El primer virus gigante descubierto en Finlandia deja perplejos a los científicos: podría cambiar todo


Hasta hace poco, pensar en virus gigantes parecía materia exclusiva de estudios en climas templados. Sin embargo, un hallazgo reciente en Finlandia ha demostrado que estos enigmáticos organismos también habitan en regiones más frías. Científicos de la Universidad de Jyväskylä han logrado aislar por primera vez un virus gigante en territorio finlandés, al que han denominado Jyvaskylavirus. Este descubrimiento no sólo amplía el mapa de distribución de estos virus, sino que también aporta claves valiosas sobre su papel en los ecosistemas del norte de Europa, una zona que hasta ahora se consideraba poco explorada en términos de diversidad viral.
La investigación, fruto de una colaboración internacional, logró caracterizar la estructura y el genoma de este nuevo virus, que muestra similitudes con otros hallados en Francia, particularmente los conocidos Marseillevirus. Esta relación genética sugiere conexiones evolutivas aún no comprendidas del todo. Además, la presencia del Jyvaskylavirus confirma que los virus gigantes, aquellos tan grandes como algunas bacterias, podrían desempeñar funciones ecológicas mucho más relevantes de lo que se suponía, especialmente en ambientes de suelo y agua dulce del norte.
Un virus gigante emerge del suelo finlandés
En un experimento diseñado para analizar virus ambientales, investigadores finlandeses mezclaron muestras de suelo con cultivos del protozoo Acanthamoeba castellanii.
Esta especie de ameba es utilizada habitualmente como «trampa» para detectar virus gigantes, ya que suele ser su huésped preferido. Fue entonces cuando apareció el Jyvaskylavirus, un virus con un diámetro aproximado de 200 nanómetros, lo que lo convierte en un organismo viral considerablemente más grande que muchos otros, incluyendo el virus de la gripe o el SARS-CoV-2, causante del COVID-19.
El hallazgo es significativo por varias razones. En primer lugar, demuestra que la diversidad de virus gigantes no está limitada geográficamente a regiones templadas. Hasta ahora, la mayoría de los virus gigantes identificados provenían de Sudamérica y del sur de Europa. Su presencia en Finlandia obliga a replantear las ideas previas sobre su distribución y adaptabilidad.
A diferencia de los virus convencionales, el virus gigante tiene una estructura más compleja y un genoma mucho más amplio. En algunos casos, puede llegar a medir hasta 500 nanómetros y contener más de 1000 genes. Esto lo sitúa en una zona gris entre virus y organismos celulares, ya que algunas de sus funciones genéticas recuerdan a las de bacterias y arqueas.
Desde su descubrimiento a principios del siglo XXI, estos virus han revolucionado la virología. Su capacidad para infectar amebas y posiblemente otros microorganismos los convierte en actores clave dentro de la cadena trófica microbiana. De hecho, estudios recientes sugieren que los virus gigantes podrían influir directamente en la dinámica poblacional de microbios en su entorno, actuando como reguladores naturales.
El Jyvaskylavirus, como otros virus gigantes, infecta amebas, organismos unicelulares que habitan suelos, sedimentos y aguas dulces. Aunque diminutas, estas amebas cumplen una función ecológica crucial al regular poblaciones bacterianas. Por tanto, cualquier organismo que influya sobre las amebas (como un virus) indirectamente modifica todo el ecosistema microbiano.
La existencia del Jyvaskylavirus en suelos nórdicos sugiere que estos virus podrían tener un papel subestimado en la biodiversidad del suelo. Al infectar y eventualmente destruir a sus huéspedes, los virus gigantes liberan nutrientes al medio, aceleran ciclos biogeoquímicos y mantienen el equilibrio entre especies microbianas. Es decir, estos virus cumplen una función similar a la de depredadores en ecosistemas más visibles, como lobos o leones en la sabana africana.
Un pariente lejano de los Marseillevirus
Uno de los aspectos más intrigantes del descubrimiento es la similitud genética del Jyvaskylavirus con los Marseillevirus, un grupo de virus gigantes hallado por primera vez en Francia. A pesar de estar separados por miles de kilómetros, ambos comparten secuencias genéticas similares, lo que sugiere una posible ascendencia común o rutas evolutivas conectadas por migraciones microbianas antiguas.
¿Cómo llega un virus con parientes franceses al suelo finlandés? Una posibilidad es que estos virus hayan estado presentes desde hace milenios en diferentes hábitats, pero hasta ahora simplemente no se habían detectado. Otra hipótesis plantea que podrían haberse desplazado a través de corrientes de agua, animales migratorios o incluso mediante procesos atmosféricos. Cualquiera sea el caso, esta conexión genética indica que los virus gigantes tienen una historia evolutiva mucho más compleja y global de lo que se pensaba.
Este hallazgo, realizado con técnicas avanzadas como microscopía electrónica y secuenciación genética, abre nuevas puertas en la comprensión de los virus gigantes y su papel en los ecosistemas. Aunque estos virus no representen una amenaza directa para los humanos, su estudio podría ofrecer avances significativos en biotecnología, desde terapias génicas hasta tratamientos para enfermedades resistentes.
A medida que se descubren más virus en regiones inexploradas, nuestra comprensión de los ecosistemas microbianos y su influencia en el equilibrio natural sigue creciendo. El Jyvaskylavirus es sólo el comienzo de una exploración que podría revelar secretos ocultos sobre la evolución de la vida en la Tierra y el papel fundamental de los virus en la naturaleza.
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