La moda presenta sus mejores propuestas en Madrid Fashion Week
Los creadores Juan Vidal y Ana Locking se sienten libres, pequeños héroes que hacen lo que quieren, lo que les sale de las entrañas para vestir a una mujer onírica, controvertida, que brilla en la noche con vestidos cuajados de sensualidad, según lo visto este sábado en la tercera jornada de la pasarela madrileña.
Las siluetas relajadas y fluidas, junto con las transparencias, orquestan el nuevo trabajo de Juan Vidal, quien ha dirigido su colección hacia la noche. «Me he dejado llevar, me he sentido muy libre, he trabado con el capricho», explica a Vidal, Premio Nacional de Moda al mejor diseñador 2015.
Inspirándose en la actriz porno Linda Lovelace, este valenciano propone vestidos de fiesta con patrones envolventes, «de corsetería» en tejidos tan sensuales como tul, lamé, lentejuelas, charol o estampado de leopardo.
«Quiero magia, quiero soñar, quiero divertirme», expresa Juan Vidal, que con un ejercicio de introspección vuelve a sus orígenes y retoma el negro, un color que le ha dado «muchas alegrías».
Vidal viste a la mujer de dentro hacia afuera, desde la ropa interior hasta el abrigo, pasando por vistosos vestidos adornados con metros y metros de cinta de raso.
La línea que separa las propuestas de día y de noche es mínima, se diluye de tal manera que presenta un vestido azul muy nocturno con un plumón deportivo revestido de brillos eléctricos, dando un nuevo significado al uniforme de la noche.
Libre también se siente Ana Locking, que lucha contra viento y marea, para hacer prendas que brinden libertad, «propuestas abiertas para que cada uno marque su propio estilo», explica esta diseñadora que considera que los vestidos de noche al uso están «trasnochados».
Oníricos son los estilismos de noche, en los que propone vestidos largos de plumeti conjuntado con una cazadora bomber y aderezado con cinturones de cuero. «Un vestido de noche con una americana masculina sobre los hombros me parece superelegante», dice Locking.
Juvenil y pegado al ritmo que marca la calle son las propuestas que día de Ana Locking, en las que se han visto vestidos góticos, minifaldas de lentejuelas combinadas con jerséis de punto o pantalones «glitter» con americanas.
También propone sudaderas con la imagen del Pato Donald, una colaboración que ha emprendido con Disney y con la que quiere rendir un homenaje a todos «los héroes anónimos que luchan día a día con la rutina de esfuerzo, de tenacidad».
Más que para la noche, el trabajo de Juana Martín está ideado para «bodas, bautizos y comuniones», aunque en pasarela la diseñadora cordobesa mantiene su esencia y defiende el volante y folclore andaluz. «Nos reinventamos cada temporada, sin perder el ADN», desvela.
Y en esta ocasión ha traído a la pasarela madrileña «Redemptio», una colección basada en la cultura del luto, «un ritual impuesto que nada tiene que ver con el dolor interno de la persona», cuenta Martín.
Y como la colección habla de luto, arranca en negro con tejidos opacos. Poco a poco, con texturas mas sugerentes, se introduce el gris y el blanco para aliviar la rigidez. Por último, llega el color con hermosos bordados en tonos amarillos.
Más clara y luminosa, incluso para la noche, ha sido la colección de Ion Fiz, quien recurre a la belleza y la elegancia de Catherine Deneuve para construir prendas con estampados tridimensionales.
Cerró el desfile, en el que también hubo punto, con una mini-colección de novias, uno de ellos realizado en tul de seda con tiras rasgadas y no precisamente, blanco, sino negro, como la noche.
Por la mañana, Amaya Arzuaga trabajó el patrón hasta crear volúmenes suspendidos y siluetas que gravitan con la intención de crear una moda de arquitectura espacial.
Mangas jamón asimétricas y tul transparente adornan muchas de la prendas que conjunta con medias de cuero troqueladas con láser e importantes tacones.
Relajada y armoniosa fue la propuesta de Iñaki y Aitor Muñoz, dúo creativo de Ailanto, que propusieron fluidos vestidos de aire folk con canesús y volantes, pantalones de talle muy alto que parecen faldas o pichis rectos en patchwork, prendas que se acompañaban de vistosos collares a modo de tapiz.
El pantalón fue la pieza más importante de Moisés Nieto, aunque también ha expresado la feminidad de la mujer a través de minivestidos que dibujan la silueta al ritmo de los volantes y el contraluz de los encajes.
Miguel Becer, alma de la firma ManéMané, reinterpreta las prendas de la abuela en versión contemporánea, con un toque transgresor.