El antiquísimo truco de las abuelas españolas para que los filetes empanados queden más blandos y más crujientes
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Algunos chefs se han atrevido a desvelar sus mejores consejos en la cocina, pero normalmente el mejor truco para preparar la comida lo tiene tu abuela. Eso es lo que ocurre con los filetes empanados.
A veces quedan duros por dentro o el rebozado se despega al freírlo. Si quieres que quede crujiente por fuera y blando por dentro, lo mejor es hacer caso a los trucos de cocina de toda la vida.
No necesitas ni ingredientes raros ni técnicas complicadas. Basta con seguir unos pasos muy concretos antes de empanar y respetar pequeños detalles que marcan una gran diferencia en el resultado final.
El truco de las abuelas que marca la diferencia con los filetes empanados
El secreto comienza antes incluso de empanar. El error más común es llevar el filete directamente del plato al huevo y al pan rallado, sin ningún tratamiento previo.
Según la tradición culinaria de muchas cocinas españolas, lo ideal es marinar los filetes en leche o yogur natural durante al menos una hora.
La leche ayuda a que la carne se ablande de forma natural. Su contenido en proteínas actúa sobre las fibras del filete, haciéndolo más tierno tras la fritura.
Por su parte, el yogur natural aporta un efecto similar gracias a su ligera acidez, que suaviza la textura sin alterar el sabor.
Una vez transcurrido este tiempo, es importante escurrir bien los filetes, pero sin enjuagarlos bajo el grifo. El líquido sobrante debe retirarse suavemente dejando que caiga por sí solo o secando ligeramente con papel de cocina, pero conservando su efecto reblandecedor.
Este primer truco es clave para que el interior del empanado quede jugoso, incluso después de freír.
El consejo para que el empanado se adhiera al filete y quede crujiente
Después de marinar y escurrir, se procede al empanado tradicional. Lo primero es el huevo batido y después el pan rallado. Aquí entra en juego el segundo truco esencial de las abuelas.
Al terminar de pasar los filetes por el pan, hay que presionar bien con las manos. Este gesto permite que el rebozado se adhiera correctamente a la superficie del filete y no se desprenda durante la fritura.
Además, al compactar el empanado, se consigue una capa más uniforme y consistente, lo que se traduce en un crujido mucho más agradable al morder.
Este paso es especialmente importante cuando los filetes son finos o cuando se busca un empanado que no se rompa al cortar. Sin presión manual, el pan queda superficial y tiende a soltarse en el aceite.
El truco final de las abuelas para hacer el filete empanado perfecto
El último detalle clave del truco tradicional está justo antes de llevar los filetes a la sartén. Si tienes algo de tiempo, lo ideal es dejarlos reposar unos 10 minutos una vez empanados.
Este reposo permite que el pan rallado se asiente sobre la superficie y termine de adherirse. De este modo, cuando entren en contacto con el aceite caliente, el empanado no se desprenderá ni formará burbujas irregulares.
Aunque muchas personas se saltan este paso por prisas, esos 10 minutos marcan una diferencia notable, tanto en la textura final como en la presentación.
Piensa que el rebozado debe ser perfecto, ya que la gracia es que quede bien crujiente. Como bien indica Arguiñano, eso también aplica al pescado. El objetivo es que quede, además de crujiente, compacto y dorado.