Ángel Téllez da un recital en Toledo y sale a hombros con Eugenio de Mora y Toñete
El diestro Ángel Téllez cosechó este domingo un triunfo rotundo de cuatro orejas en la tarde de su presentación como matador de toros en su tierra, Toledo, y salió a hombros junto a Eugenio de Mora y Toñete, que pasearon dos trofeos cada uno.
Parece que no fue hace tanto, pero han pasado quince años desde que a Eugenio de Mora se le ocurriera organizar una corrida a beneficio de la asociación de lesionados medulares, y tres lustros más tarde se ha convertido en un fijo dentro de la nutrida programación de festejos solidarios de la región castellano manchega.
El organizador y alma máter del festejo abrió plaza para vérselas con un castaño que tuvo tanta clase como falta de fuerza, por lo que el trasteo no llegó a tomar altura. Mató al primer intento de entera desprendida y la primera oreja de la corrida fue a su esportón.
Y otra se llevó de su segundo por una faena de profesional en la que no apretó el medido fuelle de su oponente, que se vencía por el derecho pero que tuvo un buen pitón izquierdo si no se le intentaba ligar, pues al repetir se caía al estar, aparentemente, dañado de atrás; y así lo hizo el toledano. De uno en uno le sacó varios naturales notables. Además recetó la mejor estocada de la tarde.
A Toñete le correspondió en primer lugar un ejemplar de preciosas hechuras que embistió con el temple de un carretón, lo que propiciaba, a priori, un toreo al ralentí, que surgió solo ocasionalmente. Pero los carretones tienen el inconveniente de la falta de emoción, a no ser que dé gusto verte torear de salón y, de momento, no es el caso.
La oreja concedida vino sustentada en el aseo con el que anduvo, y una estocada entera trasera y caída, sí, pero al primer intento.
Otro carretón pareció el quinto, por lucir un viaje templado, casi gateando, aunque salpimentado por derrumbes que impidieron apretarle a su matador por abajo. En su lugar lo condujo con suavidad -y a fe que con gusto en ocasiones- hasta completar una faena muy digna rematada de media arriba que le abrió la otra hoja de la puerta grande.
El toledano Ángel Téllez hacía el primer paseíllo como matador de toros en la plaza de su capital, y se destapó con dos largas cambiadas de rodillas. Una declaración de intenciones para alguien que hace una semana que tomó la alternativa.
El de Mayalde, al que tanto solo se le dio un leve picotazo, tuvo transmisión en las cuatro tandas de derechazos que aguantó en la faena de muleta brindada a su paisano Eugenio de Mora. En ellas Téllez ejecutó un toreo de planta firme, corte vertical y estoico, sin vender nada. Fue una pena que el toro se apagara cuando tomó la izquierda, ya cerca de tablas.
Un espadazo levemente desprendido le granjeó dos primeras orejas que corta como matador de toros en Toledo. Pero no fueron las últimas.
El ansia de triunfo le traicionó -de manera casi comprensible- en el sexto, con un recibo capotero explosivo tras el cual el toro pareció algo mermado, a lo que tampoco ayudó el quite por saltilleras ejecutado en los medios. Aunque claro, cualquiera frena a alguien que acaba de doctorarse y que tiene que ganarse los contratos a sangre y fuego.
Con el toro bastante apagado fundamentó el trasteo en la mano izquierda, de uno en uno, dando los frentes sin moverse un ápice y conduciéndolo hasta el final con garbo y apostura. Lo mató decorosamente a la primera y de nuevo el doble trofeo fue a sus manos, erigiéndose en el gran triunfador del festejo; el de su presentación en la preciosa ciudad imperial. Ojo.
FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Conde de Mayalde, bien presentados.
Eugenio de Mora, oreja y oreja.
Toñete, oreja y oreja.
Ángel Téllez, dos orejas y dos orejas.
La plaza registró media entrada.
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