Valencia

Detenido por el ataque a 7 frailes del monasterio de Gilet al grito de «soy Jesucristo y os voy a matar»

Un hombre agredió brutalmente a los religiosos del monasterio de Valencia y dejó 7 heridos, uno de ellos en estado crítico

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Paula M. Gonzálvez

La Guardia Civil ha detenido a un hombre por el ataque de este sábado a los religiosos del monasterio de Santo Espíritu del Monte (Gilet, Valencia). Tras saltar la valla, un varón agredió de forma brutal a siete frailes al grito de «soy Jesucristo y os voy a matar». Los habría golpeado con un bastón, un báculo y una botella de cristal. De hecho, en un principio se dio por muerto a uno de los clérigos franciscanos. Más tarde, fuentes de la investigación aclararon que éste se encuentra en estado crítico. La Benemérita ha localizado al presunto autor, de 46 años, en un piso okupado.

El asalto al monasterio se saldó con 7 heridos. Tres de ellos -varones de 57, 66 y 95 años- fueron trasladados al hospital de Sagunt por traumatismos o contusiones. Por otro lado, un SAMU trasladó a otro de los frailes, de 76 años, hasta el Hospital Clínico de Valencia. Presenta traumatismo craneoencefálico y su estado es grave. La víctima es fray Juan Antonio, al que en un principio la Guardia Civil y el Arzobispado dieron por muerto.

El agresor utilizó objetos contundentes que encontró en el monasterio, a su paso, para agredir a los religiosos, un ataque «con ensañamiento y alevosía», según fuentes cercanas, que llevaba a cabo «en nombre de Dios», exclamó: «¡Soy Jesucristo y os voy a matar a todos!».

La Benemérita inició la búsqueda este sábado y, finalmente, logró localizar al hombre durante la madrugada, momento en el que lo arrestaron. Los agentes lo han trasladado a los calabozos del cuartel de Puçol.

Se trata de un hombre de 46 años al que la Guardia Civil encontró en un piso okupado de la localidad del Puerto de Sagunto. Es, además, consumidor habitual de tusi (también conocido como cocaína rosa) y cocaína, según adelanta Las Provincias.

El alcalde de Gilet, Salva Costa, ha afirmado que en el pueblo no saben «nada» del detenido: «Todo el mundo se ha sorprendido porque no era conocido ni en la casa ni por parte de la gente». El primer edil ha expuesto que en el Monasterio de Santo Espíritu «nunca habían visto» una situación así porque es «un sitio de espiritualidad», un lugar «tranquilo» en el que «sólo viven siete padres franciscanos» y al que puntualmente acude «gente a preparar oposiciones y a ejercicios espirituales»: «Es una cosa que es impensable, aquí siempre tiene las puestas abiertas todo el mundo. Además, la obra que hace esta gente -los religiosos- está totalmente volcada con los más necesitados», ha reconocido.

El Ayuntamiento de Gilet ha agradecido a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado su «enorme trabajo». Este sábado, el Consistorio pidió a la población «calma y tranquilidad» y aseguró que durante toda la noche «y hasta que haga falta» varias patrullas de la Guardia Civil buscarían «al artífice de este acto tan atroz».

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Entrada del monasterio del Santo Espíritu en Gilet. (FOTO: EFE)

«Estaban en su habitación»

«Con profunda sorpresa y dolor hemos recibido esta mañana la noticia de que una persona perturbada ha entrado en el convento de Santo Espíritu del Monte y ha ido agrediendo a los hermanos que estaban en su habitación, con la intención -según le escucharon- de matar a los frailes», detalló en un comunicado el provincial de los franciscanos de la Inmaculada Concepción, Fray Joaquín Zurera Ribó, OFM.

Además, aclaró que «a excepción de fray Antonio Ivars Solbes, que estaba en la huerta, y fray Federico Allara Aragó, que estaba en la capellanía celebrando misa», el resto de los hermanos fueron «agredidos de forma violenta»: «Las primeras (y confusas) noticias que nos han llegado hablan de un perturbado que ha arremetido a palazos contra los frailes, al grito de que actuaba en nombre de Dios», relató.

La institución religiosa ha condenado la agresión al tiempo que se ha unido «al sufrimiento de los hermanos (…) con las lesiones en el cuerpo y el dolor en el alma por lo vivido».

Han pedido también en sus oraciones «por el agresor», para que «sea consciente del daño y capaz de rectificar un comportamiento para nada propio de la condición humana».

Este suceso ha servido, detallan, para pedir a «todos los hermanos estar más atentos para evitar que puedan entrar en las fraternidades personas que puedan ocasionar daños de cualquier tipo» y, así, «cuidarse mutuamente». La comunidad religiosa, en general, ha trasladado su consternación por lo ocurrido.

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