Manuel Escribano indulta al bravo «Cobradiezmos» en una tarde histórica
Eso le pasó este miércoles a Manuel Escribano en la Maestranza de Sevilla. El torero de Gerena, a 30km de la capital andaluza, protagonizó uno de los momentos que todo matador de toros ansía, y que en muchas ocasiones no llegan a vivir: indultar a un toro.
En una tarde en la que compartía cartel con Morenito de Aranda y Paco Ureña (que salió a hombros), el diestro andaluz erró con la espada en su primer toro. Su segundo, «Cobradiezmos», de la prestigiosa ganadería Victorino Martín, le llevaría a la gloria.
Salía de toriles un morlaco de 562 kg con el número 37 en el costado y cárdeno de capa. A éste le recibe Manuel Escribano a porta gayola. Empezaba bien. Era «Cobradiezmos» un toro bajo, muy armónico, con cuello y con los pitones ‘tocaditos’ hacia arriba para adquirir esa seriedad marca de la casa. Un toro bravo. El toro.
Tras pelear bravamente en los tercios de varas y banderillas, llegaba el momento de la verdad. Y como momento de la verdad que se preste, Escribano se llevó al ‘Victorino’ al centro del albero.
Humillaba de sobremanera «Cobradiezmos» por ambos pitones con codicia y entrega. Con un toro de mucho recorrido y clase, el maestro andaluz lo supo llevar y ‘ayudar’ a mostrar sus lindezas.
Fue antes del momento destinado al estoque cuando la plaza, la Real Maestranza de Sevilla, se puso en pie y ondeó sus pañuelos blancos al viento, suplicando por el perdón a un toro que pasará a la historia, un toro que se recordará durante mucho tiempo. Un toro bravo.
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