Gabriel García de Oro, filosófo : «Nuestro niño interior está silenciado, debemos dejarlo salir»
Algunas como ‘La empresa Fabulosa’, ‘Éxito’, ‘La vuelta al año en 365 cuentos’ o ‘Érase una vez’. Muy pronto sacará un nuevo libro , Taller de Storycoaching, y ahora mismo tiene entre manos un proyecto de lo más innovador que en unos días saldrá también a la luz: Una plataforma llamada Fantástica Storytelling School donde a través del aprendizaje de cómo narrar tus vivencias, tus historias, puedes llegar a entenderte mejor, conectar con tu niño interior, con tu esencia.
¿Estamos necesitados de construir nuestra vida con relatos?, le preguntamos al autor. «Más que necesitados creo que el ser humano se relaciona con la realidad a través del relato. Porque, en definitiva, entendemos el pasado en forma de relato, nos explicamos quién estamos siendo en el presente en forma de relato y nos proyectamos al futuro en forma de relato también. Esta es, precisamente, la tesis de mi próximo libro. Es el poder de las historias al servicio de nuestro crecimiento personal. De nuestra forma de entender el mundo y entendernos a nosotros en él.Tener esa narrativa bien construida nos permite estar en el mundo de la mejor manera posible».
García del Oro es un filósofo que cree que la filosofía no sirve para nada pero sirve para todo. «Todo debe acumularse y servir para algo. Todo es sumar, sumar y sumar. Un fin, un objetivo, una meta. Claro, desde esta perspectiva, la filosofía no sirve para nada, no sirve a ningún fin ni sirve a ningún poder. Eso sí, la filosofía puede servirnos a nosotros mismos para ampliar nuestro mundo, nuestra manera de mirar, de asombrarnos. Ensancha nuestras capacidades estratégicas y nuestra capacidad de entender y entendernos. Pero no, no sirve para nada en el sentido de rendimiento tangible».
«Supongo que por el día a día, las responsabilidades y una falsa concepción de lo que es “crecer”, muy ligada a dejar atrás al niño interior y alcanzar un estado de falso autocontrol, nuestro niño interior está silenciado». Y cuando lo dejamos salir, explica el autor, «sale la creatividad, la pasión por la vida, el amor por la naturaleza. Sucede que nos divertirnos y ¡nos re-creamos! Deberíamos darnos permiso para conectar con nuestra infancia, ¡seguro que nos iría un poquitín mejor a todos!», concluye.