incluye insectos, gusanos y otros invertebrados, actuando como regulador biológico en su entorno.

Nuevas posibilidades para otras especies

El caso del topo dorado forma parte de una iniciativa internacional de búsqueda de especies perdidas lanzada en 2017. Este mamífero representa el undécimo hallazgo confirmado entre los 25 animales objetivo de la lista prioritaria.

La combinación de métodos genéticos y tecnología de campo ha resultado fundamental en este tipo de redescubrimientos. Además del análisis de ADN ambiental, el proyecto incorporó perros entrenados para detectar rastros y madrigueras, lo que permitió afinar la búsqueda.

Según los responsables del estudio, la técnica de eADN podrá aplicarse a otros casos similares, permitiendo estudiar especies difíciles de observar de forma no invasiva.

Cobus Theron, del Endangered Wildlife Trust, resume el potencial de este enfoque: «Nos hemos adentrado en la frontera del ADN electrónico, donde hay muchas oportunidades, no sólo para los topos, sino también para otras especies perdidas o en peligro», declaró en el comunicado oficial del estudio.

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