Las marionetas no son solo para niños y el festival Titirimundi lleva 30 años demostrándolo

El Circo de las pulgas. Foto: Tititirmundi)
El Circo de las pulgas. Foto: Tititirmundi)

Mover hilos es una expresión que puede significar muchas cosas. Pero durante 5 días al año, en Segovia, la expresión cobra un sentido literal gracias a los maestros titiriteros que visitan el festival Titirimundi, el festival de títeres más sólido e importante del mundo.

Un total de 37 compañías, procedentes de 11 países, conforman esta ventana abierta al mundo del teatro de marionetas. Se trata de una cita ineludible para los amantes de estos seres de trapo, u otros materiales, que bajo los movimientos de hilos de sus dueños enseñan, divierten y ‘actúan’ para un público de todas las edades.

Porque, aunque parezca lo contrario, los títeres no son solo para niños. Este arte de mover marionetas sobre un escenario atrae a miles de personas de todo el mundo. Durante la edición de este 2017, Titirimundi acogió a cerca de 50.000 personas ávidas por conocer nuevas compañías de marionetas y nuevos espectáculos con títeres.

Uno de los países a los que siempre mira el festival Titirimundi es Rusia: país privilegiado por potentes tradiciones del arte del títere que representan una de las mayores aportaciones a la historia del teatro de títeres contemporáneo. Desde allí llegó gran parte de la programación del festival segoviano, Teatro TEHb y su “ambulancia teatral” con La Enciclopedia de los dragones; uno de los principales maestros rusos en la técnica de los hilos, Victor Antonov y su Circo en los hilos, y una conferencia sobre las artes de la marioneta en Rusia.

Desde Francia, impulsando la renovación y la modernidad de las artes de la marioneta, el Carrusel d ́Andrea, emblema ya de Titirimundi. Un fantástico tiovivo hecho de forma artesanal que durante esos días atrae tantas miradas como el acueducto que lo acompaña a sus espaldas.

el Carrusel d ́Andrea. Foto: Titirimundi
el Carrusel d ́Andrea con el Acueducto romano de Segovia de fondo. Foto: Titirimundi

Continuando con los ya emblemas de su programa, el cual lleva 30 años organizándose, cabe destacar El circo de las pulgas. Espectáculo onírico que tras sus diminutas fieras concentran una enorme combinación de emoción, fantasía e ilusión. Esto puede formar un perfecto resumen de la esencia del festival.

Uno de los platos fuertes de esta edición, ‘El juego de las pequeñas cosas’, la exposición del artista francés Gilbert Legrand, esculturas a partir de objetos cotidianos que son todo un alarde de maravillosa, originalidad, poesía y desbordante humor. Cabe destacar la emoción e impresión compartida por sus visitantes que formaban corrillos comentando y alabando la creatividad e ingenio de su creador.

Al Legrand no hay objeto que se le resista. Sin duda es el maestro del Upcycling… Donde el resto de mortales ven simples bisagras, tijeras, manillas, brochas, sierras, perchas, un grifo, un embudo, un cepillo, un bote de lejía, un sacacorchos, él consigue ver un mundo de posibilidades. Objetos cotidianos que, en sus manos, terminan tranformados en habitantes del fantástico cosmos de este genio nacido en París que vive y trabaja en Toulouse desde hace 20 años. Así es ‘El juego de las pequeñas cosas’, la imaginativa exposición que en esta edición ha traído a Segovia Titirimundi, privilegiando la mirada y la sonrisa del espectador, y que aún se podrá disfrutar hasta el 18 de junio en el Torreón de Lozoya. Una manera de extraer la cara más divertida y dotar de alma a aquellos objetos que nos rodean diariamente y que Titirimundi insta a visitar antes de que se termine.

Gilbert Legrand con algunas de sus creaciones. Foto: Titirimundi
Gilbert Legrand con algunas de sus creaciones. Foto: Titirimundi

La compañía Aïe, aïe, aïe, con su espectáculo ‘Mi amor y mi conejito’ resaltan con una idea particular en la creación y ejecución del espectáculo en el que utilizan figuras de porcelana de lo más kitch para crear unos 45 minutos de originalidad.

La compañía Aïe, aïe, aïe. Foto: Titirimundi
La compañía Aïe, aïe, aïe. Foto: Titirimundi

Con un balance que alcanza los 48.000 visitantes, Titirimundi sigue transformando la ciudad y calando en su público porque a pesar de sus recortes su estrategia más imbatible es que «apunta directamente al corazón».

Espectáculos de gran potencia visual, como es el caso de la compañía Non Nova, en escenarios únicos y característicos de la ciudad. Iglesias románicas, patios castellanos y calles empedradas se convierten en escenarios abarrotados que hacen aún más mágico este gran evento teatral y cultural.

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