Titanic

La extraña obsesión por la que James Cameron bajó más de 30 veces a visitar el Titanic

La extraña obsesión por la que James Cameron bajó mas de 30 veces a visitar el Titanic
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El RMS Titanic ostentaba el título de ser el barco de pasajeros más grande del mundo al concluir su construcción. Sin embargo, su destino tomó un giro trágico la noche del 14 y la madrugada del 15 de abril de 1912, cuando chocó con un iceberg en las aguas del océano Atlántico durante su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York.

Inicialmente, el RMS Titanic estaba diseñado para disponer de 64 botes salvavidas, una cantidad adecuada para rescatar a todos los pasajeros a bordo en caso de emergencia. Sin embargo, esta cifra se redujo drásticamente a solo 20 botes antes de su viaje inaugural. El primer bote salvavidas, que tenía capacidad para 65 personas, solo llevaba a bordo a 24 pasajeros de clase alta, lo que evidenció una clara falta de preparación para una situación de emergencia.

La tragedia del Titanic generó cambios significativos en las regulaciones marítimas. Como resultado, se implementó una nueva normativa que sigue estando vigente en la actualidad: todos los cruceros están obligados a tener suficientes botes salvavidas para rescatar al menos un 25% más de la capacidad total de la tripulación y pasajeros a bordo.

¿Por qué James Cameron bajó tantas veces al Titanic?

El director de cine James Cameron demostró un profundo interés por las profundidades marinas a través de su trabajo en la película «Titanic», estrenada en 1997. Para él, rodar esta cinta no solo fue una obra cinematográfica, sino también una oportunidad para realizar expediciones submarinas y explorar los restos del icónico barco naufragado. A lo largo de los años, Cameron financió y realizó hasta 33 expediciones para sumergirse entre los restos del Titanic, ubicados a 3.821 metros de profundidad en el Atlántico norte.

Además, Cameron también se aventuró en la fosa de las Marianas en 2012, alcanzando casi 11 kilómetros bajo la superficie a bordo de su nave sumergible, el Deepsea Challenger. Para él, el Titanic representaba el Everest de los naufragios, y su objetivo como explorador era ir más allá de los límites humanos y contar historias sobre estas experiencias extremas.

Los viajes de Cameron resultaron en un valioso archivo de imágenes y grabaciones de las profundidades marinas, que se plasmaron en documentales como «James Cameron: desafío en las profundidades» (2014), «Una expedición de James Cameron: el acorazado Bismark» (2002), «Misterios del Titanic» (2003) y «Misterios del océano» (2005). Su trabajo ha contribuido significativamente al conocimiento y la exploración de los misterios submarinos.

Las curiosidades más sorprendentes

La novela «Futility» escrita por Morgan Robertson en 1898 presenta una inquietante similitud con el trágico hundimiento del Titanic en 1912. Ambas historias relatan el naufragio de un lujoso transatlántico en circunstancias sorprendentemente parecidas, siendo lo más destacable que el barco del libro se llamaba Titan.

Curiosamente, la concepción del Titanic y sus dos hermanos, el Britannic y el Olympic, surgió durante una cena celebrada en 1907 en una mansión londinense que hoy en día alberga la embajada de España. Esta anécdota ilustra el origen peculiar de estos emblemáticos barcos que marcarían la historia de la navegación.

El coste total de construcción del Titanic ascendió a unos 7,5 millones de libras de la época, una cifra extraordinaria que refleja la magnitud del proyecto. Esta inversión colosal refleja la ambición y el lujo que caracterizaban al transatlántico.

Entre las curiosidades que transportaba el Titanic se encontraban 76 cajas de «sangre de dragón», una savia utilizada para dar color al barniz y al maquillaje de la época.

Los billetes de pasaje del Titanic reflejaban las diferencias de clase social entre los pasajeros. Mientras que un billete de primera clase costaba alrededor de 86 libras de entonces, uno de segunda clase costaba 13 libras y uno de tercera clase costaba 7 libras.

El Titanic estuvo a punto de colisionar con otro barco, el New York, al salir de Southampton debido a un error en las maniobras de ambos navíos. Este incidente inicial fue interpretado por algunos como un presagio de mala suerte para el viaje.

El periódico de a bordo del Titanic, conocido como el «Atlantic Daily Bulletin», proporcionaba a los pasajeros noticias, resultados deportivos, publicidad y el menú del día. Esta iniciativa evidenciaba el cuidado en los detalles durante el viaje en el barco.

Entre los pasajeros del Titanic se encontraba Dorothy Gibson, una estrella de cine mudo que protagonizaría una película llamada «Saved from the Titanic» ese mismo año. El vestuario utilizado por Gibson en la película fue el mismo que llevó la noche del hundimiento.

Se especula que si el Titanic hubiera chocado de frente con el iceberg, la proa del barco habría quedado gravemente dañada pero el hundimiento habría sido más lento, permitiendo una evacuación más eficaz y posiblemente evitando mayores pérdidas humanas.

Durante el naufragio del Titanic, se aplicó la máxima de «las mujeres y los niños primero», reflejando las normas de cortesía y el código de honor marítimo de la época. Este procedimiento, aunque cuestionado por algunos, fue seguido en el momento de la tragedia.

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