El Puente Colgante que une Portugalete y Gecho, Patrimonio Mundial, cumple 125 años
El Puente Colgante, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 2006, cumple este sábado 125 años presidiendo la desembocadura del Nervión convertido en un auténtico icono turístico, pero sin olvidarse del fin para el que fue construido: unir ambas márgenes de la ría de Bilbao, entre Portugalete y Gecho.
Los miles de turistas que cada año acuden a contemplar la belleza de esta mole de hierro se mezclan con los usuarios que tienen al puente como un elemento fundamental de su paisaje sentimental y que lo utilizan a diario para moverse de un lado a otro de la ría de Bilbao.
Después de más de tres años de obras, el puente, diseñado por el arquitecto vizcaíno Alberto Palacio Elissaguey, fue inaugurado el 28 de julio de 1893 y se convirtió en el primer puente transbordador del mundo de estructura metálica y ejemplo para los que vinieron después.
El Puente Vizcaya, conocido popularmente como Puente Colgante, se diseñó para unir ambas márgenes sin entorpecer la navegación y funcionó de forma ininterrumpida hasta que en la Guerra Civil fue destruido su tablero, que se reconstruyó para, en 1941, retomar un servicio que ha llegado a día de hoy.
En ese final del siglo XIX, el puente presentó un innovador diseño con cuatro torres de hierro de 61 metros de altura, dos a cada lado, unidas por un travesaño de 160 metros de longitud situado a 45 metros de altura sobre el que se desliza un carretón que sujeta, mediante cables, la barquilla que va de una orilla a otra.
En esa barquilla, pasajeros y vehículos cruzan cada día la ría en un viaje que dura poco más de un minuto entre las localidades de Portugalete y Getxo, que hoy acogen diversas actividades culturales para celebrar esos 125 años de un puente que es un icono turístico de Euskadi.
La directora gerente del Puente Bizkaia, Marta Uriarte, ha destacado a Efe el «orgullo y la satisfacción» que produce ver que el puente sigue cumpliendo «la función para la que fue creado» en 1893, que se encuentre «lozano, brillante y hermoso» y «cada vez sea más visitado».
El número de visitantes que acuden a ver el puente, utilizar sus ascensores panorámicos y subir a la pasarela ha aumentado año a año hasta llegar a los 100.000 en 2017, año en el que, además, trasladó de una margen a otra de la ría a 3,2 millones de personas y unos 500.000 vehículos.
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