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María Dueñas: “No entro en polémicas con los intelectuales que ni me han leído ni me van a leer”

María Dueñas
María Dueñas. @Planeta

Escritora. María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 1964) es una mujer agradable y, además, muy elegante. Contesta con precaución, pero con mucha franqueza. Sira (Planeta), su última novela, ya es un best seller o un éxito de ventas, como ustedes quieran, aunque eso le cierre a veces las puertas de la crítica cultural considerada súper intelectual. “No me quita el sueño, no entro en polémicas con intelectuales que ni me han leído ni tienen intención de hacerlo”.

Charlamos del divorcio, de las suegras y del amor entre diferentes clases sociales. Pero, al menos para mí, lo mejor de todo es hablar con ella de las actuales modas alrededor de la maternidad porque Dueñas es una mujer seria. “¿Seria? Bueno, me cuesta serlo, pero hay tonterías que ni las tolero ni las aguanto”, concluye.

¿Qué opina de los intelectuales que hablan con desdén de los autores de best sellers como usted?

No me tomo sus críticas o actitudes como un desprecio, aunque sí que es verdad que existe un cierto prejuicio por parte de otros escritores, también por parte de lectores o algunos periodistas culturales. Pero, bueno, creo que es minoritario y, además, no es una cosa que me quite el sueño, aunque no me gustan ese tipo de prejuicios. Es que, si te digo la verdad, no merece la pena ni entrar en polémicas sobre esto, se trata de gente que no te ha leído y que tampoco tiene intención de hacerlo. Yo soy bastante racional, así que espero que las cosas me las argumenten siempre, pero, ¿cómo puedes opinar sobre mis libros sin leerlos? Sus palabras no se sustentan. Hay prensa cultural que no habla de mí, que mi nombre no lo han citado nunca y hacen como que no existo. Sencillamente hay que convivir con ello, nada más.

¿Recuerda la primera crítica o la primera vez que se habló en prensa de usted?

Pues sí, claro que sí. No era una crítica, sino una persona que habló de forma espontánea de mi primer libro –El tiempo entre costuras– que no me conocía de nada y fue Eduardo Torres-Dulce, el que fuera Fiscal General del Estado, en el programa Cowboys de medianoche que hoy está en EsRadio, pero que en aquel entonces estaba en Cope.

Pero, ¿qué me comenta?

Sí, sí. ¿Conoces el programa?

¡Claro que sí! Me encanta, además. Garci es mi favorito y mi vecino, eso también. (Reímos)

Bueno, pues contó Torres-Dulce que un domingo se acercó a El Corte Inglés a comprar comida preparada y al pasar por la zona de libros compró el mío porque hablaba del Protectorado de Marruecos y a él le interesó. Se lo llevó, pero sin tener ni idea de quién era yo. Ésa fue la primera reacción pública y espontánea a mi libro, jamás lo olvidaré. Cuando lo escuché, pensé que me daba un paro cardiaco. (Risas)

Pero, ¿no la invitaron a ir un día de charla?

Sí, sí. ¡Fui como dos semanas más tarde de aquello! Pensé: “Madre mía, aquí estoy con estos señores tan importantes, sabios y lúcidos”. Fue como mi bautismo de fuego.

Cuando el éxito estalla con ‘El tiempo entre costuras’ tiene usted alrededor de 45 años, ¿no? ¿La gestión de un éxito como aquel se hace mejor con 40?

Es mejor pasados los 40 años, yo creo. En ese momento no era una veinteañera, sabía perfectamente lo bueno y lo malo del éxito. A veces no das más de ti, no llegas y estás cansada; pero también es una sensación muy gustosa porque la gente se acerca a ti con aprecio, cariño, respeto.  A ver, ¡no es un éxito molesto! A mí nadie me conoce por la calle, raramente me paran. ¡No es el éxito de un cantante o un actor!

Un asunto que trata en la novela y que es real como la vida misma es la relación entre nuera y suegra. Habrá mucha gente que se sentirá identificada.

(Ríe) En mi caso, no. Mi suegra era estupenda y nunca se metía en nada. Creo que es un conflicto mítico, un choque de trenes que tiene a un hijo entre dos mujeres a las que quiere. En el caso de Sira y su suegra, además, todo se agrava porque vienen de dos mundos diferentes y clases sociales distintas, eso hace que les cueste comunicarse. Olivia, la suegra, tiene muchos prejuicios hacia una española que no tiene ni dinero ni un buen apellido. Para ella no es una mujer digna de su hijo, pero al final la tiene que aceptar como pasa desde que el mundo es mundo.

Suegras que quieren millonarias o buenos apellidos para sus hijos y ellas son burguesas venidas a menos.

Eso es muy propio de algunas personas con dinero, más en los años 40 y 50, aunque afortunadamente hemos avanzado y tenemos la mente más abierta.

¿Cree que eso en el amor actual ya no se lleva? No sé, no sé…

Estamos más relajados, somos más tolerantes, ¿no? Piensa que hace años las parejas de dos clases sociales diferentes apenas se daban, así como las parejas interraciales que ¡eran inexistentes! O piensa que en España no nos podíamos divorciar, por ejemplo, y aunque en Inglaterra sí que podías, las mujeres quedaban estigmatizadas para siempre.

40 años se cumplen este 2021 de la legalización del divorcio en España.

Exacto. Y en este sentido pienso: ¿Cuánta infelicidad habrá causado el hecho de no poder divorciarte de alguien que no quieres o no te conviene?

Muchísima, claro. Hay personas que se divorciarían, pero terminan rindiéndose y conformándose por diversas razones.

Sí, te quedas anclado. Sobre todo antes, cuando no podías dejar a tu marido o tu marido a ti. Muchas personas han tenido que tragarse su infelicidad hasta el final.

Tus mujeres de ficción siempre son listas, espabiladas.

A mí me gusta mucho la gente lista en general. Aunque, como decía Gomaespuma, hay gente que es muy lista para los estudios y muy lista para los recados. Bien, pues mis mujeres son listas de recados, fuertes hasta que se les pone a prueba con un obstáculo de vida fuerte. No quiero crear superheroínas, sólo son personas que tienen una vida y que un día, por diferentes razones, ¡salta por los aires! Primero se derrumban, se fracturan y luego se levantan. Me interesan las mujeres con coraje, no las heroínas.

Eso me lleva a preguntarle sobre muchas mujeres actuales que han sido madres y que por el hecho de serlo, cuidar de sus hijos o amamantarles creen que son heroínas. No dudo de la dureza de la maternidad, pero se dan una importancia por el hecho de serlo que a mí me desespera.

Estoy absolutamente de acuerdo contigo.

Francamente, madres ha habido siempre, no sé si son necesarios los movimientos de madres modernas, heroínas o estupendas.

Así es. Siempre se ha salido adelante sin estas cosas, pero creo que son modas, ¿no? Yo escucho a veces historias alrededor de la maternidad que me sorprenden, termino levantando las cejas pensando: “¿De verdad?”. Tampoco veo necesario que el salón se convierta en un jardín de infancia sólo porque haya un niño en la casa. Pero, bueno, no sé, yo debo venir de otra escuela, de una casa con ocho hermanos, una madre que trabajaba… Yo siempre he trabajado, tengo hijos y la familia lejos, nadie me ha ayudado y he tenido que organizarme yo sola. Y así, como yo, hay millones de mujeres, pero bueno, allá cada cual.

Dice que es muy mandona, pero, ¿le gusta que le manden?

Me gusta que me manden bien. Es decir, si lo que me dicen que tengo que hacer tiene sentido, es inteligente y está fundamentado, lo hago encantada. ¡Pero eso pasa tan pocas veces! (Ríe)

Tiene pinta de ser muy seria.

Bueno, ser seria me cuesta, pero digamos que soy seria porque hay tonterías que ni las tolero ni las aguanto.

@MaríaVillardón

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